El jurado del crimen de Nava considera al acusado autor de un homicidio imprudente
El joven Sansón F, juzgado en la Audiencia de Valladolid como presunto autor de la muerte a navajazos del novio de su madre, Juan José C, en septiembre de 2018 en Nava del Rey, ha sido declarado autor de un delito de homicidio preterintencional o imprudente, es decir que el resultado excedió la intención real del acusado.
Los miembros del jurado, que el miércoles recibieron el objeto del veredicto después de que el martes quedara concluso con la práctica de la prueba pericial y la presentación de los informes de las partes, se han pronunciado ya este viernes a última hora para dar por acreditado que Sansón F. dio muerte a la víctima sin intención de quitarle la vida, tan solo de herirle, y que el incidente se produjo en el transcurso de un forcejeo entre ambos en el que no se considera acreditado que el joven arrebatara la navaja a su oponente.
Los miembros del jurado distinguen dos fases en el forcejeo, una en la que Sansón estuvo agarrado al filo de la navaja y manos del fallecido y otra en la que, aun sin hacerse con el arma, la dirigió al cuello de Juan José C. con ánimo de herirle.
El hecho de que no aparecieran huellas o restos biológicos del acusado en el arma homicida ha sido esgrimido por el jurado para no dar por probado que Sansón llegara a arrebatar el arma a su contendiente.
El veredicto del jurado determina que se trata de un homicidio preterintencional y descarta, fundamentalmente, la tesis del asesinato mantenida por las acusaciones particulares.
El fiscal y las acusaciones particulares habían solicitado para Sansón 12 y 25 años de cárcel, respectivamente, el primero por homicidio y los letrados de la familia de la víctima por asesinato, mientras que la defensa había pedido un fallo absolutorio, al tratarse de un homicidio por imprudencia con la concurrencia de legítima defensa, y, alternativamente, interesaba entre uno y dos años para el caso de que se aplicaran las atenuantes de provocación o arrebato.
A tenor del veredicto, recogido por Europa Press, las partes se han tomado media hora de receso para modificar o mantener sus calificaciones.
De este modo, el proceso judicial quedará visto para sentencia, la que dictará posiblemente la próxima semana el magistrado presidente de la sala teniendo en cuenta lo declarado como probado por el jurado popular.
A lo largo del juicio, el encausado, que tan solo declaró a preguntas de su letrado, mantuvo que la muerte de su padrastro, un hombre al que definió como muy "agresivo", machista y maltratador de su madre, se produjo accidentalmente en el forcejeo que ambos mantuvieron en plena calle, después de que la víctima sacara de forma sorpresiva una navaja de grandes dimensiones, tipo 'Curro Jiménez', tal y como apuntó uno de los testigos, y tratara de matarle.
El joven, que vivía con su padre en Medina del Campo, relató que aquel fin de semana se trasladó a Nava, en plenas fiestas, para visitar a su madre, que por aquel entonces mantenía una relación con el fallecido.
Así, siempre según su versión, la noche del 7 al 8 de septiembre de 2018 salió de copas con su padrastro hasta que en un momento dado éste le pidió que volvieran a casa, trayecto en el que a eso de las 07.20 horas, como así ha mantenido Sansón, la víctima "se metió una raya de coca" --las pruebas toxicológicas sólo hallaron alcohol en su organismo-- y "se volvió loco", para acto seguido sacar la navaja y tratar de acometerle tras llamarle "maricón de mierda", improperio que le soltó después de que le recriminara por el trato que daba a su progenitora.
"Sacó una navaja, me llamó maricón y de repente comenzó a tirarme navajazos", alegó el joven, que, según dijo, se aferró a la hoja del arma, de forma que ésta quedó asida por los dos contendientes y se inició entonces un forcejeo en el que Juan José C. recibió hasta cinco heridas a la altura de la cabeza, una de las cuales, mortal y de 7 centímetros de profundidad, penetró en su yugular y provocó su muerte por hemorragia en pocos minutos.
El acusado alegó en que en ningún momento arrebató la navaja a su oponente, frente a lo que sostienen el fiscal y las acusaciones, pero no supo explicar con certeza cómo se produjo la herida mortal. "Yo veía mucha sangre pero pensé que era la mía", justificó Sansón, quien tras la refriega huyó del lugar, acudió a casa de su madre para contarle lo sucedido y cogió un coche con el que poco después tuvo un accidente al salirse de la carretera.
Su versión, sin embargo, fue desmontada en el juicio por los forenses judiciales que realizaron la autopsia y que calificaron de "imposible" que Juan José C. recibiera el navajazo en un mero forcejeo, aseveración que basaron en la trayectoria de la herida y el hecho de que la misma se produjo por detrás del cuello, con lo que, a su entender, lo más factible es que el acusado llegara a arrebatar la navaja al fallecido y le acometiera con ella, tal y como atestiguarían también las lesiones de defensa que presentaba el padrastro en varios dedos de la mano izquierda, con pérdida incluso de las yemas.
El hecho de que en el mango del arma no aparecieran células epiteliales de Sansón lo explicó a posteriori un miembro del Departamento de Biología del Servicio de Criminalística del Instituto Armado, quien apuntó la posibilidad de que los restos de sangre de Juan José C. hallados en la navaja pudieron "enmascarar" el perfil genético que el encausado pudo dejar en el mango, explicación que, en cambio, no ha sido tenida en cuenta por el jurado.
Otros dos peritos de la defensa, sin embargo, sostuvieron la versión del forcejeo dada por el encausado, en el sentido de que dieron credibilidad a una escena en la que víctima y procesado estuvieran agarrados por las manos y el filo de la navaja oscilara entre ambos.
De hecho, los dos expertos calificaron de "inusual, atípica" la herida que alcanzó al fallecido por detrás del cuello, una lesión que, como así coinciden ambos, "no es la típica que lleva a cabo alguien que quiere matar a otro de forma intencional, sino que es más compatible con un forcejeo en el que la víctima la pudo recibir al perder el equilibrio y caer al suelo".
El veredicto emitido por el jurado da más credibilidad a la pericial de presentada pro la defensa y descarta que la muerte de la víctima fuera fruto de un asesinato o de un delito de homicidio doloso en el transcurso de un forcejeo entre el joven, que el día de los hechos contaba con 18 años, y el entonces novio de su madre, de 49 y padre de cinco hijos.