Luis, el hostelero que triunfa desde hace un año con su oreja y sus callos en el bar de un pequeño pueblo vallisoletano
- El también albañil aterrizó en el lugar hace un año y también ensalza el sabor de sus cuellos de pollo fritos.
- Más información: Un bar único con más de 50 años de historia en un pequeño pueblo de Valladolid: ricos champiñones y variadas tapas
Castrejón de Trabancos pasa por ser un municipio de la provincia de Valladolid que está situado en el Valle de Trabancos. Un lugar eminentemente agrícola y ganadero que se ubica a unos 68 kilómetros de Valladolid y al que se puede acceder por la carretera de Burgos a Portugal y también por la de Alaejos a Castrejón.
Se cuenta que su nombre, tal vez, pueda deberse al que recibían los antiguos asentamientos militares, los castros, o a la existencia de un castillo, Castrillón, y la terminación Trabancos, a que pasa el río del mismo nombre por su término municipal.
Las casas del pueblo vallisoletano suelen ser de uno o dos pisos y están construidas en adobe y ladrillo. En la actualidad, y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la localidad cuenta con 176 vecinos.
Uno de ellos es Luis Marina, madrileño de nacimiento pero que vive en la localidad y que está al frente del Bar Nuevo Mileniun, el único con el que cuenta el pueblo y que sirve de punto de encuentro, más ahora en Navidad.
Es albañil de profesión, aunque lo alterna, durante casi sus 58 años de vida, con la actividad hostelera. EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con él para conocer su historia.
Luis, una persona trabajadora
“Me considero una persona simpática, agradable y, sobre todo, trabajadora. Me gusta levantarme cada mañana para, junto a mi pareja, sacar el negocio adelante y dar el mejor servicio a los clientes, en su amplia mayoría, gente del pueblo que viene a pasar un buen rato y tomar algo al bar”, asegura Luis Marina.
Nuestro protagonista nació en Madrid, hace 58 años, pero ha vivido desde los 7 en Medina del Campo. Sus padres se tuvieron que desplazar a la Villa de las Ferias por trabajo y él pasó una infancia “feliz” en el bello pueblo pucelano.
“Llevo toda la vida en Medina. Soy albañil, pero he trabajado en muchos bares como hostelero compaginando ambas labores. Hace un año decidí trasladarme a Castrejón de Trabancos para coger las riendas del bar”, nos cuenta.
Así consiguió que el Bar Nuevo Mileniun volviera a funcionar a pleno rendimiento.
Un año al frente y grandes manjares
“El bar tiene más de 30 años de historia. Estaba cerrado, pero me lo ofrecieron y para dar un cambio a mi vida decidí cogerlo. Abrimos en diciembre del año pasado, justo hace un año ahora, con mi pareja Patricia”, nos explica.
Se ubica en la calle Las Palmas, número 15, en el centro del pueblo y cuenta con un espacio de entre 95 y 100 metros que resultan perfectos para tomar un buen vino, una cerveza, o charlar con amigos y familiares.
“Aquí damos tapas variadas, hamburguesas y raciones de callos, cuellos de pollo que hacemos fritos, oreja, rabas o calamares. La gente disfruta comiendo en nuestro bar y eso es algo que nos llena de orgullo”, añade Luis.
Esos callos y esa oreja en salsa que quitan el sentido y que son el estandarte del lugar.
El futuro
El de Luis y Patricia es el único bar con el que cuenta Castrejón de Trabancos. Ya sabemos que un pueblo sin bar es un pueblo sin vida. Por suerte, la pequeña localidad vallisoletana sigue contando con uno.
“Somos el único establecimiento hostelero de la localidad. Es complicado sacar el negocio adelante en una localidad de 176 habitantes. El invierno es duro. En el verano, con las fiestas y demás, hay más movimiento”, asegura nuestro protagonista.
Sin embargo, su idea pasa por “estar al frente del Nuevo Mileniun hasta que pueda” y jubilarse al frente de su negocio.
Ojalá que así sea.