Hace unos días, EL ESPAÑOL de Castilla y León les informaba de que la Guía Repsol otorgaba un total de 350 soletes a diferentes bares y restaurantes únicos dentro de las ciudades por su buen hacer. De ellos, 29 recaían en nuestra Comunidad y, por concretar aún más, cinco de ellos lo hacían en diferentes negocios de Valladolid.
Después de conocer la historia del Antiguo Merino, uno de los agraciados, hoy nos vamos a detener en el Bar Solera, que se ubica desde el año 2015 en la calle Angustias número 13, y que abrió sus puertas en 1964, concretamente en la calle Esgueva. Ahora es uno de los negocios más conocidos y mejor valorados tanto por los vallisoletanos, como por los turistas que nos visitan.
“Los pinchos de Solera sorprenden en Valladolid. Por su estilo vasco, porque son generosos y originales. También por su buen precio. La buena atención en una terraza céntrica y amplia, perfecta para días soleados, le convierten en una apuesta segura”, asegura la descripción de la Guía Repsol sobre este establecimiento hostelero.
Félix es el dueño del local en la actualidad. Vallisoletano, y de 58 años, asegura que “le han parido en el bar” y que “no ha perdido el contacto con la hostelería” desde que nació. Está al frente del negocio desde el año 1995 y cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, todos los secretos de un lugar que esta de moda, más aún ahora, tras conseguir el preciado solete de la Guía Repsol.
La historia de un bar con 59 años de historia
“Soy una persona trabajadora. Hace años recuerdo que echaba muchas horas. Abríamos pronto y trabajábamos al máximo para sacar el negocio adelante. Con el paso de los años toca cuidarse. Ahora no me machaco. Sigo un horario y el día que haya menos clientela cierro a la misma hora. No me pongo nervioso por ello”, asegura Félix.
Este vallisoletano vio cómo, en el año 1964, sus padres: Félix y Pilar, ponían en marcha un establecimiento hostelero que se basa en el concepto del bar de tapas y vinos. Fue en la calle Esgueva primero, donde a base de esfuerzo y mucho trabajo consiguieron sacarlo adelante en lo que eran “otros tiempos” y antes de que, cuando sus padres se jubilaron en el año 1995, cogió las riendas nuestro entrevistado.
“Acabé los estudios, me licencié y me metí a trabajar en el bar. Para seguir prolongando la vida del negocio familiar. En el año 2015 fue cuando nos trasladamos al edificio de Angustias, 13. Reformamos el local y desde entonces, hasta ahora, intentamos dar el mejor servicio posible a los clientes”, añade Félix.
Un lugar en el que trabaja él, junto a su mujer y su hija, Sandra. De 25 metros cuadrados y un aforo para 25 personas que cuenta con una amplia terraza de 36 metros cuadrados y cubierta, que siempre se llena.
Se enteró del solete por EL ESPAÑOL de Castilla y León y unos canapés que quitan el sentido
“Me enteré mirando las noticias en el móvil. Vi el nombre en un primer momento. Luego volví a leer la noticia porque no me lo creía. Recibí un mensaje de WhatsApp que me lo anunciaba de nuevo y, al día siguiente, un mensajero de la Guía Repsol me trajo el cartel que anuncia la consecución del solete. Lo tenemos puesto en la puerta con orgullo”, explica el dueño.
Es un premio al esfuerzo y al trabajo bien hecho que merecen, sin lugar a duda. Un lugar que apuesta por los bocaditos, los canapés y las palomitas. Todo ello bañado con una buena caña o con el mejor de los vinos, que en la provincia de Valladolid podemos presumir de tener muchos y excelentes.
“Los canapés son los que más pide la gente. Los tenemos gratinados, con queso, y calientes sin queso. El que más se pide es ‘El Secreto de Urdangarín que lleva, entre otras cosas, chorizo. El nombre llama la atención y la gente lo pide y gusta mucho”, confiesa Félix.
Un futuro ilusionante
A pesar de que notan el aumento de precio de las materias primas y también de elementos como el de la luz, y tras la acción del coronavirus, que dañó a todo el sector de la hostelería en general y a su bar en particular, la familia ha conseguido salir adelante y siguen dando la mejor oferta a los vecinos de Valladolid y también a los turistas.
“En Seminci hemos innovado y hemos creado un pincho nuevo que está dedicado a los celiacos y que va sin pan. Se ha vendido muy bien y vamos a seguir adelante con él. Se trata de un ‘Polbo a Feira’, un pulpo a la gallega sobe una emulsión de puré de patata con nata”, finaliza ilusionado Félix.
“Vamos a seguir adelante”, confiesa nuestro entrevistado viendo con ilusión y optimismo un futuro que se antoja halagüeño para un bar con mucha historia en Valladolid que ahora cuenta con un solete de la Guía Repsol.