José Ramón y el Restaurante El Caballero de Olmedo

José Ramón y el Restaurante El Caballero de Olmedo Fotografías cedidas a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

El antiguo convento que se transformó en un restaurante entre murallas en un histórico pueblo de Valladolid

En el año 2007 abrió sus puertas como establecimiento hostelero y entre sus delicias destacan el lechazo y el cochinillo asados en horno de leña

22 octubre, 2023 07:00

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Olmedo es un municipio vallisoletano que se encuentra al sur de la provincia. Concretamente a 40 kilómetros de la capital del Pisuerga. Se encuentra asentada sobre un ligero promontorio que domina extensos territorios y que constituye la cabeza de la Comarca. En la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuenta con una población que llega hasta los 3.554 habitantes.

Un lugar que es famoso por la obra de teatro de Lope de Vega, que lleva por título ‘El Caballero de Olmedo’ escrita entre los años 1620 y 1625 y que está basada, como otras tantas obras de este autor, en una canción popular. “Que de noche le mataron al Caballero, la gala de Medina, la Flor de Olmedo”, reza la canción.

Allí se ubica uno de los más famosos asadores de todos los municipios que conforman una provincia tradicionalmente rica por su encanto gastronómico y que, precisamente, lleva el nombre de ‘Restaurante El Caballero de Olmedo’. Llama la atención que está situado en el antiguo Convento de San Francisco, en la zona más emblemática de la localidad y acogido por la muralla de la villa.

Un establecimiento hostelero que muestra, entre sus arcos centenarios, uno de más claros exponentes de la tradicional gastronomía castellana. Destaca, además, una bodega histórica que fue construida sobre el suelo original del convento. Está visible al comensal. Al sentarnos en la mesa, nos podemos trasladar a tiempos pasados. Aquellos en los que el buen comer, y el no peor beber, formaban parte del día a día de los ciudadanos de la época.

Del Convento de San Francisco al Restaurante-Asador El Caballero de Olmedo

Me considero un currante. Un hostelero de nacimiento. Nazco en Madrid porque mi madre es de allí, pero después se casa con el que sería mi padre, que es de Olmedo. Al final, tanto yo como mis hermanos, nos hemos criado y hemos crecido en el pueblo vallisoletano”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, José Ramón Molpeceres Picón, el dueño del restaurante anteriormente citado.

A sus 58 años, acumula, ni más ni menos, que un total de 28 años en el mundo de la hostelería. Allá por el año 1995 puso en marcha dos cafeterías y un restaurante en Valladolid capital en unos tiempos que recuerda con cariño y nostalgia. Llegó, incluso, a abrir un establecimiento hostelero mexicano en la capital, con otros dos socios. Pero su camino era otro y pasaba por Olmedo.

El restaurante actual era el Convento de San Francisco, del siglo XVI. Mi padre lo adquirió cuando yo solo tenía 14 años. Han pasado ya 44 primaveras. Lo convirtió en casa. Recuerdo que vivía en la planta de arriba. Allí tenía mi habitación. En el 2006 yo se lo compro a mi familia, porque mis padres se marcharon a vivir fuera. Ahí comienzan las obras para abrir el restaurante”, explica nuestro entrevistado.

El dueño del negocio en su restaurante

El dueño del negocio en su restaurante

Unas obras que duraron meses y que se prolongaron hasta el 19 de marzo del año 2007, cuando el Restaurante Asador El Caballero de Olmedo se pone en marcha. Los primeros años del negocio, ubicado en la calle Arco de San Francisco Número 2, fueron duros. Todo por la crisis económica que arrancó en el año 2008. Sin embargo, a base de trabajo, del bueno, y de luchar sin descanso, José Ramón suma ya 17 años al frente de un lugar único en la provincia pucelana.

Delicias que quitan el sentido

En el restaurante trabajan 11 personas, contando con el dueño, y tres extras. 400 metros cuadrados de restaurante, con un jardín de más de 1.000. Dentro han llegado a contar con 140 comensales y fuera pueden llegar, incluso, a rozar los 450.

“Entre nuestros platos me gustaría destacar el lechazo y el cochinillo asados en horno de leña. También las carnes maduradas de vaca vieja a la brasa o las parrillas con diversas carnes. Entre los pescados, los que más trabajamos son el salmón el bacalao”, nos explica nuestro protagonista.

Carne cocinándose en el Restaurante Asador El Caballero de Olmedo

Carne cocinándose en el Restaurante Asador El Caballero de Olmedo

José Ramón nos explica que trabajar en el mundo rural es complicado. Aunque destaca que Olmedo es un municipio que cuenta con “mucha vida interna y externa” y “muchos eventos culturales y deportivos”. Además, intenta aprovechar también las jornadas con platos diferentes y los días marcados en el calendario como el de la croqueta, el cocido o la fabada para hacer cosas diferentes.

Los productos se han encarecido mucho. También lo que tiene que ver con los suministros tanto de agua, como de electricidad y de gas. No podemos reflejar todas estas subidas en los precios de nuestra carta. Hay que mantener un equilibrio, aunque es cierto que la rentabilidad en el mundo hostelero ha bajado mucho. Lo positivo es que, trabajando mucho conseguimos rotación de producto lo que nos permite ofrecer cosas diferentes y seguir con vida”, apunta el dueño del restaurante.

Imagen de la terraza exterior

Imagen de la terraza exterior Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Sembrar para recoger y el Oktoberfest

Hace unas semanas, José Ramón se metió de lleno en el mundo del Oktoberfest. Él se encargó de organizar días de diversión con la cultura y la gastronomía alemana como protagonistas. También con 14 grifos de cerveza que hicieron las delicias de las decenas de personas que asistieron al evento.

“Ha sido un éxito total de público y me gustaría agradecer a todas las personas de Olmedo su participación. Hicimos algo diferente y, creo, que se va a mantener con los años y que va a poner a nuestro pueblo en un punto muy alto, tanto a nivel de visitas como en el panorama gastronómico”, nos explica.

José Ramón es hijo de agricultor y apuesta, de forma sabia, por sembrar para luego recoger. Sobre el futuro, afirma que es “positivo” por todos los proyectos en mente, aunque también lo ve como “desalentador” por los conflictos que se están desarrollando, en la actualidad, a lo largo y ancho de todo el mundo.