Este jueves, 1 de agosto, se cumple justo un años desde que se produjera, en el número 32 de la calle Goya, en el barrio de La Farola de Valladolid, una explosión que rompió el corazón de la ciudad. Un estruendo que se escuchó en toda la ciudad. A continuación, silencio. Después, el rugir de las sirenas de ambulancias, policías y bomberos que volvieron a completar una actuación de diez.

Una explosión que acabó con la vida de Teresa Bergondo, de 53 años. Todo después de una deflagración que tuvo lugar a las 22.45 horas de esa fatídica noche. El Ayuntamiento de Valladolid informaba que en total tuvieron que ser trasladadas mes de una decena de personas. Algunas al Hospital Clínico, otras al Río Hortega.  

A eso de las 5.20 horas se localizaba el cadáver de la única víctima mortal tras el fatídico suceso. Pudieron ser muchas más. La Policía Judicial y Científica autorizaban el levantamiento del cadáver y los Bomberos de Valladolid continuaban, desde primera hora de la mañana, a sofocar los conatos de incendio que surgían.

Bomberos y Policía Nacional en la calle Goya tras la explosión Leticia Pérez / ICAL

El olor a hoguera se sentía desde muchos metros antes del número 32 de la calle Goya ese día en el que la cara de los agentes de la Policía Local y Nacional era un poema, también la de los Bomberos de Valladolid o los efectivos del Sacyl. Sin embargo, sacaron adelante el trabajo de una forma impoluta.

En el mes de diciembre, el Juzgado de Instrucción Número 1 de Valladolid, decidía archivar la investigación sobre la explosión. Dictaminaba que había sido un accidente y no apreciaba indicios de delito.

EL ESPAÑOL de Castilla y León habla, un año después, con Rodrigo Nieto. El concejal de Personas Mayores, Familia y Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Valladolid. Él regresaba de sus vacaciones y pronto tuvo que cambiar el chip y acudir al lugar de los hechos. Fue un día que jamás olvidará.

Su llegada al lugar de los hechos y una explosión que pudo haber dejado muchos más muertos

Es una noche de la que nunca te olvidas. Acabábamos de tomar posesión en el Ayuntamiento y venía de pasar unos días fuera. De las vacaciones tras un año duro con la campaña electoral y los comicios. Recuerdo ese 1 de agosto con tristeza. Se notaba algo raro en el ambiente que nunca había vivido”, afirma Rodrigo Nieto.

El concejal de Personas Mayores, Familia y Servicios Sociales acababa de entrar por la puerta de casa. Aún no se había cambiado. Abrió las ventanas, en busca de esa brisilla que alivia las calurosas noches de verano cuando escuchó una explosión a lo lejos.

Fue entonces cuando, tras recibir varios mensajes, llamó a Francisco Blanco, el concejal de Hacienda y tras hablar también con el alcalde, Jesús Julio Carnero, decidieron marcharse para el lugar de los hechos, y allí estuvo durante toda la noche y gran parte del día siguiente.

José Ignacio Zarandona y Rodrigo Nieto en el Ayuntamiento tras la explosión en calle Goya Fotografía: Miriam Chacón / ICAL

Lo primero que pensamos, cuando vimos el edificio y las ambulancias y la gente en la calle es que había muchos fallecidos. Pudo haber sido una desgracia mucho más grave. En invierno habría sido mucho peor porque habría habido más gente en casa”, explica el edil.

La importancia de los servicios públicos

Ese trasiego de ambulancias, de personas acordonando la zona mientras las llamas salían de un edificio que se calcinaba mientras el olor a humos y los cristales que saltaron a centenares de metros se pisaban por el suelo. La calle Goya ese 1 de agosto era un caos. La imagen era, tristemente, dantesca.

“Recuerdo como estaban todos los vecinos a la puerta de sus casas. Sacaban de beber agua a la Policía, a los Bomberos. Mantas, comida… todo lo necesario para que siguieran desarrollando su labor con la mayor de las solidaridades”, recuerda el edil emocionado.

Esa misma noche, Rodrigo Nieto visitó a los heridos en diferentes centros hospitalarios de la ciudad del Pisuerga. Hablaba con los Servicios Sociales para que a ninguna de las personas que habían perdido su vivienda les faltase una cama donde dormir.

“En situaciones como estas te das cuenta de que los servicios públicos funcionan, y muy bien. Tanto la Policia, como los Bomberos y los Servicios de Limpieza hicieron una labor brutal. Sacaron todo delante de manera espectacular. Son increíbles”, destaca nuestro entrevistado.

Imagen del edificio de calle Goya Fotografía: Leticia Pérez / ICAL

El futuro de Goya 32

Es cierto que, a lo largo de este año, ha habido robos en el inmueble. Hay mucha gente sin corazón que se mete en las casas de los propietarios. Durante todos estos meses he estado en contacto con muchos de estos propietarios que están bien. Cubiertos con los seguros, algunos en alquiler y otros en segundas residencias”, añade Rodrigo Nieto.

La intención del Ayuntamiento pasa por conseguir que “en meses empiecen a entrar a vivir”. Durante este tiempo han intentado cubrir las necesidades de los más vulnerables con la concesión de ayudas de alquiler o la eliminación de tasas como el IBI o el agua.

“Estamos en la primera fase de las obras. Tras el verano afrontaremos la segunda. La tercera es la rehabilitación de las viviendas. Esperamos que en un periodo breve de tiempo puedan volver a sus hogares. No hay riesgo de derrumbe”, señala el concejal.

Rodrigo Nieto destaca el comportamiento de estas personas, que se quedaron sin nada y, ahora, esperan pacientemente para volver a sus hogares.

 

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