Hace escasamente un mes la Unesco declaraba el toque manual de campanas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un reconocimiento muy importante para una tradición ancestral en la provincia de Zamora y en todo el territorio nacional. Esta práctica ha ido pasando de generación en generación pero, como suele ocurrir en los últimos tiempos con muchas otras tradiciones, la figura del campanero ha ido quedándose sin relevo generacional. Y es que por mucha protección oficial que se consiga, sin manos dispuestas a aprender las señales del repicar de las campanas, esta sonora tradición corre peligro.
Pero, tranquilos, no todo está perdido y, como se suele decir, la esperanza es lo último que se pierde. Y en este caso, la esperanza se llama Manuel Martín Gómez. Este pequeño zamorano de solo 9 años ya es todo un experimentado campanero. Conoce todas las señales y forma parte desde el año pasado de la Asociación de Campaneros Zamoranos, el segundo miembro más pequeño.
Estudiante del Colegio Corazón de María de la capital zamorana, inició su andadura campanera a la tierna edad de dos añitos. Su primer instructor fue Ángel, campanero de Villalcampo, el pueblo de sus abuelos. "Yo lo veía tocar y un día que fui a misa, me invitó a subir, me cogió las manitas y así empecé a tocar", explica el pequeño a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León. Desde entonces, Manuel no ha dejado de tocar las campanas. Ha pasado por los campanarios de Ricobayo, Pajares de la Lampreana, La Hiniesta, y todos los domingos y fiestas repica las campanas en la iglesia de San Frontis, la de su barrio.
Poco a poco, el joven Manuel va adquiriendo más experiencia y aprendiendo sobre la tradición campanera en Zamora. Para ello acude allá donde vaya la Asociación, ya que le es complicado acudir a las clases, que se celebran en Arquillinos. Pero tenía claro que quería formar parte de ella. Tanto es así, que su padre relata cómo "un día pasábamos por la Fundación Rei Afonso Henriques y la Asociación estaba tocando en una boda, me hizo dar la vuelta y apuntarlo en el momento".
Y es que Manuel lo tiene todo muy clarito. "Me gusta tocar las campanas porque es algo muy bonito y muy tradicional", cuenta tan tranquilo. Sorprende la referencia a la "tradición" de un niño de nueve (para diez) años. Acostumbrados a una niñez y juventud que quiere estar a la última, que sigue las últimas modas, que pasan las horas entre streamings y videojuegos, a Manuel le gusta el folclore, los bailes regionales, la flauta y el tamboril. Ahí es nada.
Tanto es así que se declara fan absoluto de Luis Antonio Pedraza y está ansioso por apuntarse a la Escuela de Folclore de Zamora. "Quiero tocar como Pedraza, ya tengo el tamboril y quiero aprender a tocar la flauta de tres agujeros", insiste. Todo un seguidor del folclorista zamorano, hasta el punto que Manuel también ha aprendido a tocar las cucharas, cómo no, viendo vídeos de Pedraza.
Semanasantero de pro
Y en este gusto por la tradición no podía quedar fuera la Semana Santa de Zamora. Manuel pertenece a la Banda de Cornetas y Tambores Ciudad de Zamora, junto a su padre, y acompaña con el bombo a buena parte de las procesiones de la Semana de Pasión. "Salimos el Lunes Santo en la Tercera Caída, el Martes Santo con el Viacrucis, el Jueves Santo con la Virgen de la Esperanza, el Viernes Santo en la madrugada con el Vulgo Congregación y el Sábado Santo con la Soledad", enumera el pequeño.
Pero no acaba aquí la cosa. A Manuel le gusta todo lo que tenga que ver con la percusión, así que también da buena cuenta de la caja, la pandereta y, por supuesto, de la batería. De hecho, el pequeño es alumno de la Escuela Musikea, en Zamora capital, donde tiene el privilegio de tomar clases con Manu, uno de los baterías más conocidos en la escena musical zamorana. Eso sí, el pequeño campanero reconoce que "no he podido verle tocar con sus grupos, solo por el ordenador, pero es muy buen profesor y me gusta mucho ir a clase con él".
Y quien sabe si su pequeño tocayo vaya a ser el sustituto del que fuera batería de grupos cómo Klanghor o Sin control. Ojito, porque precisamente en las clases de Musikea se está fraguando una nueva banda de rock que formarán Manuel y sus dos compañeros de andanzas musicales: Alberto y Lucas. Que tiemblen los AC/DC.