Fue una fábrica de harinas hasta el año 2006. Se trata de un edificio que está declarado Bien de Interés Cultural desde 1991. Se reconvirtió en el Hotel Marqués de La Ensenada y desde el mes de julio de 2018 este emblema patrimonial de Valladolid, que se ubica en la Avenida de Salamanca de la ciudad del Pisuerga, es el lugar que okupa el Centro Social de La Molinera para desarrollar sus actividades.
“Durante 150 años ha sido una fábrica de harinas. Más de diez, el único hotel de lujo de cinco estrellas de la ciudad. Se pudo hacer con las irregularidades que se cometieron al transformar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Esto se juzgó. Hubo una serie de responsables que salieron condenados. Otros fueron absueltos porque los delitos habían prescrito”, confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Darío López, miembro de La Molinera desde su creación allá por el 30 de junio del año 2018.
Nuestro entrevistado confiesa que para los que forman parte de este movimiento social el edificio “era la joya de la corona de la especulación en Valladolid”. Apunta, además, que “recibió ayudas de los fondos FEDER, que da la Unión Europea con el fin de corregir los desequilibrios territoriales, y se los llevó un hotel de cinco estrellas en algo que no deja de ser curioso” y que “fue una financiación público-privada” y “esa modificación del PGOU” la que provocaron que “la calificación de suelo industrial cambiara” para poder convertirlo en hotel.
“Mientras funcionó como hotel fueron cambiando las empresas que lo gestionaban hasta que el 1 de enero de 2017 cerró, de la noche a la mañana. Los trabajadores se fueron sin cobrar varias nóminas, se saqueó y lo dejaron abandonado”, añade el miembro de La Molinera.
Un edificio, calificado como Bien de Interés Cultural, que “cumplía las características” para que el colectivo se asentara allí. “Era la joya de la corona de la especulación. Entramos y nos propusimos cambiar las cosas”, explica nuestra fuente.
El Juzgado de Instrucción número 1 de Valladolid notificaba la semana pasada a las partes el decreto de ejecución de sentencia por el que se condenaba a dos activistas del centro social, por un delito leve de usurpación, y se abría procedimiento judicial de lanzamiento para que los dueños actuales, la sociedad zamorana Zángano Inversiones, se haga con el edificio.
¿Acabará la aventura de más de cuatro años de La Molinera en el Hotel Marqués de la Ensenada en los próximos días? Veremos.
Una okupación y un fin
“En la última campaña que hemos realizado hace unos meses, coincidiendo con los cuatro años, para definirnos, usamos el concepto de ‘La Casa del Pueblo’. Eran los espacios de formación, acceso a la cultura y demás de los obreros en el Siglo XX. Pensamos que somos un centro social al servicio de la sociedad de Valladolid, de sus movimientos sociales, y de la expresión organizada de los mismos, todo con un enfoque juvenil”, nos cuenta Darío López, cuando le preguntamos por lo que es, realmente, La Molinera.
Nace en ese verano de 2018. Nuestro protagonista recuerda la okupación del hotel como “algo muy emocionante” y asegura que decenas de personas colaboran con un proyecto que “pretende generar un espacio de formación, de encuentro y de ocio”, en ese lugar en el que se ubicaba el Hotel Marqués de la Ensenada para desarrollar “todo tipo de actividades de carácter lúdico, formativo e informativo”.
Desde el centro social afirman que la mayoría de la sociedad vallisoletana “entiende lo que hacen” y “ve con simpatía su proyecto”. Afirman que “miles de personas” en estos cuatro años y medio desde su nacimiento “han pasado por los talleres, eventos y charlas llevándose una grata impresión de la labor del movimiento social”.
De hecho, siguen desarrollando, esta semana, actividades de manera convencional con el deporte, el teatro o las presentaciones de documentales entre otras acciones.
La Justicia da un toque
Y siguen con estas actividades a pesar de que el Juzgado de Instrucción Número 1 de Valladolid notificaba el decreto de ejecución de sentencia condenando a dos miembros de La Molinera por un delito leve de usurpación. También abría procedimiento judicial de lanzamiento para que los actuales dueños, Zángano Inversiones, se hagan con el inmueble. El juez daba un plazo de cinco días, desde recibir la notificación, para salir del centro social de forma voluntaria a los que allí se encuentran.
“Todo esto viene del 21 de marzo del año pasado. Ahí es cuando se produce el primer intento de desalojo que fue irregular. No fue contra el colectivo ni la Asamblea de La Molinera, que está en ese espacio, sino contra los antiguos propietarios. Nosotros no recibimos notificación alguna”, asegura nuestro entrevistado.
Añade que la Policía “se presentó en casa de los detenidos y les dio una citación para ir a comisaría” y allí fueron detenidos para posteriormente ser puestos en libertad. En un principio, explica, se iban a presentar cargos contra ellos “por usurpación y coacciones” pero el juez “no vio que existiera coacción” y finalmente fueron condenados por usurpación en una resolución ratificada por la Audiencia Provincial de Valladolid. No cabe recurso contra ella en ninguna instancia española, pero, desde el colectivo, barajan la idea de “acudir a las instancias europeas”.
Preguntado nuestro protagonista por si los miembros de La Molinera podrían ser desalojados en los próximos días asegura que “es una posibilidad”. “Desde la asamblea de La Molinera hemos transmitido que consideramos que la decisión es ilegítima, antisocial e inmoral. Estamos dispuestos a defender el espacio con las consecuencias que tenga”, explica.
Dar guerra
Ya lo explicaron en la rueda de prensa de la semana pasada pero lo cierto es que desde el movimiento social no van a poner las cosas fáciles. Aseguran que “hacer lo correcto siempre merece la pena”, pese a las consecuencias que pueda tener y apuestan por “poder mantener un pulmón democrático para la ciudad de Valladolid” con el fin de que organizaciones, colectivos y demás desarrollen sus acciones en ese espacio de la Avenida de Salamanca de la ciudad del Pisuerga.
“Siempre hemos defendido que el plan, de la A a la Z, pasa por mantener La Molinera. Vamos a pelear como gato panza arriba para mantener nuestro proyecto. Para nosotros, la mejor solución sería seguir autogestionando. Si no fuera así, que pudiera caer en manos públicas porque es un Bien de Interés Cultural”, defiende, para concluir con un “si va a caer en manos privadas, mejor que esté en públicas”, y hace un llamamiento para que esta joya sea de la ciudad.
Pase lo que pase, asegura, será “un aprendizaje para Valladolid”. Además, el colectivo sigue apostando por ‘La Panera’, una despensa solidaria que ayuda ya a 50 personas, unas 15 familias. “Estamos entregando toda la comida por si se produce el desalojo”, añade nuestro protagonista.
Un conflicto, en una joya patrimonial de Valladolid, que habrá que esperar para saber cómo se resuelve. De momento, han convocado, tras la asamblea de este jueves, una manifestación en defensa de La Molinera para este sábado 28 de enero, a las 19.00 horas, y que partirá desde la Plaza Zorrilla de Valladolid, y tienen cita en Zamora este sábado.