Existen plazas de toros en Castilla y León con una singularidad especial. Es el caso de la conocida como Plaza del Coso, o 'Corro de los Toros', declarada Bien de Interés Cultural en 1999, en el municipio vallisoletano de Peñafiel. Una plaza diferente en la que, sobre todo, las paredes frontales de las casas se mantienen como hace muchos años y, para el visitante, parece un viaje en el tiempo.
Este espacio urbano, que data de la Edad Media, se utiliza para ofrecer festejos de toros en las fiestas de San Roque. Situada a los pies del Castillo, tiene forma de rectángulo y sus lados están compuestos por 48 casas construidas con piedra y tapial. Estas construcciones tienen de una a tres alturas, con burladores de piedra algunas de ellas. En cuanto a su simetría, al coso se accede por dos entradas, una al norte y otra al oeste. Tiene una extensión de 75x46 metros, con 3.500 m2 de superficie.
No obstante, lo verdaderamente característico son las balconadas, que vienen de los siglos XVIII y XIX, de estilo arabesco a base de molduras de madera. En los mismos se encuentra lo que se conoce popularmente como 'servidumbre de balcón', que sirve para disfrutar del espetáculo, taurino o de otra índole, en primera línea y, como es de esperar por el lugar, con las mejores panorámicas.
Considerada como una de las primeras plazas mayores de España, tiene la singularidad que, a diferencia de las otras, en la misma no existe casa consistorial alguna, ni iglesia ni otros edificios públicos característicos. Sino que la misma se construyó para ofrecer diversos tipos de espectáculos, como fueron en la Edad Media las justas y los torneos y, ya en nuestros tiempos, para organizar diversos festejos taurinos, como encierros, capeas o corridas.
Ya en las fiestas de Nuestra Señor y San Roque, a mediados del mes de agosto, por cierto, declaradas de Interés Turístico Regional, se construye el ruedo en el interior del recinto, donde se sueltan las reses en el estilo propio del municipio. Así, es curioso observar un toro dentro del ruedo y otro por la parte de fuera, entre este y las fachadas.
Y, finalmente, otra curiosidad, ya reflejada en el 'balcón de servidumbre', que permite disfrutar de los festejos patronales desde las balconadas de la plaza de toros, aunque no se sea propietario, el derecho lo tiene el balcón.
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