Miglena Nikolaeva Koleva, más conocida como Megy Nikol, fue protagonista, sin quererlo, las horas previas al concierto que Lola Índigo iba a ofrecer el jueves, 7 de septiembre, en las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo de Valladolid. Era la actuación estrella dentro de los festejos pucelanos y, nuestra entrevistada, actuaba de telonera algo más de una hora antes.
Nacida en Bulgaria pero que llegó a Valladolid cuando solo tenía 3 años, siente la ciudad del Pisuerga, a sus 25 primaveras, como la que más. Sin embargo, Megy tuvo que afrontar unas horas duras, desde que en la tarde del miércoles el Ayuntamiento de Valladolid anunciara que se cancelaba su concierto “por cuestiones técnicas” hasta que unas horas después se revertía la situación para que finalmente su concierto pudiera celebrarse, eso sí, no como a ella le hubiera gustado.
“No tuvimos tiempo para prepararnos. En última instancia, cuando nos dijeron que se podía hacer, me sentí feliz y a la vez no de cantar en la Plaza Mayor de Valladolid. Principalmente me afectaba el hecho de que los músicos no podían estar”, confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León en esta entrevista.
P.- ¿Quién es? ¿Cómo se define como persona?
R.- Me considero una persona muy creativa y, a la vez, alocada a la hora de probar cosas nuevas en lo artístico. Estudié musicología y sé qué es lo correcto en el mundo musical, pero a mí me gusta salirme de ese molde.
P.- Volviendo al plano más personal. Usted es de Bulgaria, pero me han contado que es una enamorada del Norte de España.
R.- Me enamoré de Asturias. He visitado también Cantabria. Últimamente he estado también en el País Vasco y en Galicia y me ha encantado conocer estos dos lugares. Disfruto mucho cuando me escapo por allí.
P.- No nace en Valladolid, pero lleva nuestra ciudad muy dentro.
R.- Llego con tres años a Valladolid. Creo que el 11 de septiembre de 2002 es cuando mis padres aterrizaron en España, concretamente aquí. Valladolid es mi casa. No concibo mi hogar en Bulgaria o en otro lugar. Aquí he crecido y lo he aprendido todo. Me he convertido en lo que soy creciendo en Valladolid.
P.- ¿Cuándo comienza con sus primeros coletazos en el mundo de la música?
R.- Con once años comienzo a interesarme, de forma seria, por la música. Recuerdo que estuve en un concurso de baile en el que también se cantaba, en la Discoteca Sheraton, aquí en Valladolid. Quedé entre los seis finalistas, lo que me valió para cantar después en el Teatro Cervantes. Ahí es donde me di cuenta de que quería dedicarme a esto. Tenía unos 12 o 13 años.
P.- ¿De dónde viene lo de Megy Nikol?
R.- Igual que aquí, en España, a José María le llaman Chema, en Bulgaria Megy viene de Miglena. Nikol acaba por ser la abreviatura de mi apellido.
P.- ¿Cuántos discos tiene?
R.- Uno que saqué en el año 2020. Fue una sensación agridulce por la llegada de la pandemia. Tenía cinco bolos cerrados que se cayeron todos por culpa del confinamiento. El disco me lo financié yo de forma íntegra con las becas que me dieron de la universidad. Fui a Dueñas, a un estudio musical, para grabar allí los temas y proceder a la masterización. Me gustaría indicar que no cuento con representante y que yo misma me encargo de todo. Tanto del diseño, de lo musical, como de la producción.
P.- ¿Qué es para usted la música?
R.- La música es la fuente de conexión que tengo conmigo y, también, con los demás.
P.- ¿Cómo definiría su estilo musical?
R.- Hace algún tiempo, no mucho, no me gustaba nada definirme. Hoy en día diría que mi estilo está dentro del género pop con toques de R&B. Todo esto aderezado con alguna parte coral folclórica búlgara y con estribillos pegadizos.
P.- ¿Qué suponía para usted, antes de que comenzara el baile de que si sí y que, si no, cantar en la Plaza Mayor de Valladolid?
R.- Para empezar, siempre es algo que he soñado. Para los artistas locales, tocar en la Plaza Mayor de Valladolid, es uno de los puntos más importantes de nuestra carrera. En el fondo, siempre lo quería, pero no sabía que iba a llegar tan pronto. Obviamente, estaba muy muy muy ilusionada y tenía muchas ganas de hacerlo.
