Valladolid todavía mantiene el corazón en vilo tras la explosión de gas sufrida anoche en la calle Goya, 32. De momento, el balance es de una mujer fallecida, varios heridos y un sinfín de daños materiales. Una noche del 1 de agosto que ya quedará en la historia negra de la ciudad. Sin embargo, no es la única. Valladolid ha padecido varias situaciones parecidas en las últimas décadas. Explosiones que han dejado en vilo a los vecinos y que todavía muchos de ellos mantienen en su memoria.
Febrero de 1998 está muy presente en el corazón de los vallisoletanos. Ese mes, cual trágico destino, tuvieron lugar dos explosiones de gas butano. El balance fue de tres personas fallecidas y graves destrozos en viviendas de la ciudad. El 10 de febrero en el barrio de La Rondilla, justo en un edificio de Cardenal Cisneros esquina Portillo de Balboa, hubo una explosión donde murieron dos personas y muchos se quedaron sin hogar. La deflagración se produjo a las 4.45 de la tarde y provocó el hundimiento de todas las plantas de la casa, que sepultaron bajo escombros a los dos dependientes de una tienda situada en el bajo.
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El destino cruel quiso ocho días después llegará la segunda explosión. Fue en la calle Pedro Mazuecos del barrio del Cuatro de Marzo, y acabó con la vida de Enrique Valbuena Pinto, de 78 años, otras cuatro personas resultaron heridas leves tras la explosión de gas butano. El estallido destrozó totalmente la vivienda.
En septiembre de 1997, un año antes, en la urbanización El Pichón, del municipio vallisoletano de Simancas, una explosión en una de sus viviendas unifamiliares acababa con la muerte de un niño de 11 años y heridas de diferente consideración de otras cuatro personas.
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En 2000, el 17 de febrero, otra tragedia en el barrio de La Victoria. Allí tres personas (un matrimonio y su hija) murieron y otras 10 resultaron heridas en una explosión de gas que tuvo lugar sobre las 07.10 horas en el cuarto piso del número 5 de la calle Tierra, en el barrio popular vallisoletano.
Estos son algunos de los sucesos que acabaron con vidas de personas, ahora, casi 25 años después, una explosión vuelve a sacudir la mente y el corazón de los vallisoletanos.