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La historia refuerza el optimismo del Real Valladolid

30 diciembre, 2018 11:37

El Real Valladolid consiguió la permanencia en Primera el 87 por ciento de las veces que acabó el año con al menos 20 puntos. Ahora, a escasos días de que el 2018 expire, supera esta cifra redonda con 21.

Guarismos para el optimismo, para no restar un ápice de fe en el desempeño del equipo. No obstante, y por mucho que los números digan que el equipo comandado por Sergio González ocupa la senda correcta hacia la permanencia, la historia reciente también nos muestra que no hay lugar para la relajación.

Y es que, desde que los partidos ganados se cuentan de tres en tres (temporada 1995-1996), el Real Valladolid ha jugado 14 temporadas en Primera División. En ocho de ellas llegó al parón de Navidad con 20 puntos o más. En tan solo una de estas ocho, la 2003-2004, los más de 20 puntos no le fueron suficientes para mantener la categoría.

En aquella campaña, Fernando Vázquez dirigió al Real Valladolid hasta la jornada 34, aunque en las diecisiete fechas previas a fin de año el equipo cosechó 24 puntos que le situaban momentáneamente en el décimo puesto de la tabla clasificatoria. Sin embargo, la buena dinámica se truncó en 2004 y en los últimos cuatro partidos Antonio Santos se hizo cargo del equipo para intentar cortar la hemorragia. No hubo tiempo suficiente y el Real Valladolid descendió con 41 puntos.

En cuatro temporadas se salvó la categoría con menos de 20 puntos

Una mirada al pasado que puede servir de aviso, de razón para la cautela. Sin embargo, fueron cuatro las temporadas en las que el Real Valladolid llegó al parón navideño sin haber sobrepasado los 20 puntos y acabó manteniéndose en la mejor Liga del Mundo. Ocurrió en las ligas de 1995-1996, 1998-1999, 2000-2001 y 2007-2008.

En el año 95, la puntuación de los encuentros varió y las victorias empezaron a valer tres puntos en vez de dos. Aquella fue la temporada de los 22 equipos y el Real Valladolid, dirigido por Rafa Benítez tomó las uvas como colista y 13 puntos en su casillero. El otrora técnico del Valencia, Liverpool o Newcastle abandonó el cargo tras la fecha vigesimotercera y Antonio Santos volvió a hacer de técnico interino antes de que Vicente Cantatore cogiese de nuevo las riendas. El equipo remontó el vuelo y al final de temporada obtuvo 47 puntos.

El caso de la campaña 1998-1999 puede verse como más regular dado que el calendario dispuso solo 15 jornadas antes de final de año y, por aquel entonces, los hombres de Sergio Kresic ocupaban la decimoquinta posición con 18 puntos en su zurrón. Acabaron el curso con 48 puntos y en el duodécimo puesto de la tabla clasificatoria.

Dos años más tarde, en la 2000-2001, el equipo que entrenaron Pancho Ferraro y Pepe Moré, después, también se fue a las vacaciones de Navidad con 18 puntos cosechados tras 16 jornadas y también como decimoquintos. Concluyeron la campaña con 42 puntos (decimosextos).

El último precedente con esta casuística (permanecer en Primera tras obtener menos de 20 puntos antes del parón) data de la temporada 2007-2008. El equipo dirigido por José Luis Mendilibar logró 18 puntos en 17 jornadas, pero mejoró sus prestaciones y finalizó la temporada de su regreso a Primera en la decimoquinta posición y con 45 puntos.

El Pucela descendió en dos de las seis veces que no llegó a 20 antes del parón

Por el contrario, son dos las ocasiones en las que el Real Valladolid descendió a Segunda División (2009-2010 y 2013-2014) tras no alcanzar los veinte puntos antes de Nochevieja, algo que se ha producido en un total de seis temporadas desde la 1995-1996.

El 2009 echaba el telón con el Real Valladolid, también dirigido en esas fechas por Mendilibar, undécimo, pero con 16 puntos tras quince jornadas disputadas. Tras las vacaciones navideñas pasaron por el banquillo Onésimo Sánchez y Javier Clemente, pero el conjunto blanquivioleta no pudo revertir la dinámica y acabó bajando de categoría con 36 puntos.

Mismo desenlace para la 2013-2014, la última que el Real Valladolid jugó en Primera a excepción de la presente. Después de diecisiete jornadas disputadas, el Real Valladolid de Juan Ignacio Martínez tan solo sumaba 15 puntos y marchaba decimoséptimo unos diez días antes del 31 de diciembre. Al igual que en el anterior descenso, los 36 puntos de la jornada 38 no fueron suficientes.

Permanencia lograda en siete de las ocho campañas con más de 20 puntos
Pero. para concluir en clave positiva, cabe recordar otros años con números similares a los de este y en los que salvó la categoría, incluso con mucha holgura, como en la 1996-1997, en la que el Real Valladolid consiguió uno de los hitos más importantes de su historia de la mano de Vicente Cantatore: se clasificó para la Copa de la UEFA al acabar séptimo con 64 puntos. En la jornada 17 ya poseía 26. Al año siguiente, el Real Valladolid contaba con 20 en la jornada 18 y finalizó el curso con 50. Undécimos y con el croata Sergio Kresic como máximo responsable del primer equipo.

En la 1999-2000, por su parte, estuvo cerca de repetir hazaña europea bajo la batuta de Gregorio Manzano. Se sumaron 20 puntos en las primeras diecisiete jornadas y al acabar el curso se lograron un total de 53 que situaron a los vallisoletanos en el octavo puesto de la clasificación. Años más tarde, con Pepe Moré como comandante en jefe y por dos temporadas consecutivas, el equipo consumó el objetivo de la permanencia tras sumar más de 20 puntos antes del parón (22 en el 2001 y 24 en el 2002).

José Luis Mendilibar y Miroslav Djukic dibujaron trayectorias similares. El primero, y en la 2008-2009, consiguió que el equipo acumulase 23 puntos en las 16 primeras jornadas (octavo) y certificó la salvación con 43 puntos, los mismos que obtuvo el Real Valladolid tres años más tarde bajo la dirección del técnico serbio, aunque en esta ocasión alcanzó el descanso de Navidad con un punto menos que el equipo de Mendilibar (22).

Precedentes, todos ellos, que invitan al optimismo para el 2019. Los 21 puntos que el Real Valladolid de Sergio González se ha embolsado hasta la fecha confieren un colchón de seguridad importante. No obstante, y por mucho que los números sean halagüeños, no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo.