Lecturas taurinas veraniegas. Capea, Robles, Domínguez: gran cosecha castellana del 72 (III)
Santos García Catalán nos trae una serie de cuatro capítulos dedicados a Roberto Domínguez con motivo de sus 50 años de alternativa
26 junio, 2022 09:56El último de los tres en tomar la alternativa fue Roberto Domínguez. Ocurrió un 20 de agosto de 1972 en el bello coso balear de Palma de Mallorca. De padrino actuó un jovencísimo Manzanares y de testigo Julio Robles. Los astados fueron de Cebada Gago. Domínguez se retiraría veinte años más tarde en Las Ventas (12 de octubre de 1992) tras concederle la alternativa a Oscar Higares.
Sinceramente, he de comentar que, a raíz de la publicación del libro de Cañamero, me decidí a escribir esta serie de artículos veraniegos, incluyendo a Roberto Domínguez por tantas y tantas coincidencias con los dos toreros salmantinos y coetáneos suyo.
“Roberto a secas”
A Roberto lo vengo siguiendo desde mi llegada a Pucela en 1987, coincidiendo con el despegar del diestro pucelano tras unos años de ostracismo. Tuve la idea de escribir su biografía (“Roberto a secas”) a raíz de su fulgurante vuelta.
El libro, a base de Olivetti y sin Word que llevarme al dedo, lo inicié en 1988 y se acabó, de súbito, en 1992 tras la retirada activa del toreo, o lo que es lo mismo: cortarse la coleta sin anunciarlo. “Santitos, me dijo el torero, vete acabando el libro que en octubre me voy de esto”. Así que tuve que darme prisa en recopilar, preparar y ultimar los textos y fotos con la imprenta para que un mes después de su retirada sacar el libro a la luz pública.
Luego vine escribiendo en algunos medios regionales (ABC Castilla y León 2002) sobre los 30 y 40 años de alternativa, además de otros artículos en El Español-Noticias de Castilla y León, hasta desembocar en el medio siglo de su doctorado. Con anterioridad lo hice en 6Toros6.
Desilusiones y abandono temporal del toreo
Son 50 años de su alternativa donde hubo de todo en su carrera que duró 20 años como matador de toros. En lo menos bueno: llegó a tener desilusión en los primeros años por no llegar en su momento a las metas soñadas. En lo mejor: alcanzar una madurez torera que logró en 1990 cuando logró torear 100 corridas de toros esa temporada. Tenía casi 40 años. Había logrado su objetivo.
Retirada y regreso
Unos años antes, en 1986, abandona el toreo y marcha a Inglaterra a “meditar”. “En aquella época, tenía una lucha interior de decir: yo estoy toreando, no consigo el éxito, estoy malgastando mi juventud, malgastando mi sueño, no me compensa este sufrimiento…” Eran palabras del torero a Marta Robles en La Razón en 2012.
Pero Roberto volvió a recordar a su tío, el gran Fernando Domínguez: “No te aburras de esto, es difícil, pero hay que perseverar…”
Una vuelta triunfal en su tierra
Tras volver de Londres, a finales de 1986, hace parada en Zaragoza y saluda a Manolo Lozano quién se ofrece como apoderado (entonces Lozano llevaba a Ortega Cano y esa temporada lo dejaba).
De la mano de Manolo Lozano, y tras una intensa preparación durante el invierno, vuelve en 1987 y pega un zambombazo en su tierra un San Pedro Regalado en una corrida televisada por La 1 de TVE. Lozano le había puesto las pilas y por fin vio la luz, porque a raíz de ese triunfo vinieron más. Y ya no fueron triunfos de paisanaje, fueron auténticos y salidos del alma y de la clase que atesoraba el torero pucelano.
“Torero de media tabla”
Así se denominaba él mismo porque no lograba despuntar en Las Ventas. "De lo que resulte de mis dos tardes en la feria depende el futuro de mi temporada y el poder salir de mi situación de torero de temporada media". Era palabras de Roberto en 1985 Luis Martínez Morcillo en El País.
“El diestro de Valladolid, -escribía Martínez Morcillo- ha demostrado en Madrid su clase torera a través de detalles aislados y, en sus últimas salidas al coso venteño, unas excelentes condiciones de lidiador”. A lo que replicaba Domínguez: "Pero creo que yo soy un torero que puede hacerse notar, además, como artista. Estoy convencido de que puedo conseguir la gran faena que llegue al público de Madrid, que sólo ha visto destellos de mi arte".
Y un año después, desilusionado, se marcha a Inglaterra y abandona el toreo, tal y como hemos descrito anteriormente. Ciertamente, Roberto no llegó nunca a entrar de lleno en Madrid. Gustaba su toreo por esos detalles aislados que ofrecía al público venteño y este siempre le esperaba. Pero nunca tuvo un triunfo sonado. Y luego la espada…
Esa temporada de 1987 hizo el paseíllo en treinta ocasiones, con cuatro actuaciones en Valladolid y otras cuatro en Madrid. Y pisó plazas nuevas. Y se apuntó a las ferias que, según las reglas del toreo, es donde se suma y se le ve el color al dinero. Manolo Lozano había tenido buen tino. La cosa empezaba a funcionar.
1987 Pamplona y “Ojeroso”
Pero Roberto tuvo que pasar algún atragantón que otro si quería llegar donde se propuso. Y uno de ellos fue en los sanfermines de ese año con “Ojeroso”; un toro de Miura que midió 95 cm entre pitón y pitón. Pues a ese toro, que fue portada de Aplausos durante un tiempo por su descomunal cornamenta, Roberto le cortó una oreja en una faena de poder y dominio. La cabeza está en un salón de su finca, y como dato anecdótico añadimos que la citada cabeza tuvo que ser trasladada en un camión porque en un furgón normal no cabía…