Érase una vez una conejita llamada Alisa que tenía 6 años. Vivía felizmente en Ucrania con su familia. Su papá era abogado y su mamá, diseñadora gráfica. Alisa jugaba con sus amigas, corría, saltaba…hasta que un 24 de febrero de 2022 cambió su vida. Su próspero país fue invadido por el vecino y ella, junto a sus padres, tuvieron que salir en coche para buscar refugio en otro lugar.
Esta historia, basada en hechos reales, es la que Olesia Kotelevska ha plasmado en unas ilustraciones que le sirven de carta de presentación para buscar trabajo en Valladolid, donde junto a su marido Kostiantyn Kotelevskyi, se encuentran desde hace casi tres meses. Tras salir en marzo y llegar a Barcelona, ahora residen en Valladolid. Más de 150 días después de que explotará la guerra entre Ucrania y Rusia, EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León se cita con esta pareja de ucranianos para conocer cómo es el día a día en verano de los refugiados. Como ellos, son muchos los que residen en Castilla y León y que están viviendo el verano más agridulce de su vida.
Para la entrevista hace gentilmente de interprete Yana, traductora de Red Incola. Nos citamos en el Hotel Olid, donde la familia reside hasta que Cruz Roja les encuentre una casa de acogida. “Estamos muy contentos en España y en Valladolid. La gente nos está ayudando mucho. La ciudad nos encanta, hemos elegido buen lugar”, asegura Kostiantyn. La huella de una guerra sigue perdurando día a día en su memoria, pero ahora quieren echar raíces pucelanas. Una ciudad que les está gustando mucho. “Nos encantan los parques, las zonas del río, los museos, la arquitectura de los monumentos, y, por supuesto, la gastronomía·”, comenta el ucraniano.
Él es abogado, pero desgraciadamente padece una enfermedad, esclerosis múltiple, que le impide ejercer. Incluso por este motivo ha podido abandonar su país, de lo contrario la familia se hubiera roto porque hubiera sido reclutado para luchar en la guerra de su país. Ella es diseñadora gráfica y espera poder encontrar trabajo en Valladolid. Porque lo que está claro es que ni pueden ni quieren volver a su país. “No somos emigrantes, nos han obligado a irnos de nuestro país donde teníamos una vida estable. Ahora mismo no sabemos lo que nos vamos a encontrar allí. La vida allí va a cambiar mucho, vamos a necesitar años y años para recuperarnos, preferimos quedarnos aquí, se sincera Kostiantyn. Y es que reconocen que pensaban que la guerra “iba a durar un mes”, pero ahora son conscientes de que se elevará mucho el tiempo. “Si volvemos, viviremos con miedo”, lamenta.
Con ganas de aprender y trabajar
Yana reconoce que las ganas de aprender de esta pareja son “envidiable”, por eso no duda en calificarles como sus alumnos “más aplicados”. Estas ganas de aprender les hacen querer sembrar en España, pese a no poder volver a ver a su familia. En el caso de sus padres han preferido quedarse en Ucrania “son muy patriotas”, apunta él.
Alisa, la conejita protagonista de esta historia, no puede estar presente en la entrevista. No pasa nada, es por una buena causa. Está disfrutando del campamento de verano en el que participa gracias a Cruz Roja. “Ella es feliz”, afirma su madre, que da las gracias a todos los que han hecho posible que en Valladolid tengan “buenas condiciones”. Sin embargo, la duda es qué pasara con ellos a partir de septiembre, ya que pueden ser trasladados a cualquier punto de España.