El Papa Francisco recibiendo los mantecados de Portillo

El Papa Francisco recibiendo los mantecados de Portillo Confitería Garnacho

Valladolid

Las 'zapatillas' más deliciosas de la gastronomía de Valladolid que enamoraron al Papa Francisco

Este dulce, que se conoce con diversos nombres, se puede consumir en cualquier época del año y consigue conquistar el paladar de todo el que lo prueba 

12 marzo, 2024 07:00

El momento dulce del día es algo que no puede faltar. Ese bocado que te invade el paladar y te hace pasar unos minutos llenos de gloria.Y lo mejor es que da igual la hora del día que sea porque estos bocados apetecen en cualquier momento. 

Muchos aprovechan al terminar de comer para tomarse un café y acompañarlo con una pasta o un trocito de dulce. Otros prefieren por la tarde o incluso los hay que no miran la hora. Un momento que no falta en la vida de nadie. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, el hecho de viajar a algún lado hace que te apetezca aún más probar la repostería típica de la zona. 

Ahora que se acerca la Semana Santa es una fecha estupenda para degustar el sabor de la tierra. Aquellos manjares tradicionales que nadie quiere perderse. Y Valladolid es el sitio idóneo. Cada uno de sus pueblos tiene un sabor especial, un producto típico que consigue enamorar a los visitantes y vecinos cada día. 

Sin ir más lejos, uno de ellos es Portillo, una localidad que se ubica a unos 35 kilómetros de la capital. Pero ¿qué es lo que más destaca en esta zona? Pues bien, a nadie se le escapa que uno de sus manjares son los mantecados de Portillo, también conocidos como 'zapatillas'.

El dulce más típico de Portillo: las 'zapatillas'

El dulce más típico de Portillo: las 'zapatillas' Glasse

Es uno de los productos más conocidos de la gastronomía de la provincia. Se caracteriza por ser amasado con manteca de cerdo y lo mejor es que se puede consumir en cualquier época del año. Por ello, los turistas, vayan cuando vayan, podrán comprarlos o degustarlos en los bares.

Tienen una forma elíptica y aparecen recubiertos con una capa gruesa de azúcar, que es lo que les aporta su color blanco característico. Una cobertura que va acompañada de unas gotas de limón y claras de huevo.

Para la propia 'zapatilla', además de la manteca de cerdo, también se echa un poco de vino blanco, harina y la ralladura de la piel de una naranja. Unos ingredientes sencillos y que están al alcance de cualquiera.

En el caso de la localidad vallisoletana existen documentos que atestiguan que este dulce se hace desde el siglo XV y se encargaba por las cofradías de las iglesias vallisoletanas. Una receta que se ha mantenido con el paso de los años y que se sigue elaborando. 

Lo cierto es que, como ya anticipábamos, se le conoce con otros nombres también como 'bollo blanco', 'bollo bañado', 'zapatillas' o 'portillanos'. Quizá lo más sorprendente llegue ahora. Y es que este manjar ha conseguido deleitar al Papa Francisco.

Un obsequio muy sabroso de parte de la Confitería Garnacho (ubicada en la Avenida Segovia, 3, en Arrabal de Portillo) que llegó a sus manos en 2022. Un momento que aún recuerdan con cierta emoción. Fue al finalizar cuando el sacerdote vallisoletano Francisco Javier, que reside en Roma, se las pudo entregar, pese a que aún estábamos inmersos en plena pandemia.

El Papa Francisco recibe las 'zapatillas' de El Garnacho (Portillo)

El Papa Francisco recibe las 'zapatillas' de El Garnacho (Portillo) Confitería Garnacho

La audiencia del miércoles había finalizado y, mientras el Papa hacía su tradicional recorrido de salida, pudo recibir este dulce manjar y llevarse uno de los alimentos estrella de la provincia. Un recuerdo que quedará para siempre en la historia de El Garnacho. 

Sin duda, una delicia que todo el mundo debería probar. Un dulce que es fácil encontrar en la capital en muchos de sus establecimientos o supermercados aunque donde mejor están es en la propia localidad. Por eso, quienes acudan a la Comunidad durante estos días festivos, deben hacer una parada obligatoria en Portillo y degustar estos manjares que enamoran el paladar de quienes los prueban.

Unos mantecados que, en muchos casos, se acompañan de un licor, aunque también puede ser de un café o té.