P.- ¿Y cómo vivió el pasado miércoles, 6 de septiembre, cuando se anunciaba que su concierto se anulaba?
R.- Sentí impotencia y frustración. Vi que todo lo que había sacrificado este año no servía de nada. Tuve 23 bolos en agosto con la orquesta y tuve que hacer malabares para ensayar con bailarines y con músicos. También trabajar con la orquesta con todo lo que supone de esfuerzo y cansancio y fue un palo.
P.- ¿Qué pasó realmente?
R.- Creo que hubo una falta de comunicación o de comprensión entre una parte y otra. Desde el inicio de todo, cuando por mayo o junio me comunican que voy a ser la telonera, dije que iba a ir con nueve personas, tres músicos y cinco bailarines además de mí. No sé en qué parte de la cadena de comunicación se entendió que el show de Lola Índigo impedía que hubiese espacio para nosotros.
P.- ¿Quién tenía la responsabilidad última de que su concierto no fuera a celebrarse?
R.- No sabría decirte quién es el que tiene la última palabra. Sé que había una comunicación entre el equipo de Lola Índigo y el Ayuntamiento de Valladolid. Al final tienen que tomar una decisión para que eso funcione.
P.- Al final se creó ese espacio
R.- Se hizo ese espacio. Al principio era un problema de que no se habían entendido entre el equipo de Lola Índigo y el Ayuntamiento de Valladolid.
P.- ¿Cómo se tomó la noticia, un día después, de que el concierto sí podía celebrarse?
R.- Los ensayos, en agosto, fueron limitados. El martes y el miércoles eran días claves para mi equipo y para mí. Íbamos a ultimar los detalles del show y, al final, estuvimos pendientes de si íbamos a actuar o no. No tuvimos tiempo para prepararnos. En última instancia, cuando nos dijeron que se podía hacer, me sentí feliz y a la vez no de cantar en la Plaza Mayor de Valladolid. Principalmente me afectaba el hecho de que los músicos no podían estar. Teníamos que cambiar todo tema musical en cuestión de horas antes de actuar. Los bailarines se quedaron sin mí para ensayar porque yo tenía que hacer el tema musical. Fue cambiarlo todo y pensar, en el último momento, si quería aceptar o no cantar después de todo lo que había pasado. Al final decidí cantar en la Plaza Mayor por la gente. Era injusto decir que no al público.
P.- ¿Cuántas personas iban a participar en el espectáculo y cuántas lo hicieron finalmente?
R.- Íbamos a ser nueve y, al final, fuimos seis. Nos pusieron una tela que cubre el escenario que hay detrás y quita focos y demás parte audiovisual que acompañaba a todo el espectáculo. Todo eso no estaba. Hay canciones que no pude cantar porque no estaban los músicos y no me parecía bien interpretarlos solo con la instrumental.
P.- ¿Quién hizo la magia para que, finalmente, pudiera cantar en la Plaza Mayor?
R.- Creo que el mayor intento ha sido del Ayuntamiento de Valladolid. Se lo agradezco un montón. Consiguieron hablar con el equipo de Lola Índigo para dar el concierto. No sé hasta que punto Mimi (Lola Índigo) sabe todo lo que ha ocurrido. Creo que es principalmente su equipo el que se ha comunicado con el Ayuntamiento y no sé si ha llegado hasta ella toda esta movida.
P.- Tras plantearse salir o no, al final lo hace por el público que abarrotó esa tarde de jueves la Plaza Mayor. ¿Cómo lo vivió en el escenario?
R.- En ese momento, cuando nos estábamos preparando para salir, sólo nos quedaba disfrutarlo. Estábamos muy contentos de poder tener esa oportunidad de verdad. De que Valladolid se volcara con nosotros. Sinceramente, creo que todo el equipo podemos decir que lo disfrutamos mucho tras el sufrimiento. Nos lo pasamos increíble y flipamos un montón con la respuesta del público. No siempre se recibe así a los teloneros. Sentimos mucho cariño.
P.- A pesar de toda esta polémica, ya puede poner en su currículum que actuó en las fiestas de Valladolid.
R.- Es muy importante y algo que no olvidaré en toda la vida.