El conocido como abisinio es un bollo tradicional, con muchos años de historia, que consiste en una masa frita que está rellena de crema. Se pueden encontrar en muchos puntos de la geografía española con diferencias, ya que pueden adoptar otros nombres como berlina o pepito. Sin embargo, en Valladolid capital y, concretamente, en la provincia pucelana es donde nos encontramos con los más populares.
Para su elaboración se emplean varios ingredientes como puede ser la harina, también el azúcar, huevos, leche, la sal no puede faltar, como tampoco la levadura y la mantequilla, presentes en la inmensa mayoría de los postres que sirven para deleitar los paladares más golosos. Esa masa que se crea con los elementos mencionados se fríe para, posteriormente, ser rellenada con crema pastelera.
De la elaboración de esta dulce locura saben mucho en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco. Un municipio, que pertenece a la Comarca de Tierra de Campos y que es conocida también como La Ciudad de los Almirantes. Por el término municipal discurre el río Sequillo en un pueblo que se encuentra situado en el Camino de Santiago de Madrid. Cuenta, en la actualidad, y según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, con una población de 4.493 habitantes.
Allí se ubica la Pastelería y Confitería Cubero que abriría sus puertas en el año 1944. Sin embargo, la tradición venía de muchos años atrás. Fue cuando los abuelos iniciaron su actividad en el pueblo vecino de Villafrechós, aprovechando los frutos de los numerosos almendros plantados en las fincas y creando las almendras garrapiñadas. Luego, el abisinio fue cogiendo fama hasta ser, seguramente, el mejor de la provincia de Valladolid.
Un poco de historia y un obrador que creció con el paso de los años
“Soy un trabajador incansable que lucha, junto a su familia, los 365 días del año por su empresa. Que lleva trabajando toda la vida en este negocio familiar. Cogí las riendas tras la jubilación de mi madre, que me enseñó todo lo que sé, y comencé a elaborar productos en el obrador”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Mario Cubero Galván, al mando ahora de la Pastelería Confitería Cubero, en la bella Ciudad de los Almirantes.
Este amante de las antigüedades, incluidas las Vespas y los vehículos clásicos suma 39 años trabajando en el lugar, ni más ni menos. Nos recuerda, con cariño, cuando su abuelo comenzó a vender en Medina de Rioseco tanto almendras, como helados, y cómo no, los mejores abisinios de la provincia pucelana.
En 1965, uno de los descendientes de la saga de confiteros, Fiorentino Cubero, se casa ese mismo año con Mª Carmen Galván, para que el obrador se convirtiera, tras un gran impulso, en uno de los locales de referencia de Valladolid con la renovación del surtido de productos que se amplió enormemente para llegar a la gran variedad de pastas, pasteles y dulces con los que cuenta hoy en día.
“Somos especialistas, también, en elaborar productos para fechas señaladas. Ahora que llega el Día de todos los Santos, haremos buñuelos y huesos de santo. Para Navidad, mazapanes, o roscones. Todos ellos con ingredientes naturales y bajo un proceso artesanal que nos ha reconocido hasta la Asociación de Productores Artesanos de Castilla y León”, nos explica nuestro entrevistado.
El arte de hacer el mejor abisinio
Con permiso de esos pasteles, almendras garrapiñadas, rosquillas de anís, tartas e incluso empanadas y pastas que se elaboran, día a día, en el obrador, el producto estrella en el lugar es el abisinio. Los, entre 15 a 20 empleados que trabajan, cada día en la calle Lázaro Alonso 38, más conocida como la Calle Mayor, se afanan en elaborar los más sabrosos con el fin de deleitar a la clientela.
“Los abisinios son, sin lugar a duda, uno de los productos más vendidos. Sin olvidarnos de las almendras garrapiñadas y de las rosquillas de anís o las empanadas. Consisten en una masa frita rellena de crema. La receta es secreta desde hace 80 años”, nos explica nuestro protagonista, con orgullo, y sacando pecho por el trabajo bien hecho.
Y es que la masa fina y la excelente crema sirve para que los vecinos de Medina de Rioseco y los turistas que prueban esta dulce locura queden prendados ante un sabor que quita el sentido y que enamora a todos.
“Esperamos llegar a los 100 años”
A día de hoy, en el lugar, trabaja conjuntamente la cuarta y también la quinta generación. Tanto Mario como sus hermanas, mujer y sobrina mayor. En el año 2019 cumplieron los 75 años, que se dice pronto, y ahora, el reto que se plantean es el de alcanzar la centena. “Esperamos llegar a los 100 años”, afirma nuestro protagonista.
El objetivo y el deseo que se marcan desde la prestigiosa confitería pasa por “seguir afrontando el día a día como hasta ahora” dando “el mejor trato a los clientes” y “ofreciéndoles los mejores productos”.
“También queremos crecer a nivel online a través de nuestra página web y estar presentes en más casas de toda la geografía española, aunque siempre sin descuidar nuestra tienda física y apostando por ella”, finaliza el riosecano.
Que mejor plan para este fin de semana que disfrutar de una visita a Medina de Rioseco degustando el mejor abisinio de la provincia de Valladolid.