El roscón de Reyes, que en algunos países de Hispanoamérica es llamado también rosca de Reyes o pastel de Rey, se trata de un bollo que está elaborado con una masa dulce con forma circular y que se adorna con fruta confitada, cristalizada o escarchada de colores muy variados. En los últimos años ha ganado terreno el hecho de que dicho bollo se encuentre relleno, bien de nata montada, de crema o de trufa.
Llama la atención que, normalmente, contiene en su interior una figurita que puede ser de plástico o cerámica, que está escondida en la masa y que los comensales se encuentran cuando van a dar un bocado. También puede haber un haba seca que, al que le toque en suerte, cuenta la tradición que tiene que pagar dicho manjar.
El origen del Roscón de Reyes parece ser que se relaciona con las saturnales romanas. Se trataban de fiestas que estaban dedicadas al dios Saturno, cuando los ciudadanos del Imperio romano celebraban la llegada de los días más largos tras el solsticio de invierno.
Se trata de un dulce navideño que es característico de la cultura española, pero por una influencia posterior, con el paso de los años, se ha comenzado a servir igualmente en otros países, tanto hispanohablantes, como en Bélgica, Portugal, o Francia.
En Valladolid son decenas las pastelerías y confiterías que cuentan con esta delicia y que se preparan ya para elaborarlos, con la total de las ilusiones para dar el bocado más dulce, tanto a niños como a los más mayores. EL ESPAÑOL de Castilla y León se cita con Rafael Mesonero, de la Confitería Vitín, también con Francisco Hernández, de la Pastelería El Bombón y con Ricardo Blanco de la confitería que lleva el mismo nombre.
Nos cuentan los secretos de sus roscones que están entre los mejores de la ciudad del Pisuerga.
El suculento roscón de la Confitería Vitín
“Los roscones de Reyes Magos no pueden faltar en nuestro hogar. Es el colofón a la Navidad y se trata del postre que no puede faltar en la que es la noche más mágica del año. Lo hacemos de manera artesanal, uno a uno, con ingredientes de primera calidad como la harina de fuerza y el toque inconfundible del agua de azahar, además de la naranja, el limón y las nueces”, asegura Rafael Mesonero Martín, de 50 años, y que es el dueño del establecimiento.
Confitería Vitín suma 50 años ya en el Paseo del Hospital Militar Número 34 de Valladolid. Nuestro entrevistado corresponde a la segunda generación y es, además, el presidente de la Asociación de Confiteros de la ciudad del Pisuerga. Suma 23 años al frente de una confitería contrastada en Valladolid.
Además del suculento roscón, durante estas especiales fechas, también elabora turrones, empiñonados, canapés, pastel gloria, y las clásicas pastas de té, o mantecados, además de unos suculentos turrones.
Volviendo a los roscones, Rafa confiesa que pueden vender una media de 900 unidades en las fechas más marcadas, y que sus sabores van, desde el tradicional, pasando por el de nata y crema y llegando hasta el de trufa.
“Lo de que hacemos los mejores roscones de Valladolid lo tiene que decir el cliente. Intentamos hacerlos lo más naturales posibles, de gran calidad y, sobre todo, con mucho cariño. Es el producto que más debemos cuidar en un día tan especial”, finaliza nuestro entrevistado.
La tradición del roscón de El Bombón
En la Pastelería El Bombón nos espera Francisco Hernández Pérez. Todo en un negocio que abrió sus puertas ya hace 95 años. Nuestro entrevistado suma desde el año 1988 al frente. Ahora, su hija Inés también trabaja en el negocio, como no podía ser de otra forma. Un comercio que se ubica en la Plaza Fuente Dorada, 9, de la ciudad del Pisuerga, en pleno corazón de la ciudad.
“Nuestros productos estrella son las glorias, los bombones y los canapés. Por Navidad hacemos turrones artesanales, empiñonados, los clásicos mazapanes, bombones, polvorones, pastelería salada y, como no puede ser de otra forma, también hacemos roscones, no pueden faltar”, afirma Francisco.
Dan prioridad al respeto de los tiempos que pide el bollo y, siempre, utilizando la mejor materia prima. Este manjar para el paladar precisa de paciencia en su elaboración para que quede perfecto.
“Primero hacemos una esponja. Cuando ha doblado su tamaño comenzamos a amasar el rosón. Después, dividimos la masa y boleamos para dejarlo reposar en la cámara frigorífica. Transformamos esas bolas en roscones, seguimos todos los procesos posteriores y, una vez cocido, lo acabamos de decorar. Cuando enfría, lo guardamos en cajas o rellenamos”, explica nuestro entrevistado, en un proceso que puede durar seis horas.
El que más venden ellos es el vacío. Pero también hacen de nata y crema. En total unos 700 roscones desde el día 2 y hasta el 6 de enero, sin prisas y con la mejor calidad para que lleguen de la mejor de las maneras a los clientes. Son muy bien valorados entre los vallisoletanos y forasteros.
El increíble sabor del roscón de Ricardo Blanco
Por último, nos desplazamos hasta la Pastelería Ricardo Blanco, que se ubica en la calle Gallo número 4, para hablar con Ricardo Blanco Gutiérrez, que asegura que “cuentan con el escaparate más bonito de la ciudad”.
Una pastelería con 35 años de historia. Todos ellos gestionados por nuestro entrevistado. Hacen pastas caseras, de té, empanadas, tartas semifrías, y en época navideña no puede faltar el turrón, las cocadas, los empiñonados, los canapés, o los troncos de Navidad. Los tienen de cuatro sabores diferentes.
“Tampoco puede faltar el roscón de Reyes. Es una tradición que está muy arraigada en España y es un placer compartir uno de estos manjares con familia o amigos, a cualquier hora del día. Nosotros los elaboramos con tranquilidad y con materia prima de calidad para hacer la elaboración más natural posible”, apunta Ricardo.
Los hay de nata, de crema, de trufa, y solos. Se puede combinar al gusto del consumidor. Hacen, en las fechas más señaladas, ni más ni menos que 720 piezas. “Nos gusta que las cosas salgan bien. Eso solo se consigue haciéndolo con cariño”, finaliza.
Tres deliciosos roscones para disfrutar del sabor más dulce de la Navidad en Valladolid.