Día grande para Valladolid, Castilla y León y España. La primera piedra de la fábrica que la empresa india Switch Mobility va a instalar en la ciudad ya está puesta. Un acto que consiguió que tanto el Gobierno de España, como la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento se hayan puesto de acuerdo en que cuando las administraciones trabajan juntas, los frutos son siempre muy buenos.
El día empezó en la Plaza Mayor de Valladolid. Allí, un autobús de Switch sirvió para hacer una foto de familia en la que tanto la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, el presidente de la Junta de Castilla y León en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, y el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, mostraran su satisfacción por un trabajo bien hecho entre todos que servirá para que se generen 2.000 puestos de trabajo directos y otros 5.000 indirectos, con una previsión de 7.000 empleos en una década.
Con ellos, por supuesto, estuvieron la presidenta de Switch Mobility Iberia, Eva Driessen, el CEO de Switch, Andy Palmer, el embajador de la India en España, Dinesh Patnaik, el consejero de Economía y Hacienda en funciones de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones o el subdelegado del Gobierno, Emilio Álvarez.
Todos ellos no disimulaban su alegría y conversaron cordialmente antes de entrar en el Ayuntamiento para hacer una recepción oficial a la ministra, así como para que Andy Palmer les explicara el plan que tienen para su primera fábrica en España y que servirá como punta de lanza para futuras inversiones en Europa.
Esa conversación fue a puerta cerrada, solo para ellos. Aunque no con un discurso muy diferente al que ya ha mantenido en ruedas de prensa anteriores abiertas para todos los medios de comunicación. Y es que Switch tiene en mente entrar también en Estados Unidos en la próxima década, aunque para ello tendrá que posicionarse aún más en el resto del continente europeo, además de en el Reino Unido dónde ya cuenta con una fábrica desde hace unos años.
Tras el encuentro en el centro de la ciudad era el momento de desplazarse hasta la parcela en la que se construirá la edificación dentro “de unos cuatro meses”, tal y como aventuró Puente el pasado miércoles. Con una enorme carpa, un autobús de la empresa y un pequeño rincón para la celebración de un rito hindú, el escenario estaba preparado en la Avenida de Santander, en los terrenos que ocupó antaño la empresa Acor. Todo se esperaba que fuera en un clima de alegría y cordialidad, pero no fue del todo así.
Protestas de los transportistas
Porque en los alrededores esperaban alrededor de cien transportistas que querían mostrar su enfado con la ministra tras sus declaraciones de ayer culpando a la ultraderecha de las movilizaciones, así como de que eran una minoría quienes protagonizaron las protestas. “Somos transportistas, no terroristas” o “ministra dimisión” fueron algunas de las proclamas con las que se encontraron todas las autoridades al llegar al terreno por parte de los trabajadores. Aunque algún pareciera estar un poco despistado al reclamar “los 200.000 euros que ha costado este acto” despilfarrados por el Ministerio, cuando era la empresa la que corría con todos los gastos.
En la parcela fue Eva Driessen la primera en intervenir para mostrar su alegría por el momento que se iba a vivir. “Estoy muy contenta de compartir este momento con todos vosotros”. Lo dijo refiriéndose sobre todo a los representantes de las administraciones a quienes reconoció “su esfuerzo y trabajo para llegar hasta aquí”.
Tras ella fue Dheera Hinduja, presidente de Hinduja Group, -grupo que engloba entre otras empresas a Switch Mobility-, quien tomó la palabra. No se desvió en nada del mismo mensaje y aunque tuvo algunos problemas con los nombres y apellidos de cada autoridad a la que se refirió, agradeció “a Valladolid las facilidades dadas” para la ubicación de su empresa.
Tras cerrar su discurso, llegó el momento espiritual en el que a través de una ceremonia hindú que duró casi media hora, se invocó todo lo bueno y se pretendió expulsar lo malo y negativo que pudiera estar por allí cerca. Una ceremonia que fue la antesala del momento más esperado: la ubicación de la primera piedra. No faltaron los periódicos del día encerrados en una urna de cristal, ni el pedrusco, que como Óscar Puente quiso resaltar para lanzar un guiño a Mañueco “es de Salamanca”, dijo.
Uno a uno fueron lanzando paladas de tierra para enterrar los objetos y servir como prólogo a los discursos del regidor, Raquel Sánchez y el presidente del Gobierno autonómico. Siempre con los abucheos de los transportistas como música de fondo. Sus palabras iban, en todos los casos, dirigidas a reiterar el mismo mensaje: cuando las administraciones trabajan unidas, los resultados son óptimos.
A ello sumaron hablar de que España es referente de la automoción en el mundo, de como este sector se enfrenta a grandes retos en el futuro más próximo o como Castilla y León está abierta a recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que quieran invertir en la Comunidad. Discursos de alegría y satisfacción que, todos ellos, esperan que tengan su continuidad en futuros proyectos que también apuesten por alguna provincia castellano y leonesa. Porque como afirmó Mañueco “lo que es bueno para Valladolid, es bueno para Castilla y León y España”.
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