"Ha sido un año duro, largo y con mucho estrés pero muy divertido. Hemos trabajado mucho, pero podría decir, sin miedo a equivocarme, que ha sido uno de los mejores años de mi vida tras el triunfo en el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas”, confiesa Alejandro San José Birnbaum en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Todo en el pistoletazo de salida del XVIII Concurso Nacional de Pinchos y Tapas y del VI Campeonato Mundial de Tapas que tuvo lugar este lunes, 7 de noviembre, en la Cúpula del Milenio de Valladolid y tras conquistar el Campeonato Nacional el pasado año. Ahora, eso le otorga el privilegio de competir en el Mundial para convertirse en el rey del pincho a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo.
A sus 32 años, y con seis de experiencia en la cocina, Alejandro sigue presumiendo de ‘Salbut Criollo’, un pincho con el que tocó el cielo y que surgió en agosto del pasado año, de vacaciones, cuando viajó a México a visitar a unos amigos y familiares. Una base de maíz en forma de salbut, una tortilla de maíz nixtamilizada e inflada que, cuando comienza a tomar relieve, se tira en aceite muy caliente para que sufle, quede esférico y cruja bien con una parte criolla. Una elaboración clásica con un marinado a base de recado blanco que pasa por ser una mezcla de especias y cítricos y un asado en horno de leña. Se pica muy fina la carne y se rellena rápidamente el salbut. “Además, lleva una mayonesa de chile habanero, un guacamole y cebolla encurtida para darle esos matices curiosos al plato”, nos explica nuestro entrevistado.
El empujón que le dio este pincho a su establecimiento hostelero que lleva por nombre: Habanero Taquería, ubicado en la calle Duque de Lerma de la ciudad del Pisuerga, fue grande. Acababa de abrir cuando se proclamó vencedor y, ahora, no hay fin de semana en el que no se vean largas colas en el lugar.
El conseguir el éxito en el campeonato nacional le ha llevado a buscar la gloria en el Mundial. Entre el martes y el miércoles se lanzará a los fogones. Nos confiesa que va a hacer dos retoques al pincho con el fin de presentarlo de forma diferente, pero “la esencia y el sabor van a ser los mismos”.
Nuestro protagonista “tiene muchas ganas e ilusión por competir en el Concurso Mundial” pero es consciente del nivel existente. “Tengo mucho respeto por mis contrincantes. Espero disfrutar de estos días y si podemos ganar, sería estupendo”, confiesa con una sonrisa de oreja a oreja que deja constancia de esta ilusión citada.
Alejandro pone en valor la importancia que tiene para Valladolid acoger estos dos certámenes. Que la ciudad sea el centro neurálgico del pincho y la gastronomía “es una maravilla”, afirma y añade que “como vallisoletano me siento orgulloso”, finaliza.
La ciudad del Pisuerga vuelve a acoger la fiesta del pincho y los vallisoletanos intentarán, aunque es difícil, igualar el papel del año pasado con Alejandro San José a la cabeza.