Castella, Manzanares y Rufo, el ganadero y el mayoral a hombros por la Puerta Grande
Gran corrida de Victoriano del Río a la que los toreros le cortaron un total de ocho orejas de distinto calado
11 septiembre, 2023 11:25Última de feria con media plaza en tarde de temperatura agradable. Se lidiaron toros de Victoriano del Río a excepción del primero que llevaba el otro hierro de la casa, Toros de Cortés. Muy buen encierro el del ganadero de San Agustín de Guadalix y Mayorga de Campos, aunque alguno muy justo de presentación. Bravos, nobles, con fijeza, con buen tranco y metiendo la cara con mucha clase.
Sebastian Castella
Le correspondió en primer lugar un toro negro de 546 kg, del hierro de Toros de Cortés, al que recibió con unas verónicas muy templadas ganando terreno al morlaco rematadas con una revolera en los medios. Tras acudir al caballo quitó por chicuelinas y tafalleras. Inició la faena de muleta con una tanda por la derecha muy suave y a media altura, sin obligarlo, para a continuación seguir por ese pitón pero alargando más el viaje por lo que los muletazos fueron ganando en profundidad. Gran toro el de Victoriano, humillando y metiendo la cara mucha clase. Al echarse la muleta a la mano izquierda, la faena perdió intensidad por lo que volvió al pitón derecho sacando derechazos de bella factura. Remató con unas manoletinas. Estocada y dos orejas muy generosas.
El segundo de su lote fue un gran toro, de 578 kg en la romana, de capa negra como casi todo el encierro. Bravo, noble, pronto, humillador, codicioso, con fijeza, con buen tranco y mucho ritmo. Le saludó con lances a la verónica intercaladas con chicuelinas. Recibió un puyazo muy caído. Brindó al público en los mismos medios, un rito que se va perdiendo al igual que la vuelta al ruedo. Inició la faena por estatuarios para a continuación recetarle tandas de muletazos por el pitón derecho y por el izquierdo limpias pero exentas de emoción.
Estaba el francés tan a gusto con este toro que alargó en exceso la faena hasta el punto que el toro se aburría de mitad de muletazo en adelante, y el público…también. No fue la tarde de Castella. Por debajo del toro el de Beziers. Mató de bajonazo. Ovación.
José María Manzanares
Se llevó el lote de la tarde el alicantino al corresponderle en primer lugar un toro negro de capa, de 512 kg de peso, anovillado eso sí, escurrido y pobre de cara pero con mucha movilidad tanto en el capote como con en la muleta, aunque sin demasiada transmisión.
Tras el recibo capotero, Manzanares llevó a cabo una faena en la que por encima de todo se encontró muy a gusto recetando tandas por ambos pitones de trazo largo y limpio pero con falta de ajuste. El toro iba y venía de forma bobalicona y el alicantino acompañaba la embestida aprovechando la inercia propia de la misma pero a aquello le faltaba emoción. Mató de estocada recibiendo, y el toro dobló. Se le pidieron las dos orejas que fueron concedidas de forma muy generosa también.
El quinto fue un gran toro, Aldeano de nombre, negro y con 569 kg de peso, pronto, con clase, muy humillador y con muy buen tranco. No pudo lucirse con el capote Manzanares pero sí lo hizo con la muleta, aunque sin llegar a rematar. De inicio le ofreció la muleta por el pitón derecho y el “victoriano” la cogía metiendo la cara con mucha clase y con el hocico por los suelos. Le sucedieron tandas por ambos pitones en las que Manzanares le enganchaba adelante, le traía embarcado en la franela y le vaciaba atrás por lo que los muletazos gozaban de una gran profundidad pero pecaban una vez más de ajuste.
Destacar que a mitad de faena en adelante el alicantino le seguía citando de lejos y el toro acudía al engaño con prontitud si bien es verdad que no con demasiada trasmisión, sobre todo desde el momento del embroque hasta el final de muletazo. Estocada desprendida. Dos orejas.
Tomás Rufo
Los momentos de mayor emoción en el tendido se vivieron en el tercer toro que le correspondió al toledano y futura figura del toreo. Amante de nombre y con un peso en la báscula de 512 kg, de capa negra y del hierro de Victoriano del Río Cortés. El recibo capotero no tuvo mayor historia. En banderillas se desmonteraron Sergio Blasco y Fernando Sánchez.
Inició Rufo la faena de muleta de rodillas con una gran tanda por el pitón derecho, corriendo la mano y metiendo los riñones, acompañando cada muletazo con la cintura lo que hacía que cada uno de ellos durara una eternidad. Gran toro el “victoriano” que acudía al cite con prontitud, nobleza y con un muy buen tranco. Puso al público en pie el toledano.
Siguió por ese mismo pitón con un toreo algo acelerado sacando muletazos de trazo largo que el respetable recibía con entusiasmo. Cambió a la mano izquierda perdiendo unos pasos entre muletazo y muletazo bajando la intensidad de la faena, por lo que volvió a la mano derecha llevando muy cosido el toro a la muleta metiendo la cara pero con menos fuelle. Mató de estocada. Dos orejas.
El segundo de su lote, sexto del encierro y último de la feria, con 624 kg de peso, salinero, grande y largo, fue aplaudido en su salida al ruedo, quizás más por la capa que por el toro en sí. Le recibió con lances a la verónica con la planta erguida y de bella factura, rematados con una revolera. Le quitó por delantales recibiendo la ovación del público. Destacó nuevamente Fernando Sánchez con las avivadoras.
Ya con la muleta Rufo ofreció una versión de torero más maduro que en el anterior, más asentado de planta y de cabeza sacando a relucir su buen concepto de toreo, clásico y puro. El toro sin comerse a nadie, no era fácil porque le costaba un mundo embestir pero el toledano fue capaz de sacarle tandas ajustadas y de mucho mérito por ambos pitones aprovechando la inercia en las embestidas, hasta que el de victoriano dijo que hasta aquí he llegado. Para entonces el torero se metió entre los pitones pegándose un auténtico arrimón que el público recibió con entusiasmo. Mató de media estocada precedida de dos pinchazos.
En resumen, tarde muy entretenida la vivida hoy en el coso del Paseo Zorrilla con un gran encierro de Victoriano del Río en la que los toreros cortaron un total de ocho orejas.
Es una delicia poder disfrutar tarde tras tarde de los acordes de la Asociación Musical Iscariense.