En un alto en la promoción de la serie Reina Roja, Hovik Keuchkerian ha acudido esta tarde a Medina del Campo para recoger el Roel de Actor del Siglo XXI. Desde la distancia, «a unos días o unas horas de dar a luz», su compañera de Un amor, de Isabel Coixet, la Actriz del Siglo XXI, Laia Costa, agradeció su reconocimiento y celebró la existencia de «un espacio de cine» como el de la SECIME y que se mantenga «desde hace tanto tiempo». «Mucho cine, mucho corto», ha deseado al final de su intervención en vídeo.
Hovik Keuchkerian se ha sumado a esa celebración desde el escenario del Auditorio Municipal Emiliano Allende. El festival está en la raíz de su primer premio como actor, tal y como ha recordado momentos antes en un encuentro con los medios de comunicación, ya que el ganador del Concurso de Proyectos de la 24 SECIME, El otro, de Jorge Dorado, le supuso el galardón a la mejor interpretación masculina en el certamen de Alcalá. Luego llegarían otros muchos y la nominación al Goya por Un amor.
Ajeno al ruido, Keuchkerian reniega de las redes sociales: «Cruzo los dedos para que esto sea una moda que acabe pasando. Disfruto de mi tranquilidad, de mi gente. En la capacidad que tengo de decidir, decido que mi carrera irá más despacio, probablemente ganaré mucho menos dinero, pero podré disfrutar de mi pasión por el monte y de que la gente me pare por la calle y me dé la enhorabuena por mi trabajo».
Tampoco los premios entran dentro de sus preocupaciones. «No dependen de mí, de mí depende estar a la hora que me llaman en el set, meterme en el personaje, ser correcto con el equipo, trabajar y hacer piña. Eso depende de mí, que me den un Goya no depende de mí», ha sentenciado en un encuentro con los medios antes de recoger el galardón.
«Honrado y orgulloso» de recibir el reconocimiento en Medina del Campo», Keuchkerian ha recordado sus inicios en el mundo de la interpretación tras abandonar el boxeo profesional. Así, ha tenido palabras de agradecimiento a Jorge Blas, quien por primera vez lo invitó a subirse un escenario con un monólogo, y para Ramón Campos, quien le llamó para un casting cuando «no tenía ni idea de lo que significaba esa palabra». «Lo realmente complicado de esta profesión, que probablemente sea abrirte un hueco, que alguien te haga una primera prueba, ese peldaño difícil de salvar a mí me vino de primeras con la serie Hispania», ha señalado.
Luego llegaron los cortos, un formato que defiende como «una plataforma maravillosa para que la gente pueda foguearse, contar historias en ese formato y hacer pruebas de lo que sería un largo». Recientemente ha recibido dos propuestas de cortometrajes «absolutamente magníficos» que no pudo hacer por fechas.
Tras «catorce años aprendiendo en esta profesión», su papel de Andreas en Un amor, le valió su segunda nominación al Goya y el privilegio de trabajar con Isabel Coixet. «Todo lo que diga de ella es poco», ha señalado antes de recordar que la directora cambió en el guion el origen turco de su personaje para que él, de padre armenio, pudiese contar por boca del personaje «el sufrimiento de su madre cuando tuvo que salir de un país en el que se estaba cometiendo un genocidio contra los suyos».