El año pasado, José Luis Martínez Tristán, dueño del histórico bar de Valladolid: La Ferroviaria, que se ubica en la calle Estación de la ciudad del Pisuerga, contaba a EL ESPAÑOL de Castilla y León que padecía un cáncer de pulmón y que iba a empezar a tratarse con el fin de recuperarse.

A sus 62 años, hará 63 en el mes de mayo, el de Cuenca de Campos, que reside en la localidad vallisoletana de Arroyo de la Encomienda, sigue luchando un año después de comenzar con el tratamiento. Lo hace con esa fuerza y ese optimismo que le caracterizan. Sin cesar en su empeño de intentar curarse.

Lucha a un lado, José Luis está de enhorabuena y sopla velas. Su negocio cumple, ni más ni menos, que 120 años. Lo hace presumiendo de historia. “Quiero seguir viendo cumplir años a mi local. La Ferroviaria lo es todo para mí”, confiesa nuestro entrevistado.

Una dilatada historia

“En el primer registro oficial, La Ferroviaria figura como tienda de vinos, telas y ultramarinos. Tenía diez habitaciones, pozo y bodega. Se habla de habitaciones, pozo y bodega porque el concepto de hostelería que tenían antes era diferente. Esta referencia data de, ni más ni menos, que 1865”, asegura nuestro protagonista.

Todo hablando de su establecimiento hostelero. “En el año 1903 Luciano Álvarez, un leonés, lo abre como bar”, nos continúa explicando. Primero fue posada y luego, por tanto, cambia de denominación a lo que conocemos hoy en día. En este 2023 sopla, ni más ni menos que 120 velas siendo historia de Valladolid.

[La lucha contra el cáncer de un conocido hostelero vallisoletano]

Nuestro entrevistado, que suma 45 años en el duro mundo de la hostelería, cogió las riendas de este local en el año 1989. Lleva 34 primaveras como regente del mismo. “Espero que el negocio siga funcionando como hasta ahora y yo pueda verlo muchos años más”, explica este gran profesional del sector.

Por los jóvenes y no tan jóvenes, que se desplazan hasta el lugar para tomarse su cerveza o pasar una tarde agradable en buena compañía, sobre todo los viernes y sábados, no va a ser.

Un cáncer que lo cambió todo

“Tenía dolores desde octubre del año 2021. La esperanza de vida, cuando me detectan el cáncer de pulmón en estadio cuatro con metástasis ósea, no era ni de un año. Estoy algo débil, pero con fuerza. Mi familia me ha apoyado mucho y también la gente de la calle. Es increíble el cariño que me tienen. Voy andando y cada 50 metros alguien me para. Estoy muy agradecido”, asegura José Luis, emocionado.

En enero de 2022 fue cuando le diagnosticaron ese fatídico cáncer contra el que lucha con la mayor de las fuerzas. Aunque la Seguridad Social, en un primer momento, no le detectó nada. Se puso en contacto con la oncóloga jefa de la Clínica Anderson de Madrid y rápido comenzó el tratamiento.

Me programaron un PET/TAC a los dos días y me hicieron dos biopsias, de fémur y mandíbula. Apenas una semana después vieron que tenía cáncer de pulmón. Entré en un ensayo clínico en fase 1, que no había sido probado en humanos, y hasta hoy. Ha sido eficaz y seguro que salvará miles de vidas, pero a mí me creaba toxicidades en los últimos meses”, nos explica.

Unas toxicidades que hacen que este tratamiento tenga que ser suprimido. Ahora arrancará, desde este miércoles 22 de febrero, con otro que abarca inmunoterapia y quimioterapia a la vez. “A ver cómo va. Lo afronto con mucha fuerza”, indica.

Ganas de vivir y de ver crecer a su Ferroviaria

Los trabajadores de su establecimiento hostelero también le han apoyado en todo en este duro año. “Se han portado muy bien”, indica nuestro entrevistado que todavía organiza, pese a su enfermedad, en La Ferroviaria, aunque el trabajo como tal lo gestionan sus seis empleados.

José Luis Martínez Tristán, hablando del sector y de los golpes que le ha propinado tanto el coronavirus como la subida de los precios del gas y la luz, entre otros, asegura que “la cosa está muy mal”. “No tiene nada que ver si echamos la vista atrás. Con lo que gano ahora viviría bien antes pero ahora no me da, prácticamente, ni para cubrir gastos”, explica.

Pese a todos los problemas, es sorprendente la fuerza que desprende nuestro entrevistado. Su intención es “ver crecer” su negocio. Asegura que, por edad, se tendrá que jubilar en dos o tres años, pero estando bien “pienso seguir con la Ferroviaria aún jubilado”.

“En lo que al negocio se refiere, espero que siga funcionando como siempre. En lo personal, confío en que acierten con el nuevo tratamiento contra mi cáncer y continuar. Mi reto es el día a día, no el futuro. Quiero vivir muchos años para viajar con mi mujer y compensarla por todo lo que ha hecho por mí”, finaliza.

Un ejemplo de superación y una historia que pone los pelos de punta.

 

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