Tres mujeres y una frutería con 20 años de vida que brilla en un pueblo de Valladolid: “Apostamos por la calidad a un precio razonable”
El negocio ha recibido un importante premio este año en la localidad vallisoletana, fruto de su trabajo y esfuerzo incansables
1 julio, 2024 07:00Noticias relacionadas
- La pastelería familiar que hace unos lazos que enamoran en la provincia de Valladolid: 40 años de tradición y dulzura
- La sexta generación de una pastelería con casi 70 años de historia en un pueblo de Valladolid: sus trenzas están deliciosas
- El paraíso del dulce a los pies de un imponente castillo de la provincia de Valladolid: trufas de los sabores más increíbles
Aldeamayor de San Martín es un municipio que se encuentra dentro del Área de Dependencia Primaria de Valladolid y Entorno, al Sur de la capital, a una distancia de 17 kilómetros aproximadamente y a 20 minutos en coche y cuenta, en la actualidad, con una población de 6.035 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Se trata de una localidad importante dentro de la provincia pucelana y en franco crecimiento. El Ayuntamiento del municipio se esmera, cada año, en preparar diversas actividades que hacen que el lugar tenga mucha vida a lo largo y ancho de los 365 días del año.
Allí abrió su negocio María Luisa Rico García. Una mujer que nació, creció y vive en el pueblo pucelano y que saca adelante, cada día, su frutería, con la ayuda de Paloma y Elena, gracias a un gran trabajo.
Conocemos más los secretos de este establecimiento, muy querido, en Aldeamayor de San Martín.
Los inicios y un gran premio para una mujer trabajadora
“Nací y viví en la tienda de mis padres. Una tienda pequeña, de pueblo, donde se vendía de casi todo. Desde pequeña, el mundo del comercio me ha gustado. Tras la jubilación de ellos y después de un pequeño paréntesis, decidí retomar la actividad y esta vez lo hice con fruta, exclusivamente”, asegura María Luisa Rico García.
Así cuenta esta mujer, nacida en Aldeamayor de San Martín y que ha pasado toda la vida allí, el nacimiento de su frutería, conocida en el pueblo, por la calidad de sus productos y la atención que dispensa la dueña, que formó el negocio con su marida hace más de 20 años. Después se incorporó Paloma, su hermana, y tras el fallecimiento de su marido lo hizo también Elena. Ahora, las tres sacan la frutería adelante cada día.
“Soy una mujer a la que le encanta su trabajo. Trabajadora y muy luchadora. Este año he recibido el premio al autónomo de Aldeamayor y estoy muy contento por ello porque es un gran regalo por el esfuerzo de todos estos años”, confiesa nuestra entrevistada.
Alguno diría aquello de “De casta le viene al galgo” y acertaría. Tras una infancia tranquila y feliz, pero en el que el comercio estaba muy presente, ella decidió también lanzarse a la piscina.
Buenos productos a precios razonables
“Tras un pequeño paréntesis en el mundo laboral mi marido y yo decidimos que esta era buena opción y nos lanzamos a ello. Aquí seguimos después de 20 años”, nos confiesa nuestra entrevistada.
María Luisa nos cuenta que el primer local en el que se hospedaron “era en renta” y “no reunía muy buenas condiciones” para añadir que “en este suman 17”. Se llama Frutas San Martín y se encuentra ubicada en la Plaza de la Cruz Número 11. Allí, Paloma, Elena y María sacan, cada día, su frutería adelante.
“Vendemos, principalmente, fruta y verdura. También algo de legumbre y encurtidos. Apostamos por la calidad a un precio razonable. Los clientes son la parte más importante del negocio. Hay que tratarlos con el respeto que merecen y estar pendientes de todo lo que nos demandan. Con el paso de los años, acaban siendo amigos”, apunta María Luisa.
Es uno de los negocios del lugar más longevo, al que seguro que le queda mucha vida por delante.
Seguir trabajando hasta que llegue la jubilación
“Ahora, el mundo de los comercios es mucho más complicado. Mantenerlo cuesta, tanto en el medio rural como en las ciudades. El ritmo de vida que llevamos hace que las compras las realicemos de manera online con lo que el pequeño comercio tiende a desaparecer”, apunta.
Además, María Luisa apunta que en este trabajo “se hacen muchas horas y, a veces, no están recompensadas” lo que hace que el relevo generacional “sea complicado”. Aún así, las tres mujeres no quieren pensar en el futuro y se centran en el día a día.
“El objetivo y el deseo pasa por seguir trabajando fuerte hasta que llegue la jubilación y el cuerpo lo aguante, aunque para eso todavía queda. No soy mucho de pensar en el futuro, la vida me ha dado muchos reveses y prefiero centrarme en el presente”, finaliza nuestra protagonista.