El Hospital Río Hortega de Valladolid se olvida, poco a poco, del coronavirus
El Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid desmontará la carpa exterior que daba cobijo al triaje de Urgencias después de casi 19 meses tras instalarse con motivo de la llegada de la pandemia para evitar el contacto entre los pacientes que llegaban con síntomas compatibles con COVID y aquellos que presentaban patologías de otro tipo, como ha informado Europa Press.
Próximamente comenzarán los trabajos para desmontar esta carpa, que ha tratado de cobijar del frío en invierno y del calor en verano al personal sanitario que realizaba este triaje en varias casetas de obra instaladas junto a la tradicional entrada a las urgencias de este centro hospitalario.
Hasta el momento había dos triajes, un "pretriaje externo" --éste que por ahora dejará de funcionar-- y otro interno, así como un doble circuito en el hospital, para los pacientes "respiratorios" --con COVID o síntomas compatibles con la enfermedad--, y el que se utiliza para otras patologías o urgencias.
Ahora también desaparecerá este doble circuito, han informado a Europa Press fuentes sanitarias, aunque manteniendo las medidas de precaución que aún se mantienen ante el COVID.
En el caso del montaje que se realizó fuera se dejarán las casetas que hay en el exterior por si fuera necesario volver a usarlas, en caso de "revertir" la situación favorable de la pandemia que hay actualmente, y montarse de manera inmediata la infraestructura. Asimismo, se mantiene un box para pacientes "respiratorios" en urgencias.
Trabajo en pandemia
Esta zona de urgencias se instaló el 13 de marzo de 2020 y se desmontará tras casi 19 meses que han sido un ir y venir de celadores, personal de enfermería y de admisión y el lugar donde a los pacientes se les realizaban una serie de preguntas sobre el motivo de acudir a urgencias para su posterior derivación a la zona de "respiratorio" o a la ordinaria, todo ello a lo largo de esta pandemia, en la que al inicio no se tenía mucho conocimiento de cómo se contagiaba o afectaba la enfermedad a las personas.
La instalación ha funcionado tanto de día como de noche y en ella los trabajadores, muchos de ellos contratados para el refuerzo tras la llegada del SARS-Cov-2, han tenido que sufrir los rigores del frío y el invierno, aunque para intentar mitigarlos las casetas cuentan con aire acondicionado y calefacción.
Ahora, en situación de "riesgo controlado" tras haber ido bajando de fases y llegar a una incidencia acumulada inferior a 50 casos por cada 100.000 habitantes en Castilla y León y en Valladolid, este triaje deja de funcionar, algo que deja patente la despedida que algún trabajador ha dibujado con esparadrapo en una lona transparente en la que se puede leer: "¡Adiós caseto!".