Valladolid rinde homenaje, a título póstumo, a José Jiménez Lozano por su “originalidad sin parangón”
El Ayuntamiento de Valladolid ha hecho entrega este sábado de la Medalla de Oro de la ciudad al escritor vallisoletano
17 diciembre, 2022 13:19Noticias relacionadas
El alcalde, Óscar Puente, ha presidido el acto de entrega de la Medalla de Oro de Valladolid, a título póstumo, a José Jiménez Lozano que se ha celebrado en el Salón de Recepciones de la Casa Consistorial. “Son muchos los méritos que atesoraba el insigne escritor y periodista que justifican sobradamente la concesión de esta distinción, tal y como se va a poner de manifiesto durante esta ceremonia” ha comenzado su intervención el alcalde, Óscar Puente, quien ha hecho mención de algunos de ellos en la semblanza que ha dedicado al homenajeado.
José Jiménez Lozano nació en Langa, en la Moraña abulense, el 13 de mayo de 1930. Cursó sus estudios primarios en Langa y Arévalo. Y en Ávila comenzó el bachillerato, que completó en el Instituto Zorrilla de Valladolid. En 1951 inició la carrera de Derecho en la Universidad vallisoletana, y, a la vez, cursó los estudios de Filosofía y Letras en las Universidades de Salamanca y Madrid.
Cultivó una larga amistad con Delibes, prueba de la cual es que el escritor vallisoletano le dedicó su novela “Cinco horas con Mario”, un Mario que, tal como el propio Delibes reconoció en alguna ocasión, estaba en parte inspirado en Jiménez Lozano.
En Valladolid también se ha reconocido la figura de José Jiménez Lozano con anterioridad al homenaje de hoy, como ocurrió en 2010, cuando se dio su nombre al Instituto de Enseñanza Secundaria ubicado en la calle Felipe Ruiz Martín del barrio de Parquesol, centro que el autor de “Memorias de un escribidor” visitó con frecuencia siempre con una “bondad que inspiró su vida y su obra, caracterizada por la riqueza, la complejidad y una originalidad sin parangón”.
Sencillo y discreto
José Jiménez Lozano falleció en Valladolid el 9 de marzo de 2020, pocos días antes de que se decretase en nuestro país el confinamiento por el COVID-19.
Fue un persona sencilla y discreta en su vida privada. Así se refleja, por ejemplo, en este texto perteneciente a su obra Elegías menores, donde reconocía que: “yo querría que se leyesen y se amasen mis libros, pero que se olvidase el nombre de quien los escribió. Y no es que no me importe el afecto o el aprecio de los demás: me importa del todo y es lo que me ayuda a vivir; pero ¡tengo tanto miedo al «yo», a la vanidad, al orgullo, a la estupidez, a la condición de «autor», a la gloria! Aunque no sea más que lo que envejece y madura y le convierte a uno en muñeco, en mortaja; pero también y sobre todo porque el triunfo de un «yo» se hace siempre, como todos los triunfos, con sangre ajena”.