Un bar con más de 30 años de historia que brilla en el centro de Valladolid
- Su especialidad es la teja, unos fritos variados con la receta de la abuela y también brilla con sus excelentes tapas.
- Más información: El moderno restaurante en Arroyo que nació en la pandemia y ofrece un sabroso y espectacular cocido
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Eva María Galiano Martínez es la dueña del Bar La Teja que se ubica en la Plaza Martí y Monsó de Valladolid. En pleno centro de la ciudad del Pisuerga. Un lugar fantástico para llamar la atención del cliente.
Tiene 51 años y una dedicación a la hostelería que comparte, en ocasiones, con estudios de Relaciones Laborales y otros trabajos. Sus hobbies son la cocina, el mundo del vino, la lectura y caminar.
Suma 35 años en el bar del que ahora es la cabeza visible y nos cuenta todos los secretos del mismo. Además, cabe señalar, que la Diputación de Valladolid ha incluido su cocido en la Guía de este año de la institución provincial.
Los comienzos de La Teja
“Siempre he estado relacionada con el mundo de la hostelería. Mis abuelos tenían bar y ahí empezaron mis padres. Nací, prácticamente, al lado de los fogones. Mi abuela Hortensia hacía unas alubias con liebre y un arroz con leche increíbles”, asegura Eva en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Fueron sus padres, Antonio y Esther, los que abrieron La Teja allá por 1989. Ha sido un negocio familiar hasta su jubilación. Sus hermanos: David, Raquel y Sonia, no se han dedicado a la hostelería, pero siempre han echado una mano a nuestra protagonista cuando ha sido necesario.
El Bar La Teja se ubica en pleno centro de Valladolid, en la anteriormente citada Plaza Martí y Monsó y cuenta con un aforo de unas 65 personas y un total de 70 metros cuadrados con terraza exterior.
Suelen ser entre cuatro y cinco trabajadores, pero los fines de semana ese número crece para llegar a los seis o siete.
Auténticas delicias
“Nuestra especialidad es la teja que son unos fritos variados en la tempura que nos enseñó a hacer mi abuela y que vienen presentados en un plato que cuenta con una forma de teja. Además, contamos con tapas que hemos ido adaptando de lo tradicional a la vanguardia”, explica nuestra protagonista.
Tapas como La Dinamita (una mini pizza de sardina ahumada) o el Cornette de Morcilla de Cigales de la Maruja, casi nada. Además de otros muchos suculentos bocados y de sus fuera de carta cada semana.
“También nos presentamos a concursos de pinchos y tenemos algún premio como el Pincho de Bronce del 2019 con nuestro Fide Crush o nuestras miniburgers que ganaron el primer premio”, añade Eva.
También disfrutan cocinando productos de temporada como caracoles y níscalos y participan en el Concurso Nacional y Mundial de Pinchos, que está a punto de arrancar en Valladolid, conociendo a muchos y grandes cocineros de todas las partes del mundo que les inspiran para elaborar pequeños y ricos bocados.
El cocido
“Este año hemos decidido participar, por primera vez, en la guía del cocido ya que pensamos que la tradición se está dejando un poco atrás y nunca hay que olvidarse de donde venimos, los recuerdos de esos platos y el sabor a casa”, añade Eva.
Su cocido tiene un sabor especial al cocinarse a fuego lento, con su verdura, su relleno, su fideo tostado previamente y el cariño y la constancia de no descuidar la lumbre. “Un cocido es lo más sencillo del mundo, pero si te descuidas puede ser un desastre”, añade nuestra entrevistada.
El futuro lo ve “cada vez más difícil” aunque apunta que le “gustaría seguir cocinando” con el sueño de “montar un pequeño e informal bar para hacer una cocina más particular”.
De momento, seguirá al lío en el Bar La Teja.