Manuel Sierra (Villablino, enero de 1951) es un pintor de formación autodidacta y tendencia figurativa. Desarrolla su actividad pictórica en los campos de la pintura. Tanto en el óleo, como el acrílico, la acuarela, la cera o las técnicas mixtas. Lo hace tanto en el muralismo, como en la ilustración, en la escenografía teatral y la edición.
Desde hace años vive y tiene su taller en Simancas. En su propia casa de la localidad vallisoletana. Expone con regularidad en circuitos de galerías, tanto nacionales como internacionales y acude con sus obras a Ferias y Bienales. Desde hace años, también, sus murales son protagonistas en varios pueblos de la provincia de Valladolid.
Hace unos días pintó uno en San Pelayo, después de hacerlo en Castronuño y en Medina del Campo. Sin embargo, estos dos últimos, fueron borrados, lo que ha abierto la polémica y ha hecho que nuestro entrevistado lleve estas acciones ante los tribunales.
Sierra se ha querellado contra el borrado del mural que pintó el pasado 30 de abril de 2022 en una jornada del ‘Abril Republicano de la ronda de Izquierda Unida’ en Castronuño.
Hablamos con él en la siguiente entrevista.
P.- ¿Quién es Manuel Sierra? ¿Cómo se define?
R.- Me defino como un pintor que es producto de su tiempo y de sus curiosidades. También, que busca devolver a la sociedad un mundo un poco mejor del que recibí. Esa propuesta me lleva a moverme en estructuras políticas y sociales con el fin de construir y reforzar sistemas que crean en la solidad y en un reparto más equitativo.
P.- ¿Cómo ha sido su trayectoria?
R.- Me he dedicado al oficio de pintar desde que era niño. Sin embargo, hasta el año 1980 ejerció en diferentes trabajos, entre ellos el de director de Arte de una Agencia de Publicidad en Valladolid y también en Madrid. Fue a partir del año 1980 cuando me dedico en cuerpo y alma al oficio de pintar. Me fui primero a Zaratán y después me vine a vivir a Simancas. Aquí sigo. Le compré la casa a un pinto que se llamaba Gabino Gahona. Aquí tengo mi taller. No soy como otros artistas que se van a una nave a pintar. Yo debo tener mi lugar de trabajo entre la cama y la cocina.
P.- ¿Qué busca con sus obras?
R.- Mi pintura busca ennoblecer lo obvio. Reclama poner la mirada en lo cotidiano. Por eso elegí la pintura figurativa. Me interesa la pintura que cuenta las cosas. Al mismo tiempo que salto a la palestra como pintor, lo hago como muralista.
P.- Desde 1980 se dedica, por tanto, en cuerpo y alma a pintar.
R.- Así es. Desde ese año lo hago en cuerpo y alma. Desde pequeño me decían que tenía dotes para ello, aunque yo me veía como un niño normal. Mis padres me animaron desde que era sumamente joven. Me pusieron las herramientas para pintar y, también contribuyeron las visitas a los museos y a diversas exposiciones. Lo hacíamos como una práctica cotidiana.
P.- ¿Se puede cuantificar cuantos murales ha pintado a lo largo de toda su trayectoria?
R.- Yo calculo que, de 50, no baja el número. He pintado por Castilla y León, por País Vasco, por Asturias, Galicia o Madrid. Recuerdo que el primero de todos fue en Madrid, en Santa María de la Cabeza. En concreto, en una tienda de muebles. En la mili coincidí con el hijo del dueño y, después, fui a pintar allí. Además, en el sur de España, se hicieron muchos murales míos en diferido. Diferentes asociaciones memorialistas pidieron trabajar sobre diseños míos. Yo pienso que la pintura tiene una capacidad terapéutica que te hace estar fuera de un lugar opresor. Tristemente, casi todos mis murales han desaparecido. Sin embargo, queda la memoria y el recuerdo de las personas que los pintaron conmigo.
P.- ¿Cómo vive la polémica del mural de Castronuño?
R.- Ha sido una polémica que me ha conducido a salir del mantra. Si ellos eliminan uno de la faz de la tierra, nosotros pintaremos dos. Si borran dos, pintaremos cuatro. Lo de la eliminación del mural de Castronuño es la piedra de toque. El hecho de llevar esta acción a juicio por los derechos de autor. No se puede eliminar algo porque sí. Hay una libertad democrática. Me he querellado y lo he llevado a juicio para que sepan que sus actos no pueden quedar impunes. O jugamos todos en las mismas condiciones o se rompe la baraja.
P.- La querella está presentada
R.- Interpuse la denuncia hace tres meses. Todo el procedimiento está en marcha, aunque, ahora mismo, desconozco en qué fase. Tengo que llevar a la abogada, en los próximos días, documentación que acredite la existencia de la obra. También la cuantificación de lo que costó la misma. Esta obra respondía a un encargo y tenía un valor. El juez tiene que considerar también esto.
P.- Es triste que diversas personas, por no coincidir con ciertos ideales, se dediquen a eliminar obras de arte…
R.- Parece que les escuece. Es como cuando tiras a un gato al agua, que sale rebotado y con los pelos de punta. Pues aquí, igual. En el caso de Castronuño es más grave porque una de las personas que borraron el mural es concejal. Era un mural encargado por el Ayuntamiento de Castronuño. Estaba todo formalizado en el contrato y nadie tiene que borrarlo.
P.- En Medina del Campo también tuvo otra polémica con un mural
R.- Entre el mural que hice en Castronuño y el que he hecho en San Pelayo, realicé otro en Medina del Campo. También fue eliminado. Es un caso distinto porque aquí lo dibujé sobre una tapia cedida por un señor. Tuvo tantas amenazas que me dijo que iba a mandar a un pintor profesional para que lo tapara porque no soportaba la presión.
P.- Como dice, ha pintado otro en San Pelayo hace muy poco.
R.- Todo dentro de la iniciativa del Ayuntamiento de San Pelayo y de su alcaldesa. Lo hemos dibujado en su centro cultural, en un pueblo que es diminuto. He dado protagonismo al mismo como un mural del memorial, con huesos y calaveras como protagonistas. Son el caldo de cultivo para que, de ellos, broten vegetaciones con frutos tricolores. Todo con ánimo de ensalzar y restituir la memoria de los asesinados por el franquismo que fueron rescatados de las cunetas.
P.- Usted es un hombre que sigue la actualidad política. ¿Cómo ve la de Castilla y León?
R.- Aquí es un desastre. Menos mal que hay asociaciones memorialistas que siguen investigando y que presentan las cosas tal y como son. En el plano institucional no hay por donde cogerlo. La inacción es terrible. El hacer política concreta para obstaculizar hablando de concordia es tremendo.
P.- No es muy partidario del proyecto de la nueva Ley de Concordia que presentaron PP y Vox para Castilla y León, por lo que intuyo.
R.- Esta ley entraña riesgos. Tienen que ser conscientes de lo que están haciendo. Lo hacen con un diseño perfecto y todo está programado. Sale de los despachos.
P.- ¿Cómo ve el futuro y qué objetivo y deseo se marca mirando al mismo?
R.- Eso que dicen de que, cuanto más viejo te haces más moderado no es así. El paso de los años lleva a una radicalización cada vez mayor. Ayuda mucho que vivimos en una circunstancia política de fascistización imparable. La internacional fascista es una realidad.