Eran casi las ocho de la mañana cuando los socios de la Asociación Taurina La Empalizada salían este sábado de Montemayor de Pililla para disfrutar de una jornada de campo repleta de actividades.
No es habitual que en otoño se organicen estas salidas por diferentes motivos: el poco ganado que queda en las ganaderías tras la temporada taurina, la probabilidad de que haga mal tiempo, menos horas de luz… aun así, La Empalizada una vez más, y tras la resaca de haber disfrutado de sus fiestas en septiembre, volvía a organizar una salida al campo.
En esta ocasión, el plantel era un día en la ganadería zamorana “Toros Villalpando” en Fresno de Sayago. Sus ganaderos, José Fernández y Jesús Aláiz, se habían encargado de preparar con sumo cuidado todo para recibir a la primera asociación que visitaba sus instalaciones sin faltar detalle.
La hospitalidad de estos dos ganaderos que no llevan mucho dedicados al ganado bravo, pero que tienen una ilusión plena que se ha visto poco a poco recompensada con el buen juego de sus novillos.
Tras la oportuna presentación y entrega de los obsequios propios de Montemayor, se da paso a la visita por los diferentes cercados donde pudieron ver tanto los erales, añojos y las vacas madres.
No había demasiado tiempo pues nada más llegar de vuelta a las instalaciones, ya estaban preparados los profesionales para el tentadero de machos. Por un lado, Rafael Cerro, torero de Cáceres que toreó el primero de los machos, el cual tras entrar cinco veces al caballo, le permitió al torero hacer una faena repleta de nobleza y duración.
El segundo fue para el puntero novillero Pepe Luis Cirugeda, con más motor que el primero que obligó tirar de raza al joven novillero.
Las dos siguientes becerras fueron lidiadas por uno lo de los subalternos de más categoría actualmente como es David Adalid, y para la joven promesa “Librillo”, un chaval de 12 años de la Escuela Taurina de Navas del Rey que su valor y entrega da visos de estar ante una futura figura del toreo. De tapias estuvieron Eloy Álvarez, novillero de la escuela de Salamanca amigo de la asociación y Erik Sotelo.
Prácticamente, a las cuatro de la tarde se sentaban los socios a comer un arroz a la zamorana regado con un clarete de toro y tinto para quien quisiera, además de un exquisito postre.
Capea
No faltó a tradicional capea, que ya viene siendo habitual en las excursiones de La Empalizada, pues son imprescindibles para que los jóvenes se vayan arrimando y les vaya picando el “gusanillo” de la afición taurina.
Nuestro agradecimiento especial a los ganaderos José y Jesús por tratarnos con esa amabilidad y hospitalidad, al igual que a Paco Pérez (Foro Taurino de Zamora), amigo de los ganaderos, que nos fue explicando todos los detalles de la ganadería durante la visita.
Por último, agradecer a los patrocinadores, en especial a la Panadería Serna que siempre ha colaborado desinteresadamente con esta asociación, muchas gracias Mario y José Antonio.
Y, como no, agradecer a todos los socios que nos han acompañado, da gusto llevar un grupo tan numeroso y que se porte siempre así de bien ¡Nos vemos en las charlas!