A principios de la década de los 80 en las calles de Valladolid se vivía un clima de tensión y conflicto como no se conocía desde la guerra civil. La muerte de Francisco Franco, solo cinco años antes, y el inicio de la Transición hacia la democracia no había sido para nada pacífico en la ciudad del Pisuerga y los choques entre los grupos de extrema derecha y de izquierda eran continuos. Una situación violenta que los partidos y sindicatos progresistas achacaban a la connivencia de la policía con los ultras y que desembocó en que la capital recibiera el sobrenombre de 'Fachadolid'.
Fuerza Nueva, el partido neofranquista fundado por el notario Blas Piñar en 1976, había conseguido una gran presencia en las calles de Valladolid −que no se correspondía con sus pírricos resultados electorales− y, a la vez, al calor de las huelgas de FASA y el movimiento universitario de 1975, había surgido en la ciudad un potente movimiento obrero, con la proliferación de grupos de izquierda como el Movimiento Comunista (MC) o la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), junto con la fuerza del PSOE, que ostentaba la Alcaldía desde 1979, en manos de Tomás Rodríguez Bolaños, y el PCE y los sindicatos.
El 9 de diciembre de 1979 la sede de uno de esos grupos de izquierda, el Movimiento Comunista (MC), fue incendiada, en un episodio más de esa espiral de violencia, con el resultado del fallecimiento de un matrimonio de jubilados: Manuel Alvarez Blanca, de 69 años, y Victoria Arranz Sariz, de 64. El atentado fue reivindicado por un comando antimarxista y la entonces dirigente del MC en Castilla y León, Doris Benegas −fundadora más de dos décadas después del partido Izquierda Castellana− culpó del ataque a la ultraderecha de la ciudad, es decir, a Fuerza Nueva y a sus juventudes, Fuerza Joven, cuyos miembros habían protagonizado varias agresiones a jóvenes izquierdistas.
El incendio de la sede de Fuerza Nueva
La acción de venganza por este atentado no se hizo esperar y el 30 de enero de 1980, algo más de mes y medio después del ataque contra la sede de MC, y hace ahora 44 años, un grupo de jóvenes asaltaron la sede de Fuerza Nueva, situada en la Plaza de España de la ciudad, y la incendiaron. El grupo que asaltó la sede ultra se reivindicó como "de izquierda" y previamente retuvo a punta de pistola a un matrimonio que residía en la vivienda contigua a la sede.
En concreto, se trataba del domicilio de Julián Alonso, entonces montador del periódico 'El Norte de Castilla', y de su esposa, que abrió la puerta a los cuatro encapuchados con pistolas y metralletas, después de llamar estos a su timbre, y permaneció encañonada y retenida desde las 21:00 horas de la noche hasta la 1:00 de la madrugada. A esa hora, dos de los jóvenes saltaron desde la ventana de Julián Alonso hasta el tejado y llegaron al patio interior de la vivienda en la que se ubicaba la sede de Fuerza Nueva.
Tras romper la mirilla de la sede, arrojaron una gran cantidad gasolina en su interior, provocando el incendio que destruyó la mayor parte del local. Después, regresaron a la vivienda del montador de 'El Norte de Castilla', que regresó a casa de trabajar a las 2:30 y, nada más entrar en su domicilio, fue encañonado por uno de los encapuchados y atado a una silla con un cable de televisión, mientras su esposa era atada a otra silla con esparadrapos. Acto seguido, los cuatro jóvenes emprendieron la huída de la casa.
Al día siguiente, Fuerza Nueva emitió un comunicado culpando del atentado a los que habían "consentido" que el incendio de la sede del Movimiento Comunista se "imputase" a su partido, asegurando que había sido de "origen fortuito". Además, por la tarde, militantes del partido y de sus juventudes se manifestaron en los alrededores de la sede con gritos de "Prensa canalla, has destrozado España", "Interviú asesina" y "Queremos metralletas para luchar contra ETA", y apedrearon la sede de la Unión de Centro Democrático (UCD) y de 'El Norte de Castilla'.
La violencia ultra se intensifica
El clima violento en la ciudad solo haría que incrementarse durante el año 1980. El 9 de febrero explotó una bomba en la sede del Partido Comunista de España (Marxista-Leninista) y al día siguiente dos jóvenes de izquierdas fueron brutalmente agredidos en la calle de Francisco Suárez, controlada por los militantes de Fuerza Joven. El 22 de febrero, un grupo de ultras lanzó dos cócteles molotov a un acto antifascista en la universidad y el día 24 se produjeron agresiones en distintos puntos de la ciudad, siendo internado el joven José Antonio Mariscal en la UCI de la Residencia Onésimo Redondo, que en 1984 cambiaría su nombre a Hospital Río Hortega.
El 17 de abril de 1980 el exmilitante del PCE Luis González Pascuau fue secuestrado en la ciudad durante hora y media, trasladado en coche a las afueras de Valladolid, interrogado y agredido: le apagaron cinco cigarrillos en su rostro. El 24 de abril, al día siguiente del Día de Castilla, la Librería Villalar fue destruida con una bomba y el 4 de julio explotó un artefacto explosivo de pólvora prensada en el Ayuntamiento de Valladolid, quedando destruida la sala de lectura del archivo municipal. Un ataque reivindicado por el Comando Onésimo Redondo.
El 13 de noviembre de 1980 estalló una bomba en el cine Cervantes, mientras se proyectaba la película 'El proceso de Burgos', y el 16 de noviembre un grupo ultra lanzó un cóctel molotov contra la sede de 'El Norte de Castilla'. Seis días después, el 19 de noviembre, dos kilos de explosivos destruyeron la sede de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). El 15 de diciembre se produjeron en Valladolid disturbios callejeros tras el asesinato en Madrid del secretario general del Frente Nacional de la Juventud, Juan Ignacio González, y fueron agredidos el vicedecano de la facultad de Derecho y dos estudiantes.
El clima de tensión llegaría a sus cotas máximas en el mes de enero de 1981, con el atentado en el bar 'El Largo Adiós', junto a la Catedral, el día 6, cuando un grupo de ultraderechistas la emprendieron a tiros con los clientes y dejaron paralítico a causa de los disparos a un joven estudiante, o con el ataque con una bomba a la sede del PSOE en la calle General Ruiz y un nuevo explosivo en el Ayuntamiento, en la madrugada del día 20.
A partir de finales del año 1982, con la llegada del PSOE de Felipe González a la Presidencia y la reestructuración de la cúpula de la Policía Local, junto con la disolución de Fuerza Nueva en la simbólica fecha del 20 de noviembre de ese año, la situación en la ciudad del Pisuerga comenzaría a calmarse, pero el nombre de Valladolid quedaría desde entonces indisolublemente unido a la violencia política durante la Transición.