Todo por sus padres
Cristina Martín Agüera, vallisoletana de 23 años, compartía a través de su cuenta de Twitter la pasada semana la difícil situación por la que están pasando sus padres, Rosario y Agustín, con una carnicería ubicada en el barrio de la Rondilla que atesora más de 20 años de historia.
“Gente de Twitter de Valladolid. Esta es la carnicería de mis padres y la cosa les va un poco mal. Yo loes ayudo económicamente pero no puedo con sus gastos y los míos. Si pudiérais ayudar a diffundir a ver si cosiguen más clientela os lo agredecería. Están en La Rondilla. RT please”, escribía esta hija para echar un cable a sus padres.
Cristina asegura que la idea “se le ocurrió porque alguna vez ha sido participe de la solidaridad de la gente en redes sociales cuando alguien necesitaba algo” añadiendo que no creía que pudiera llegar a hacerse viral”. “Cuando llevaba 20 retuits ya estaba muy emocionada pero cuando alcanzó los 500 apenas pude dormir de la emoción y hasta tenía ganas de llorar por la solidaridad de la gente”, asegura.
Los padres le han dado las gracias por “intentar dar visibilidad” a una situación que “esperan que cambie” y Cristina añade que con su publicación además de esa visibilidad quería “hacer ver a la gente de la zona que los pequeños comercios precisan de la ayuda de la ciudadanía”.
La Carnicería Agustín Martín Sanz, ubicada en la calle Soto, 6 del barrio de La Rondilla suma más de 20 años de historia, aunque antes trabajaban en la Carnicería del Hipereco, lo que ahora es el Gadis, y han visto como sus clientas, persona que la mayoría compraban en dicho supermercado poco a poco se han tenido que ir, esto sumado a la situación por la pandemia provoca que el negocio esté pasando por un mal momento.
“Ahora, con el COVID, se tiende a comprar por Internet y a través de grandes cadenas. Esto influye mucho. También tiene que ver mucho el cierre de la hostelería ya que trabajábamos con bares que ahora no compran al estar cerrrados”, añade Cristina.
El negocio se ha adaptado para que todos los clientes compren bajo las medidas de seguridad sanitaria oportunas establecidas por el Gobierno, reforzando las redes sociales como Instagram o Facebook y poniendo en marcha el reparto a domicilio con pedidos a través de WhatsApp.
Nuestra entrevistada asegura que sus padres afrontan la situación “con resignación y mucha preocupación por el negocio y la economía familiar” y que aseguran que la situación podría aliviarse “con la vuelta al funcionamiento de la hostelería” y “dándonos cuenta de que las tiendas de los barrios se mueren”.
“El futuro es incierto. Yo intento hacer todo lo que está en mi mano para que a mis padres les vaya bien pero quien decide son los clientes y sin ellos los negocios mueren. Espero que con esta petición de ayuda desesperada, gente de la zona lo haya visto y se animen a ir a comprar, para que poco a poco la carnicería remonte y mi padre se pueda jubilar”, finaliza Cristina en declaraciones a NoticiasCyL Valladolid.
Un precioso gesto que pone de manifiesto, una vez más, lo mal que lo están pasando los pequeños negocios por culpa del coronavirus.