La Pastelería Chus, ubicada en la calle Real de Burgos número 9, es uno de esos negocios icónicos de la ciudad del Pisuerga. Uno de esos pequeños comercios, de los de toda la vida, que salen adelante, día a día, con el sudor y el esfuerzo de sus propietarios y que esconde una bonita historia después de todos estos años de trabajo.

“Fueron los padres de mi mujer los que abrieron en el año 1977. Tenían una heladería, allá por los años 60, justo en el número 11, pero apostaron por comprar este local y comenzar a vender productos más enfocados al mundo de la pastelería”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Javier del Caño Morell, que es el dueño junto a su mujer, María Jesús, del negocio.

De heladería, donde se degustaban estos sabrosos manjares que ahora, con el buen tiempo, apetecen, a pastelería con 47 años de historia, ni más ni menos, por la que han pasado miles de personas, vallisoletanos y turistas que han querido deleitarse con los mejores manjares en forma de roscones, abisinios y demás.

Pastelería Chus Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Los padres de mi mujer son sorianos. Esta pastelería nace en 1977. Mi mujer, junto a su padre y madre, servían productos de otros obradores hasta que en 1989 cogemos nosotros las riendas y en 1997 abrimos un obrador al comprar parte del sótano del edificio. Ahí lo instalamos”, afirma nuestro entrevistado.

Él de 63 años, ella de 65. Ella, toda una vida dedicada al negocio de sus padres, a echar una mano, él, hizo una FP de Automoción y es amante del campo por lo que decidió apostar por una explotación ganadera antes de comenzar, junto a la que hoy es su mujer, en el negocio.

En esos 175 metros, entre tienda y obrador, venden todo tipo de pastelería, bollería y pan, aunque el pan no es suyo. Se levantan a las 5.30 horas de la mañana para que los clientes tengan todo listo a primera hora del día. 

“Nos retiramos. No hay continuidad por parte de mi hija que ha estudiado y tiene su trabajo. Este negocio es muy esclavo. Por eso, hace un tiempo sacamos a la venta el local. Nuestra intención era cerrar y dejarlo, pero hoy una mujer de Argentina que quiere seguir con el negocio y estamos pendientes de firmar”, añade nuestro protagonista.

La idea, como nos explica Javier, era “cerrar el negocio” y “hacer una vivienda con trasteros en el sótano”. Pero, ahora, dicha idea “se ha paralizado”. “Nosotros traspasaremos el negocio y esta mujer continuará con el mismo”, añade

“La intención era cerrar ya, pero, puedo afirmar, que Pastelería Chus va a seguir viva con una nueva dueña. Teníamos decidido dejarlo en junio, pero fue el 31 de enero cuando esta mujer llegó y la idea es firmar la semana que viene el traspaso”, indica el que aún es uno de los dueños, junto a su mujer.

Nuestro entrevistado, afirma que este trabajo es “emocionalmente muy estresante” pero es consciente que para su mujer “por vínculo” le puede “costar más dejar el mismo”, también por el trato cercano que tiene con todos sus clientes en el día a día.

Imagen interior de la pastelería Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

“La idea es que, a partir de junio, coja las riendas la nueva propietaria. Yo me quedaré, y mi mujer también, un poco más de tiempo para enseñarle cómo se hacen las cosas”, finaliza nuestro protagonista.

Por tanto, se podrá decir que Pastelería Chus continuará su camino, eso sí, con otra persona al mando.

 

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