Carlos junto a su padre José Carlos en la Panadería Pastelería Cipriano Martín de Medina

Carlos junto a su padre José Carlos en la Panadería Pastelería Cipriano Martín de Medina Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

La sexta generación de una pastelería con casi 70 años de historia en un pueblo de Valladolid: sus trenzas están deliciosas

Carlos y Marta están al frente de un negocio mítico en el lugar para disfrutar de los mejores sabores. El dulce domina, pero también hay espacio para lo salado. Uno de sus productos se hizo viral

5 junio, 2024 07:00

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Fue en el año 1955 cuando Cipriano Martín Bartolomé abrió su obrador de pan dulce. El suyo propio. Era hijo de Ezequiel Martín Arévalo y de Jenara Bartolomé Fernández, dos reconocidos industriales panaderos de Medina del Campo que es donde englobamos esta dulce historia. Lo hizo para independizarse del negocio familiar con otro que, a fecha de hoy, tiene ya 69 años de historia, ni más ni menos.

“Mi tatarabuelo Primitivo y Gregorio eran también panaderos. Podemos asegurar que ya son un total de seis las generaciones que han pasado por el negocio familiar. De hecho, Ezequiel y Jenara tuvieron el primer horno en la plaza de San Agustín. Después se trasladaron hasta el número 10 de Claudio Moyano. Fallece Ezequiel y un año antes había inaugurado el horno su hijo Cipriano en la calle Padilla número 4”, explica en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Carlos Martín Sanz.

Él es el nieto de Cipriano y el hijo de José Carlos que nos cuenta que su abuelo “murió a los 80 años” en el 2012, dejando un total de “tres tiendas de pan y también de dulces en Medina”. Los dos hijos de Cipriano, Jesús Ángel y José Carlos, decidieron que lo mejor pasaba por “reabrir el obrador primitivo de calle Padilla” que “había estado cerrado unos años tras la muerte de mi abuelo”, nos explica Carlos.

Imagen del interior de la pastelería en Medina del Campo

Imagen del interior de la pastelería en Medina del Campo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Así es como la llama se mantiene viva y el negocio familiar continúa dando, 69 años después, el mejor servicio a los medinenses y también a los turistas que se llevan del lugar alguno de los suculentos dulces que ofrecen.

Carlos y el arte de combinar tradición e innovación

Medina del Campo es un municipio vallisoletano que se ubica en la zona suroeste de la provincia, de cuya capital dista 45 kilómetros y que se extiende sobre una superficie de 104,49 kilómetros cuadrados. Cuenta con una población de algo más de 20.000 habitantes y pasa por ser uno de los núcleos más dinámicos de todos los municipios vallisoletanos en lo que a la economía se refiere, destacando por su valor comercial, agrícola e industrial. Allí continúa, como les venimos contando, la Panadería Pastelería Cipriano Martín.

“Me considero una persona a la que le van los retos. Le gusta esos negocios que continúan, de generación en generación, prolongando la historia y la tradición de la tienda, pero tratando de renovarse e intentado no perder la esencia”, asegura Carlos en declaraciones a este medio.

Él nació en Medina del Campo y tiene 32 años. Vivió en Madrid durante diez, trabajando en otras empresas hasta que decidió volver. Hace ocho se puso al frente del negocio familiar donde forma parte de la sexta generación y donde trabaja junto a su prima. Son las dos ramas de esa sexta generación, apunta.

“También están nuestros padres. Y, además, contamos con una plantilla de trabajadores amplia que conforman, en la actualidad, un total de 15 profesionales que llevan muchos años con nosotros y hacen más fácil el día a día”, explica nuestro entrevistado que apunta que el comercio de la calle Padilla 4 cuenta con 300 metros cuadrados de tienda y obrador.

Carlos, junto a su padre José Carlos, en el negocio

Carlos, junto a su padre José Carlos, en el negocio Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Delicias para endulzar el paladar

Contamos con un amplio horario de atención al cliente. De 8 a 21 horas. Solo cerramos el Día del Año y también el de Navidad. Los demás, estamos abiertos e intentamos dar a nuestros clientes la mejor oferta de productos para que puedan chuparse los dedos y disfruten de todo lo que hacemos de forma casera”, afirma nuestro entrevistado.

Después de visitar un lugar emblemático de Medina del Campo como es el Palacio Real Testamentario de Isabel La Católica, la visita a esta suculenta pastelería es la mejor de las opciones para disfrutar con una amplia variedad de pasteles y unas empanadas que quitan el sentido.  También destaca el saboroso pastel de frutas que ofrecen, sus magdalenas, las famosas cocadas y sus deliciosas palmeras de chocolate.

Un sabroso roscón

Un sabroso roscón Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

También destaca el saboroso pastel de frutas que ofrecen, sus magdalenas o un pan dulce que quita el sentido. Es, sin lugar a dudas, una de las mejores opciones para la hora del café. Una buena visita por un lugar mágico como es la Villa de las Ferias y un buen dulce con el café. El plan perfecto.

Ahora toca hablar de sus trenzas, no nos olvidamos de ellas.

Imagen de la pastelería

Imagen de la pastelería Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El arte de la trenza viajera y el futuro del negocio

Nuestra referencia, algo simbólico del lugar, es la trenza, lo que se conoce como el ocho. Hace unos cuatro años pusimos en marcha una iniciativa que llevaba el nombre de ‘La Trenza Viajera’. Contábamos con un hashtag y se viralizó”, asegura Carlos satisfecho tras una campaña de oro.

Desde entonces son muchos los clientes que llegan hasta el lugar para degustar esta sabrosa trenza y los que comparten sus fotos con ella, a través de las redes sociales, en cualquier punto del mundo. “Incluso en Eurovisión estuvo presente nuestra trenza”, nos confiesa Carlos.

“Medina es un municipio que está bien localizado. Tiene buenas conexiones, si hablamos de transporte y creemos que todavía tenemos muchas alegrías que dar en el lugar”, finaliza Carlos.

Larga vida a la Panadería Pastelería Cipriano Martín en la Villa de las Ferias.