Las lluvias inundaron el pasado lunes el municipio de Laguna de Duero tras una tormenta descomunal. También anegaron, un día más tarde, las calles de La Seca y Serrada. El jueves lo hicieron en la zona de la comarca de Medina de Rioseco con el municipio de Berrueces como principal afectado que se convirtió, prácticamente, en un pueblo flotante.
El fin de semana, las lluvias también han causado estragos en localidades como Torrecilla de la Orden, Alaejos y Siete Iglesias de Trabancos, golpeando fuertemente a los negocios y las casas de estos municipios.
EL ESPAÑOL de Castilla y León habla con Sara Sánchez Medina, una mujer de 27 años que regenta, junto a su pareja, Carlos Galocha, un bar en Torrecilla de la Orden. Concretamente en la calle Ronda, junto a las piscinas municipales. Desde hace dos años y que han visto como el agua caída en la localidad vallisoletana el sábado les ha dejado graves daños en su negocio.
“Fue entre la tarde y la noche del sábado. La tormenta no duró mucho, pero se hizo eterna. No recuerdo muy bien el momento, sólo veía mucha agua entrando en nuestro bar. Estuvieron los Bomberos de la Diputación, concretamente los del parque de Medina del Campo”, asegura Sara, tras achicar agua en su negocio.
La parte baja del municipio pucelano de Torrecilla de la Orden, que se ubica al sudoeste de la provincia de Valladolid, a unos 71 kilómetros de la capital y que cuenta en la actualidad con un total de 231 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
“La zona más afectada por la tormenta ha sido donde está ubicado nuestro bar y las piscinas municipales. A nosotros nos ha dañado varias zonas del bar, pero nos ha afectado, sobre todo, por el hecho de tener el establecimiento organizado para retomar la actividad con la máxima normalidad”, explica a este periódico nuestra entrevistada.
Ahora siguen con las labores de limpieza y aunque no tienen contabilizado, al cien por cien, el precio de los daños, pero asegura que “es numeroso” y que “las pérdidas son altas”.
Ahora, a las puertas del verano y a la espera de que el cielo se dé una tregua y no vuelva a cebarse con la provincia vallisoletana, Sara añade que seguirán trabajando “con las mismas ganas” que el 1 de junio, cuando abrieron para empezar la temporada.
“Deseamos que no vuelva a ocurrir algo similar a lo del sábado”, finaliza.