Es un caso que ha cambiado la vida de Traspinedo y que ha marcado el año informativo en la provincia de Valladolid. Todo desde esa fatídica noche en la que todos se preguntan qué pasó y de la que se cumplen hoy seis meses, sí, medio año ha pasado ya desde que Esther López desapareció en la madrugada del 12 al 13 de enero.
El cuerpo sin vida de la joven, de 35 años, fue encontrado el pasado 5 de febrero en una cuneta de la N-122 en dirección a la localidad vallisoletana. Un día negro en el lugar y que tiñó de luto el municipio de algo más de 1.100 habitantes que rindió luto a la fallecida ese domingo posterior en un acto cargado de dolor y emotividad.
La autopsia reveló que la joven pudo haber muerto en un lugar distinto al que fue hallado, además, que la etiología de la muerte fue “accidental u homicida por el atropello de un vehículo a motor que circulaba a velocidad media-baja” y atribuyó, además, a un ‘shock’ multifactorial la causa directa del fallecimiento.
Han sido meses en los que el Juzgado de Instrucción Número 5 de Valladolid ha trabajado, como la Guardia Civil, pero parece que el caso está lejos de resolverse. Primero se detuvo a Ramón, también se ha interrogado a ‘Carolo’, e incluso la magistrada interrogó a Óscar, la última persona que habló con la joven en la noche de su desaparición y el que es ahora el principal sospechoso en la causa, aunque ha mantenido su inocencia desde que comenzaran las pesquisas.
“No vamos a parar ni vamos a descansar hasta que su desaparición y muerte sea juzgada”
La prima de Esther López, Cristina, compartía en las últimas horas una carta cargada de dolor y emotividad en la que desde la familia se volvía a pedir justicia y se cargaba contra Óscar, el principal sospechoso y sobre el que se siguen centrando todos los focos tras seis meses de investigación.
“Se cumplen seis meses desde aquel día en el que alguien quiso cruel e intencionadamente dejar que la vida de mi prima Esther se apagara fría y lentamente, minuto a minuto, hora a hora”, asegura Cristina, en una emotiva y dolorosa carta.
La familia sigue luchando para que el caso se resuelva y para que “se haga justicia por la muerte violenta” de Esther. “No vamos a descansar hasta que su desaparición y muerte sea juzgada”, añade y afirman que “estos seis meses han sido los más largos y duros de su vida” y aseguran que “viven con el miedo de salir a comprar y encontrarse con el autor de los hechos”.
“Los meses pasan, la vida sigue, pero nuestro sufrimiento y profundo dolor todavía sigue siendo el mismo que el primer día. Necesitamos que sigáis acompañándonos y pidiendo que se haga justicia para Esther, la chica de la sonrisa infinita”, finaliza la carta.
Fin al “pinchazo” telefónico y el secreto de sumario y giro en la investigación
El pasado 27 de junio la investigación por el caso de la desaparición y muerte de Esther sufrió un gran giro después de que la jueza del Juzgado de Instrucción Número 5 de Valladolid recibiera un informe de Criminalística de la Guardia Civil que concluía que “la pintura del paragolpes delantero del Volkswagen T-Roc no se ajusta con las partículas de color azul del pantalón de la víctima”. El vehículo, el de Óscar.
Un informe que añadía que una vez realizado el estudio, los resultados que se obtenían dejaban ver que “la pintura perteneciente al vehículo no se ajustan en los parámetros estudiados” ya que “presentan diferencias en sus características morfológica” y también en la “composición química y color con respecto a las muestras recuperadas sobre el pantalón de la víctima” por lo que llegan a la conclusión de que “no comparten el mismo origen”.
El conocimiento de este informe, que da un vuelco de nuevo a la investigación, coincidía en el tiempo con la orden de la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid, Soledad Ortega, que lleva el caso de la desaparición y muerte de Esther López, y que ordenaba el cese de la intervención del teléfono de Óscar S, uno de los investigados y amigos de la mujer de Traspinedo, ante la falta de resultados relevantes para la investigación, después de tres meses.
Con esto, la magistrada acordaba acabar con el secreto de sumario sobre la única parte de las diligencias judiciales que permanecía vigente, la relativa al “pinchazo” del teléfono, que aún permanecía reservada para las partes.
La magistrada concluía que, después de tres meses con el teléfono del investigado "pinchado", "ningún dato de interés se ha desvelado que pueda afectar a la presente investigación ya que el citado sospecha, y así lo manifiesta, que sus comunicaciones se encuentran intervenidas y por tanto sólo habla de los problemas que le está acarreando la causa en el negocio de la inmobiliaria, de las noticias que salen en la prensa sobre las diligencias que se están practicando, manteniendo su inocencia, o de cualquier otra cuestión desvinculada de la causa".
“No habléis con nadie. Las abogadas van a hacer ahora sus investigaciones y sus cosas. Las tengo que dar más dinero. No habléis con nadie. Decid que está todo bien y ya está”, decía Óscar S. en una de esas conversaciones con su entorno.
"Indicios suficientes para celebrar un juicio"
“Lo que supone una carga y una ansiedad para la familia es que el autor no confiese los hechos”, aseguraba el pasado 5 de julio Guillermo Ruiz Blay, abogado de la familia de la mujer fallecida en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
El letrado apuntaba que el caso “no está lejos de resolverse” y que “lo conseguirán”, añadiendo que la familia se encuentra a la expectativa de concluir la investigación.
“Existen indicios que, entendidos en el conjunto de la investigación, permiten perfectamente celebrar un juicio y, por tanto, ya no hay pruebas determinantes, sino pruebas que vienen a afianzar lo que ya existe. Hay un tema importante que son las ausencias. Las ausencias de explicación de muchas cosas que son también valorables desde el punto de vista judicial”, finaliza Ruiz Blay.
La investigación continúa. El caso sigue sin resolverse. Y se cumplen seis meses desde la desaparición de Esther, la chica de la sonrisa infinita.