Croquetas de colores, sí. Y de muchos sabores. Eso es lo importante, que saben a lo que prometen. A gambas al ajillo, a pulled pork, a pizza, morcilla y hasta a oreo rellenas de chocolate blanco. Y así hasta 18 sabores de los más curiosos e inverosímiles cuando estamos hablando de uno de los productos más clásicos y famosos de la gastronomía española.
La Carnicería Cristina, que cuenta con 18 años de historia en el municipio vallisoletano de Arroyo de la Encomienda se encarga de elaborar unas croquetas únicas en España y que quitan el sentido. Es por ello que desde diversos puntos de la geografía española se encargan de hacer pedidos, más o menos grandes para probar estas auténticas delicias que dejan ese regustillo tan placentero en el paladar.
Charlamos con Cristina Herrero Cuadrado, que promete coger el testigo al frente del negocio, cuando sus padres se jubilen, para que nos cuente todos los secretos de un auténtico y curioso manjar que brilla por su espectacular sabor.
Cristina, la hija de los dueños
“Soy la hija de los dueños. Me defino como una mujer con ganas de comerse el mundo. Me gusta tener siempre todo el día y el tiempo ocupados y disfruto mucho aprendiendo cosas nuevas”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Cristina Herrero Cuadrado, de 32 años.
La joven suma 14 primaveras currando. Ahí es nada. Cinco en el negocio que lleva su nombre. Es una apasionada de la lectura, también del cine y de pasar tiempo “de calidad”, como ella dice, con su familia y amigos, los dos pilares de su vida y a los que hace caso cuando el trabajo lo permite.
Cada día, nuestra entrevistada y sus padres acuden desde la localidad vallisoletana de Laguna de Duero a Arroyo de la Encomienda, donde se encuentra su forma de vida. En la calle Picones, en concreto.
“Recuerdo mi infancia con mucho cariño y nostalgia. Fue increíble. Jugaba en la calle con mis primas y mis amigos. Según crecía, la adolescencia fue aún más increíble y ahora soy una mujer que intenta salir adelante con su trabajo”, confiesa nuestra protagonista.
La historia de la carnicería
La Carnicería Cristina abrió sus puertas hace 18 años. Concretamente el 8 de marzo de 2006. Instantes antes de que estallara la gran crisis que azotó a España desde el 2008. Y ellos han sobrevivido al golpe, por algo será. Todo después de que la madre de nuestra entrevistada fuera despedida de su anterior empleo y decidiera formarse como carnicera.
Se instaló en la calle Picones número 1 de Arroyo de la Encomienda. Más en concreto, de La Flecha. Junto a la plaza del Ayuntamiento. Son, en la actualidad, 7 trabajadores. Aunque, como confiesa Cristina, ahora lo que más quiere su madre es “estar con su nieta y aparece poco por la tienda”.
“Nos gustaría crecer más aún. De manera equilibrada. No queremos que nos mate el éxito. Se vive muy bien en Arroyo y viene mucha gente a comprar aquí. Da miedo por como está la situación de los comercios hoy en día, pero yo tengo muchas ganas. Cuando mis padres se jubilen, mi intención es quedarme al frente del negocio”, apunta Cristina.
Unas curiosas croquetas
“Hacemos unas croquetas que son especiales por su calidad. Utilizamos productos de cercanía que les da más valor todavía. Se caracterizan por lo crujiente de su rebozado y la cremosidad de su interior. Saben a lo que son y eso la gente lo valora mucho. Quien las prueba, repite”, afirma nuestra entrevistada.
Todo hablando de unas croquetas que son famosas en toda España. Las empezaron a hacer de colores hace 7 primaveras y a la gente le llama mucho la atención. Tanto a los mayores como, fundamentalmente, a los más pequeños. Rojas, amarillas, rosas, verdes… y azules. Muchos han bautizado ya a estas últimas como las pitufas.
“Tenemos las clásicas croquetas de cecina, jamón ibérico y huevo. Después las de teriyaki, trufa con queso, lechazo IGP, gambas al ajillo, de nuestro propio pulled pork, pizza, morcilla, que son las preferidas de la gente, y hasta de oreo rellenas de chocolate blanco que son una locura. Contamos con 18 sabores distintos en carta y cada mes introducimos un nuevo sabor”, explica Cristina.
La joven confiesa que los croqueteros, maestros ya, son su padre y hermano. Ellos se encargan de hacerlas, una a una. Todo para que sean degustadas por personas que hacen su pedido desde Cataluña, Andalucía, Valencia o Madrid.
“Las vendemos online. A través de la web y, fundamentalmente por WhatsApp, donde pueden venir a recogerlas al local o se las mandamos a su domicilio sin perder la cadena de frío. Nos encanta que todo el mundo pueda probar nuestras croquetas”, finaliza Cristina.
Una forma de triunfar dándole una vuelta innovadora a un producto muy tradicional.