Cuando la pastelería y bombonería Cuadrisserie Taller De Tentaciones cerraba sus puertas a finales de año, los zamoranos se apenaban por perder otro negocio local más. Un mal que parece no tener fin en Zamora, pero que también se combate con la ilusión y las ganas de otros valientes emprendedores que apuestan por iniciar un negocio en Zamora.
Este es el caso de Momgi Sawan y Aida Zemzemi, dos tunecinos que han tomado el testigo de la tentación repostera por excelencia de Zamora para crear un nuevo negocio nunca visto en la capital. Desde hace poco más de una semana, la Cuadrisserie se ha transformado en la pastelería Jazmín, en el mismo local de la calle Pelayo. Un dulce espacio dedicado por entero a la repostería árabe.
Así que, por primera vez en Zamora, una pastelería ofrecerá exclusivos dulces, pastas y panes de tradición árabe. Un catálogo que también complementa con hornazos y algunas empanadas al estilo zamorano, ya que la historia de esta pareja de artesanos tiene una escala en Ferreruela.
La pareja comenzó su aventura repostera hace tres años en la pequeña localidad zamorana. Pero entre la crisis provocada por el COVID y la posterior subida del precio de todos los productos por la guerra de Ucrania y Rusia su situación se hizo insostenible, sobre todo en lo que se refiere a la harina y la leña. "Todo subió mucho, trabajábamos muchísimo y apenas nos daba para comer", explica Momgi.
Una decisión que, además, supuso un varapalo para el propio municipio, ya que ambos eran muy queridos en el pueblo. De hecho, Aida no solo trabajaba en su negocio, sino que daba clases de inglés a niños y adultos de la localidad que lo precisaran.
Luchadores sin descanso
Pero son luchadores y saben lo que es tener que dejarlo todo atrás y buscar un futuro mejor. En 2004, Momgi Sawan abandonó su país natal, Túnez, en busca de un mañana más próspero como no, en Europa. "Habíamos pasado muchas penurias antes. Ves en las películas que todo está mejor, te enseñan que si uno quiere mejorar y ver otras cosas puede venir y hacerlo", detalla. Y así fue, durante unos años. Momgi trabajó "de todo". Ha sido albañil, pintor, montador de andamios y, en definitiva, de todo aquello que pudiera en el sector de la construcción.
Pero las crisis de 2008 fue brutal y los trabajos en la construcción fueron desapareciendo. Así que tuvo que readaptarse y llegó a ser cuidador de personas mayores, en concreto, de un párroco; y posteriormente de camarero. Más tarde, cuando su mujer Aida llegó también a Zamora emprendieron la idea de abrir su despacho de pan en Ferreruela.
Un sueño que tuvo que trasladar a Zamora tras el COVID y la guerra de Ucrania, y con Aida embarazada de su segundo hijo. Algo muy complicado para lo que invirtieron sus últimos ahorros, tras años de grandes esfuerzos y de ir guardando muy poco a poco. Y es que este matrimonio nunca ha pedido ayudas sociales de ningún tipo y todo ha sido fruto de su propio trabajo y esfuerzo. De hecho, para abrir la pastelería de la calle Pelayo han tenido que solicitar un préstamo y han llegado a un acuerdo con los vendedores de la maquinaria para poder ir pagando a plazos.
Para ello contaron con la ayuda de un joven muy especial: Edu Vicente, componente del grupo Baxtards y responsable de la productora Creativa Locomotiva. El joven los conoció por casualidad, por un amigo que le relató su complicada historia. Momgi explica que fue él quien acudió a las redes sociales para pedir consejo y ayuda sobre algún local disponible para que la pareja pudiera desarrollar su negocio. Y así dieron con el local que Cuadrisserie dejaba en esta céntrica calle de Zamora y que facilitó los comienzos de Jazmín.
Pero no es todo. Edu también quiso aportar de otra forma a la historia de Momgi y Aida, así que decidió documentar todo este proceso y desarrollo vital de la pareja. "Empecé grabando para hacer un reportaje sobre la época del COVID y el confinamiento, pero su historia y todo lo que han pasado me ha dibujado un documental que narra una historia, no solo de ellos, sino de nuestra zona y nuestros pueblos", explica Edu Vicente.
Delicias con las que repetir
Aida quien elabora estas exóticas pastas y dulces. Una repostería muy desconocida para los zamoranos, según apunta Momgi, quien explica que "se piensan que tiene mucho azúcar, que va a ser muy dulce y no les va a gustar". Pero nada más lejos de la realidad. Muchos de estos dulces árabes no llevan ni una gota de azúcar. Ese dulzor proviene únicamente de los dátiles, frutos secos y la miel que utilizan. Algunos de ellos, incluso, no utilizan harinas refinadas, por lo que pueden ser ideales para personas alérgicas al gluten.
La primera semana de trabajo ha sido muy gratificante para ellos, puesto que los zamoranos han respondido "muy bien" a sus productos. Y, además, quienes han pasado una primera vez por la pastelería Jazmín han repetido. Especialmente a por el jubz, un pan árabe el cual no contiene levadura, y se amasa del mismo modo que una pizza. En los países árabes y magrebíes se cocina en un tipo especial de horno, que se pega a sus paredes interiores de piedra. En Zamora, la pareja lo elabora es una especie de plancha que imita el estilo original. Una delicia que se puede utilizar tanto para el desayuno, como para acompañar una comida.