Dicen que la sonrisa de un niño es el símbolo más conocido de la esperanza. El medidor de la calidad de vida de una sociedad. Y si no, que se lo pregunten a los 158 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, con los que cuenta el municipio vallisoletano de Quintanilla de Arriba que se ubica junto al río Duero, a 47 kilómetros de la capital provincial.
Allí están como locos con el nacimiento del pequeño Eric que suma ya dos meses de vida. Sus padres son Belén Agudo Iglesias, nacida en Madrid y de 42 años, y Julio Arranz Muñoz, de Barcelona y con 39 primaveras. Educadora infantil ella y bombero forestal él que decidieron tener una vida “tranquila” en la localidad pucelana.
Quintanilla de Arriba no registró, desde el año 2009 y hasta el 2014, nacimiento alguno. En los últimos años ha conseguido acumular “24 personas menores de 20 años”, como cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, su alcalde, Tomás Madroño, que añade que la media de edad actual en el lugar “es de 50,97 años” o lo que es lo mismo “casi cuatro años menos que hace un lustro”.
Una gran noticia para un pueblo que se rejuvenece dentro de la España vaciada. Que busca en el nacimiento de estos pequeños, como Eric, un futuro para seguir viviendo.
La tranquilidad del pueblo para formar un proyecto de vida viniendo de Madrid y Barcelona
“Nos conocemos de toda la vida. Desde niños. Mi madre y su padre son de Quintanilla de Arriba y sumamos ocho años como pareja. Nuestra vida en el pueblo es muy tranquila. Trabajamos a diario y durante el fin de semana disfrutamos con nuestros amigos y familia. Si se tercia, salimos a conocer nuevos lugares”, asegura en declaraciones a este periódico Belén Agudo Iglesias.
Julio vivía en el municipio ya desde el año 2013, cuando atraído por el vino de la Ribera del Duero estudió un curso internacional de sumiller profesional y quedó prendado por la calidad de vida que se disfrutaba en el pueblo. Belén iba y venía todos los fines de semana hasta que en el año 2017 se asentó en el lugar junto a su pareja tras encontrar una oportunidad laboral.
“Del pueblo nos gusta la tranquilidad. También el estar rodeados de naturaleza y alejados del ruido de la gran ciudad al que estábamos tan acostumbrados. Disfrutamos de la cercanía de los habitantes del municipio y de lo bien que se duerme. Todo son ventajas en un pueblo”, afirma encantado él.
Tanto que han decidido dar un paso más y ser padres para que la sonrisa de Eric ponga más amor a todo.
Un regalo en forma de bebé
Eric nació el pasado 10 de febrero. Lo hizo en el Hospital Campo Grande de Valladolid. Era un viernes y el reloj marcaba las 6:20 de la madrugada. Belén salía de cuentas el 14 de febrero pero el pequeño tenía prisa. Todo salió bien y los padres están encantados con un bebé que crece día a día.
“Nos ha pillado un poco mayores, pero hemos cogido la paternidad y la maternidad con las mismas ganas. Eric es un niño bastante bueno. Come mucho y duerme bastante bien, aunque tiene mucha “mamitis” y “papitis”. Es un amor. Nos tiene locos”, explica una madre a la que se le cae la baba con su hijo que pesa ya seis kilos.
La pareja asegura que en Quintanilla de Arriba “hay muchas familias con niños” lo que “asegura el futuro del pueblo”. “Haríamos un llamamiento a los padres y madres para que se animen a repoblar los pueblos con el fin de que los pequeños crezcan rodeados de naturaleza, sin tanto estrés. Más libres y autónomos en general. Esta calidad de vida no tiene precio”, afirma con rotundidad la pareja.
El objetivo ahora de los padres de Eric es conseguir que su hijo se críe con salud y sea feliz. Y qué mejor que hacerlo en la localidad pucelana.
Un pueblo con futuro
“Quintanilla de Arriba tiene una magnífica situación geográfica, buenos servicios, trabajo y gente acogedora y abierta. Es un pueblo agradable y atractivo en el que se puede iniciar un proyecto de vida y crear una familia con futuro. Yo siempre digo que “Quintanilla sienta bien””, asegura el alcalde del municipio, Tomás Madrazo Martínez.
A sus 78 años añade que cuentan con transporte escolar doble rumbo a Peñafiel para que los pequeños vayan a clase. También con consultorio médico, fibra óptica y buenas telecomunicaciones. El cajero móvil de la Diputación de Valladolid pasa por allí dos veces al mes. Cuentan con un bar y con la ‘Tiendita’, que abrió hace poco.
“El futuro está despejado para aquellos que quieran vivir en el pueblo. Me gustaría diversificar la economía que está actualmente centrada en la agricultura y el vino. Mejorar los servicios y aumentar los incentivos para que el que quiera pueda vivir en un pueblo de la España vaciada como el nuestro”, finaliza el regidor.
El nacimiento de Eric marca el camino para que el municipio vallisoletano vea el futuro con optimismo.