A Matapozuelos se le conoce por muchas cosas. Los que peinan canas por el famoso zoo que hubo en los años. Los más marchosos por tener las mejores fiestas de verano de toda la provincia. Los amantes de la gastronomía por ser la villa gastronómica con restaurantes con Estrella Michelín y otros donde el pincho de lechazo es su estrella más brillante.
Sin embargo, dentro de sus tradiciones hay una que se celebra en Semana Santa, concretamente en el Lunes de Pascua, es decir, el lunes siguiente al Domingo de Resurrección que es uno de los momentos más esperados por los vecinos del pueblo y donde se rinde culto a la Virgen de Sieteiglesias. Una tradición que se remonta a hace muchos años, en concreto a 1776 cuando llegó la bula papal de Clemente XI, y que demuestra la unidad que existe entorno a esta celebración.
Como os decimos, la festividad de la Virgen de Sieteiglesias se celebra el Lunes de Pascua y el 8 de septiembre (fiesta local) con una romería y un buen número de jotas. Hasta aquí nada que no puede verse en tantos y tantos pueblos, pero lo que la hace singular es la costumbre inmemorial de arrojar sobre la imagen una larga guirnalda de pañuelos a su entrada en la ermita tras la procesión. ¿De dónde viene?
Son los 'quintos' del año, en este caso en Matapozuelos los que cumplen los 20 años, los que recogen durante la procesión previa los pañuelos de las mujeres, o como se dice en este lugar, de las mozas. Los anudan para que forman parte una extensa guirnalda que es muy vistosa. Al final de la procesión, se colocan a la entrada de la puerta de la ermita, cuyo arco han engalanado con retamas y formando un arco humano coronan a la virgen entrecruzando los pañuelos. Hace años solo se veían a quintos, pero las tradiciones se amoldan a los nuevos tiempos y ya son las intrépidas quintas las que también suben al más puro estilo de un Castellet en Cataluña. Incluso en 2017 la mayoría de ellas, como se puede ver en la imagen fueron chicas. Algún año se han vivido sustos que han tenido por alguna caída, pero siempre se quedó en eso.
Posteriormente, tras el canto de la ‘salve’ por parte de todos los Matapozuelos se retiran los pañuelos y desde el balcón de la casa del ermitaño se devuelven a sus dueñas mostrando uno a uno para que les identifiquen. Una imagen que denota la unión del pueblo para honrar a su Virgen de Sieteiglesias.
Sin embargo, no es solo ese día cuando en la mente de los vecinos se encuentra su patrona. Días previos se realizan las famosas novenas, donde los vecinos recorren la distancia que hay entre el pueblo y la ermita para solicitar “agua para nuestros campos y salud para nuestras familias”, apuntan desde la asociación. La Virgen lo hace bendiciendo los campos desde el espigón que forman los ríos Adaja y Eresma. El paso del tiempo también ha sido testigo de la mejora del famoso 'camino a la ermita'.
Este lunes 1 de abril, Matapozuelos volverá a rezar, bailar y cantar a su patrona: la Virgen de Sieteiglesias. Después de la misa, cantada por la Coral de Matapozuelos, actuará el grupo de danzas "Miguel Iscar" acompañado por los Dulzaineros de Matapozuelos y acto seguido el Ayuntamiento ofrecerá su tradicional refresco de pastas y limonada.