De trocitos de papel al estudio del sayagués más importante de toda España
Añusgarse, lambiscazo, chapillar... y así hasta 7.000 palabras que conforman el que posiblemente sea el trabajo más importante del estudio del sayagués de toda España: Diccionario del habla de Sayago. Léxico y expresiones coloquiales del dialecto zamorano. Casi veinte años de trabajo del investigador Ángel Piorno Benéitez (Villamor de Cadozos, 1950 - Salamanca, 2019), que desgraciadmente se marchó antes de poder ver finalizada su obra. Pero el filólogo demostró tal pasión y entrega por recopilar las expresiones de su tierra de origen, así como la historia que las acompaña, que sus amigos y compañeros de profesión no pudieron permitir que se perdiera con su fallecimiento. Así ve la luz en 2021 este diccionario sayagués, de 640 páginas y miles de datos sobre esas palabras que fue recogiendo e investigando a lo largo de su vida.
Allá por el 2000, Ángel Piorno comenzaba esta recopilación de terminología sayaguesa con la intención de ser "un simple recuento", como relata su amigo y uno de los editores del libro Melquíades Prieto Santiago a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León. Pero ese recuento se ha acabado transformando en "un fenomenal diccionario" que abarca más de dos millones de matrices sobre el dialecto de la comarca zamorana. Una completísima obra donde el autor no solo se limita a analizar el orígen etimológico de las palabras, sino que incluye multitud de variantes, con documentación adicional del contexto en el que se utilizan o utilizaban estas palabras, así como una reseña sobre las costumbres, hábitos o juegos que van unidas a las mismas. Melquíades Prieto reconoce su fascinación sobre los recuerdos que el propio Ángel Piorno ha incluido en su trabajo, de su propia infancia. "En el libro podemos encontrar palabrejas, cancioncillas y juegos que eran típicos de su infancia", detalla.
De las bromas a terminar la tarea de Ángel Piorno
El trabajo de toda una vida, que se suele decir, y que pasó de provocar los chascarrillos de sus propios amigos, a que hayan sido estos mismos quienes hayan acabado finaizando el proyecto de su desaparecido compañero. Melquíades recuerda a su amigo "siempre con trocitos de papel" anotando las palabras y expresiones que escuchaba en su pueblo o en las localidades vecinas, y sobre todo, "preguntando por su orígen, para luego investigarlo". Y lo que comenzaba con anotaciones en papeles "acabamos dándonos cuenta de que era un trabajo enorme", rememora el también editor. Desgraciadamente, Ángel fallecía en junio de 2019 sin poder culminar su obra y en plena pandemia del COVID. Una triste circunstancia que hacía que sus amigos se quedaran "distantes a la fuerza y desanimados". Pero imbuidos por el recuerdo del incansable trabajo de su compañero, sus amigos se lanzaban a finalizar la inacabada obra de Piorno, que venía la luz este mismo agosto, como no podía ser de otra manera, en Sayago.
Y lo que comenzaba como "una tirada para amigos y familiares" de sesenta ejemplares, no deja de sumar encargos. Tras su presentación oficial el pasado 27 de agosto en la Plaza Mayor de Bermillo de Sayago, dentro de la programación cultural de la asociación La Mayuela, sus editores vendían prácticamente la totalidad de los 120 ejemplares creados para dicha presentación y "hubo tanta gente que se apuntó ese día", que la editorial ha tenido que hacer una tirada mayor de otras 150 copias. Melquíades insiste en que la publicación de este libro es "una tarea familiar", pero ya nadie duda de que va camino de convertirse en un pequeño éxito. Ya en la presentación, Melquíades advertía el interés de los propios vecinos de la comarca en "encontrar" en el texto esas palabras que siempre "habían defendido que eran de un pueblo u otro".
Por último, el editor también celebra que la librería Semuret de Zamora capital tenga encargado otros cuarenta ejemplares para su establecimiento; así como la Casa de Zamora en Madrid ha reservado igualmente otros tantos para llevárlos a la capital de España. Un precioso reconocimiento de su propia tierra al laborioso trabajo al que el desaparecido Ángel dedicó veinte años de vida, y que, en sus últimos meses aún le quedaron fuerzas para corregir los textos de este diccionario que ahora es una realidad.