La famosa heladería que hace helados de 200 sabores diferentes en la provincia de Valladolid: “Somos fabricantes de felicidad”
Desde los tradicionales a los más innovadores. Incluido uno que lleva el nombre del establecimiento que también es cafetería y pastelería. Tres en uno
13 abril, 2024 07:00Noticias relacionadas
Medina de Rioseco pasa por ser uno de los municipios más importantes de la provincia de Valladolid. Cuenta con una amplia historia que dice que llegó a estar habitada por vacceos, celtas y romanos. Durante los siglos XV, XVI y XVII, el lugar llegó a ser el principal asentamiento de los Almirantes de Castilla, lo que le hizo ganar en importancia y le llenó de preciosos monumentos artísticos. De aquí le viene al lugar el nombre de la Ciudad de los Almirantes.
Hoy en día, esta villa que pasa también por ser Ciudad Europea de la Navidad, cuenta con un total de 4.483 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y también es un importante núcleo turístico porque por allí pasa el Canal de Castilla y por una Semana Santa única que está declarada de Interés Turístico Internacional.
La localidad también es famosa por contar con un amplio y variado elenco de establecimientos hosteleros para disfrutar de un buen café, del mejor dulce o, como es el caso, de los helados más increíbles con, por un lado, sabores tradicionales y, por otro, con los más innovadores.
Hoy conocemos la historia de la Cafetería-Pastelería-Heladería Castilviejo, que se ubica en la calle que lleva el mismo nombre, concretamente en el número 4. Charlamos con Lázaro Sanabria, el dueño del local que pasa por ser la segunda generación del negocio familiar.
La vida de Lázaro y la historia del lugar
“Soy una persona trabajadora. Un autónomo. Me gusta mucho innovar. Esta innovación la aplico en la pastelería y en la heladería. Soy feliz haciendo lo que hago y dando continuidad al negocio familiar aquí, en Medina de Rioseco”, confiesa, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Lázaro tiene 44 años y lleva toda la vida en la Ciudad de los Almirantes. Es la segunda generación de la Cafetería-Pastelería-Heladería Castilviejo y se esmera, mientras prepara unos deliciosos helados, en contarnos la historia del lugar, que tiene miga.
“En el año 1968 mis padres abrieron el local como cafetería. Después, abrieron la pastelería y, hace unos 40 años, la heladería. Todo lo pusieron en marcha mis padres: Lázaro y Nieves. Querían, después de emigrar a otro país para trabajar, montar su propio negocio. Así nació todo”, confiesa nuestro protagonista.
Son 25 los años que llevan en el local actual. Sus padres se jubilaron hace ya 14 años y le tocó a nuestro entrevistado coger las riendas para no dejar morir a este importante negocio familiar.
200 sabores diferentes de helados
“Hago más de 200 sabores diferentes de helado. Somos fabricantes de felicidad. Como solo tenemos capacidad para exponer un total de 14 en la vitrina, voy rotando. Por la mañana hago de unos y por la tarde de otros para que los clientes puedan elegir”, añade Lázaro.
Sabores que van, desde los más clásicos: el de chocolate, vainilla o fresa, hasta los más innovadores: de galletas Lotus, Oreo, natillas, fruta del dragón o leche merengada. El de pomelo rosa, como “lo petó” como diría aquel el pasado año.
“Tenemos hasta un sabor propio que se llama Castilviejo. Lo sacamos hace unos ocho años y la verdad es que ha gustado y la gente lo compra mucho. Se trata de una mezcla de avellana, café, chocolate y galleta. Está muy bueno”, añade el dueño de la heladería.
Todo artesanal
La Cafetería-Pastelería-Heladería cuenta con una superficie de 100 metros cuadrados y allí trabajan un total de seis personas. Todo es artesanal, y ahí radica la clave del éxito. También, más costoso, pero cuando uno hace lo que le gusta, no cuesta… y al final el cliente se lo agradece.
“Cuando sabes como se hace, pese a que aquí todo es artesano, no se tarda tanto. Se llenan los tanques de leche para preparar la pasteurización, abatidor, ultracongelador y a vender. Es muy sencillo”, asegura convencido nuestro protagonista.
Desde el Día del Padre arranca la campaña de helados en el lugar y hasta los meses de octubre-noviembre. Ahora que llega el buen tiempo apetece comer un buen helado de los sabores más ricos posibles.
“La venta va en ascenso cada día y esperamos que siga así. Somos un referente de la buena heladería artesana y queremos continuar siéndolo muchos años más”, finaliza Lázaro.