Las primeras referencias que tenemos de esas dulces y sabrosas esferificaciones llamadas buñuelos se ubican en el siglo II. Lo hace en una receta romana que se conocía con el nombre de “globos”, todo debido al aspecto que tiene este suculento manjar. Fue una receta que debió gustar porque después fue heredada por los judíos sefardíes y más tarde por lo árabes que ocuparon la península ibérica.

Una delicia que se hace con harina, agua, leche, mantequilla, huevos, levadura, una pizca de sal y azúcar glas y canela para poner por encima justo después de sacar nuestra esfera de la sartén, donde se calienta con abundante aceite. Con el paso de los años se ha ido rellenando de crema, nata, incluso de chocolate.

De hacer buñuelos saben mucho en la Panadería López que se ubica en la localidad vallisoletana de Aldeamayor de San Martín, a escasos 15 minutos en coche de la capital pucelana. Se encuentra en la calle Miguel Hernández, junto a la Avenida Valladolid, en una zona de bares, restaurantes y diversos comercios, amplia, pero a la vez tranquila.

Entre el obrador, almacenes y espacio libre disponen de unos 600 metros cuadrados de tienda, y también cuentan con un despacho de pan en la Plaza Mayor. Ahora, se afanan en hacer buñuelos y más buñuelos de cara a ofrecer el mejor producto a sus clientes antes de que llegue el 1 de noviembre, Día de Todos Los Santos.

Buñuelos de nata en la Panadería López

Los orígenes de una panadería de las de toda la vida

La panadería la fundaron mis abuelos paternos que se llamaban Zoilo y Micaela. Fue allá por el año 1958. Hace unas 65 primaveras. Cuando yo nací, en el 1989, el negocio ya estaba más que consolidado y en manos de la siguiente generación. Desde pequeño me interesé por el oficio. Siempre me ha gustado construir, crear y trabajar con las manos. No lo dudé ni un momento”, confiesa, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Daniel López Morales, la tercera generación dentro del comercio familiar.

Nuestro entrevistado tiene 34 años. De pequeño siempre ha echado una mano en el lugar. Como principal ocupación acumula 14 primaveras en el negocio y al frente del mismo desde el pasado mes de julio del año 2022. A día de hoy sigue formándose, aunque de manera autodidacta, ya que estudió FPI de Electromecánica, aunque siempre ha mantenido su foco en la panadería y, circunstancialmente, se especializó en el maravilloso y complicado mundo de la repostería.

“La familia de mi abuelo tenía una panadería en Arrabal de Portillo. Mi abuela Micaela era de Aldeamayor de San Martín y decidieron instalarse aquí. Yo soy nacido y crecido en Aldeamayor, de toda la vida”, nos explica nuestro entrevistado.

En la actualidad son cuatro los trabajadores en dicha panadería. A las 5 de la mañana, cada día, comienzan a amasar el pan. Las primeras piezas ya están listas a eso de las 8 para que el que quiera se lleve el manjar a casa.

La Panadería López en Aldeamayor de San Martín

Mucho pan… pero también buñuelos

Tras más de cinco horas de esfuerzo, cuando apenas las calles están puestas, a las 10.00 todo el pan está fuera del horno para comenzar con la labor de reparto y despacho que suelen intercalar con la de la producción de repostería. La actividad más intensa suele finalizar sobre las 14-15 horas, aunque ellos, hasta las 20.00 horas, mantienen el negocio abierto, para los más rezagados.

Dos o tres tardes a la semana suelen realizar algunos productos de repostería para los que precisan de todo el obrador. Realizan, ni más ni menos, que doce tipos distintos de pan, el mismo número de variedades de productos de repostería y, entre noviembre y junio, dependiendo de la climatología y de las ventas, cuentan con pastelería y tortas de chicharrón.

“Además contamos con productos de temporada como buñuelos, roscones de reyes e incluso asamos lechazos, cochinillos o pollos, todo de manera tradicional y como se hace en la zona. Además, en los últimos años hemos añadido a nuestra tienda el requesón de oveja de Quesos Muñiz de Mojados y la miel ‘Setentaynueve’ de Tiedra”, asegura Daniel.

Atendiendo a lo que toca, ya desde este fin de semana, anterior a la festividad del 1 de noviembre, y durante estos días, venden grandes cantidades de buñuelos, un auténtico placer para el paladar.

Los buñuelos listos para vender

300 kilos

“Hacemos unos 300 kilos de buñuelos por temporada. Dependiendo del día hacemos más o menos. Tratamos de hacer un buen cálculo para ofrecer nuestro producto fresco. Los hacemos de forma tradicional. Los freímos con la receta clásica en aceite bien caliente y luego los rellenamos a mano”, asegura nuestro entrevistado.

Los que más se venden son los de nata. Después los de crema y, por último, los de trufa, que acaban por hacer las delicias de los vecinos, y también de los forasteros, que se pasan por el lugar para comprar estas auténticas delicias.  

“El objetivo y el deseo que me marco pasa por continuar aprendiendo para dar el mejor servicio a los clientes que vienen a comprar cada día a nuestra panadería. Mientras tanto, seguir sacando el trabajo del día a día como hasta ahora”, finaliza un Daniel con mucho trabajo ahora, por culpa de los sabrosos buñuelos.

 

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