Posible duro castigo para los acusados de robar inyectores en Renault
Los cinco acusados del robo de más de 5.000 inyectores a lo largo de 2016 en la Factoría de Motores de Renault en Valladolid, dos de ellos trabajadores por aquel entonces en dicha fábrica, podrían ser condenados a penas que oscilan entre los seis y cinco años de cárcel, según los escritos de acusación formulados por la compañía del rombo y la Fiscalía vallisoletana a los que tuvo acceso Europa Press en fuentes jurídicas.
De los cinco encausados, A.J.C.M, L.V.G, R.S.S. y los ciudadanos de origen marroquí A.J. y M.A, compartirán banquillo inicialmente en un juzgado de lo penal, en fecha aún por determinar, los cuatro primeros, ya que el quinto continúa en paradero desconocido y no podrá ser juzgado hasta que sea detenido.
En su escrito de calificación, la acusación pública interesa para todos ellos penas de cinco años de cárcel por delito continuado de robo, así como el pago, conjunto y solidario, de una indemnización por importe de 255.942 euros en favor de Renault, que, personada como acusación particular, eleva a seis años la petición para los tres procesados españoles y rebaja a cinco y medio la solicitud para el marroquí A.J, junto con el abono entre todos ellos de 285.164 euros.
Contra todos ellos, el Juzgado de Instrucción número 6 de Valladolid dictó auto de imputación por el robo sistemático de inyectores detectada desde primeros de 2016 en la Factoría de Motores de la compañía del rombo en Valladolid, de la que desaparecieron más de 5.000 de estas piezas por valor superior a los 255.000 euros gracias a la presunta participación directa de dos operarios de la misma.
Se trata de los entonces operarios de Renault A.J.C.M. y L.V.G, ambos de nacionalidad española, así como del también español R.S.S. y de los ciudadanos de origen marroquí A.J. y M.A, el último de ellos en paradero desconocido desde que se descubrieron los hechos y, además, investigado también por delito de tráfico de drogas.
La multinacional automovilística fue la que a través de su representante legal interpuso denuncia el 11 de noviembre de 2016 en la Comisaría de Delicias para hacer constar que desde el día 3 de febrero de ese año, fruto de distintos inventarios de piezas realizados, se había venido detectando la desaparición de inyectores de su stock que cifró en un total de 5.068, de ellos 3.126 unidades valoradas en 48,22 euros y otras 1.942 con un valor por unidad de 54,36 euros.
Dichos inyectores, que por su forma se asemejan a un puro pero son algo más grandes, se utilizan para el montaje de los motores R9 fabricados en la Factoría de Motores de Renault en Valladolid, sita en el número 19 de la Avenida de Madrid, que se hallaban almacenados en la nave 3 y cuyo valor global, según la estimación realizada entonces, se elevaba a un total de 255.942,84 euros, lo que había producido para la empresa "una gran pérdida".
Captados en las cámaras de seguridad
El cerco sobre los investigados fue posible gracias a las cámaras de seguridad existentes en los accesos a la fábrica que detectaron el día 12 de febrero de 2016 la entrada en las instalaciones de dos sujetos sospechosos al producirse tal acceso por una puerta con poco tránsito de trabajadores, así como por el corto espacio de tiempo que permanecieron en ella y su posterior salida portando varias mochilas.
Las imágenes de las cámaras de seguridad visionadas permitieron a la Policía Nacional identificar plenamente a los dos sospechosos. Uno de ellos era trabajador de la propia factoría, A.J.C.M, ya despedido a raíz de estos hechos, y otro ajeno a ella, R.S.S, ambos conocidos en círculos policiales por pertenecer al mundo delincuencial y haber sido detenido en otras ocasiones anteriores.
Los dos serían detenidos quince días después, concretamente el 26 de noviembre, fruto del dispositivo de vigilancia montado por la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional tras localizar inicialmente su presencia a bordo de un turismo, propiedad de A.J.C.M, en las inmediaciones de una de las puertas de acceso a la fábrica, y pillar más tarde a éste y a R.S.S. cuando ambos abandonaban las instalaciones portando mochilas en las que llevaban 360 inyectores.
Entre las pertenencias del segundo de ellos, ajeno a la factoría, los agentes le ocuparon una tarjeta de acceso a la fábrica perteneciente a otro trabajador de la empresa, S.B.G, si bien en su caso las diligencias fueron sobreseídas ya que en su día alegó que había perdido dicho plástico identificativo y lo había denunciado a un superior, como así ha quedado acreditado.
Las investigaciones policiales permitieron descubrir que el robo de inyectores lo venía realizando inicialmente A.J.C.M. ayudado por otro trabajador de Renault, el también investigado L.V.G, quien a raíz de tener que ingresar en prisión en octubre de ese año por tráfico de drogas fue sustituido en su cometido por R.S.S, persona totalmente ajena a la fábrica.
Estas tres personas, como así queda reflejado en el auto judicial a tenor del 'volcado' de la información contenida en el teléfono móvil de A.J.C.M, actuaban siguiendo las instrucciones de los ciudadanos de origen marroquí A.J. ('Asis') y M.A. ('Morad'), quienes les pagaban por sacar las piezas de la factoría para su posterior venta en otros puntos de España y Marruecos. De hecho, 'Asis' enviaba buena parte del material a un cuñado que regenta en su país un negocio vinculado al sector automovilístico.
El único de los cinco que permanece fugado es el marroquí M.A, en cuyo domicilio de Arroyo de la Encomienda fueron hallados en enero de 2017 cerca de 12 kilos de hachís y más de 80 gramos de cocaína con un valor global que supera los 66.000 euros, junto con algunos de estos inyectores sacados de forma ilegal de la factoría de Renault.
Más piezas de la fábrica fueron localizadas tras sendos registros practicados en el domicilio del marroquí 'Asis' en Palencia, así como en un trastero en Valladolid capital que utilizaba como depósito de la mercancía robada.