LittleOpera acoge el estreno mundial de La Metamorfosis de Igor Escudero: "El problema es que se ha convertido la ópera en un fósil"
El compositor leonés ofrecerá en el Festival internacional de ópera de cámara de Zamora una interpretación de clásico de Kafka increíblemente novedoso
4 agosto, 2023 07:00¿Se puede ser vanguardista, arriesgado e innovar en la música clásica? LittleOpera demuestra cada año que sí. El Festival internacional de ópera de cámara de Zamora arranca este viernes con su Gala Lírica como inauguración oficial, en el marco incomparable de la plaza de la Catedral de Zamora, y ocho ediciones demostrando que la ópera no es un género muerto o estático.
Así lo cree el compositor y director leonés Igor Escudero. Él es ya experto en hacer vanguardia con la adaptación de clásicos de todo tipo. En 2019 estrenó su trilogía 'Yo, Claudio', la novela más conocida del escritor británico Robert Graves, una de las grandes superventas del siglo XX; además de una de las series más míticas de la televión de todos los tiempos. Un trabajo por el que ha conseguido la exclusiva mundial con HBO y BBC Wordwide para la música del remake de esta emblemática serie de 1976.
También fue el elegido para componer la ópera dedicada a Los Comuneros con motivo del V Centenario del movimiento, impulsado por la Fundación Castilla y León. Un estreno bajo la batuta de José Luis López-Antón y con los instrumentos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León; y que tuvo su gran estreno en el Centro de Artes Escénicas y de la Música de Salamanca, para después, girar por todas las provincias de Castilla y León.
Ahora se presenta a la octava edición de LittleOpera, en la que participó ya en su primera edición, con otra adaptación de un clásico de la literatura moderna: La Metamorfosis de Franz Kafka. Una de las obras literarias más sesudas y de análisis sociológico y psicológico de todos los tiempos. Igor Escudero ha conseguido plasmar en una ópera de cámara el complejo relato de cómo Gregor Samsa se despierta una mañana convertido en un monstruoso insecto y cómo pierde su capacidad de comunicación con sus seres queridos y su entorno.
Esta angustiosa obra tendrá su estreno mundial mañana, sábado 5 de agosto, en el Teatro Ramos Carrión de Zamora, a las 21 horas, con 15 euros por entrada. Pero antes, Igor Escudero atiende a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León un día antes para conocer todos los detalles de esta innovadora propuesta escénica y, de paso, conocer cómo ve un profesional de su altura la situación de la ópera y la música clásica en general.
Pregunta.- La Metamorfosis de Kafka es una de las obras cumbre del siglo XX. Probablemente sea uno de los relatos más angustiosos y sobrecogedores de la historia de la literatura. Se ha llevado al cine en varias ocasiones, pero nunca al relato musical y nada menos que con una ópera. ¿Por qué la elección de este libro para crear una ópera original?
Respuesta.- No ha sido elección con un propósito específico, sino que consideramos que iba a estar bien. Ha sido una creación libre. Luego hemos visto que es el centenario de la obra y esperamos que eso nos ayude a moverlo. Se trata de un relato muy actual, que habla de un montón de conflictos psicológicos, sociales y existenciales que siguen vigentes. Nos habla mucho de la alienación por el trabajo, de gente que vive por trabajar. Tiene mucho que ver con lo que nos pasa, no exactamente del mismo modo que en siglo XX, pero sí refleja igual que en la sociedad actual estamos asfixiados por las posibilidades, tenemos poco margen de maniobra y somos menos libres.
P.- Entonces, aunque la obra tiene un centenar de años, da para pensar que la historia es constante o se repite, ¿no?
R.- Yo creo que es una constancia. Esto se escribió en 1921, y nuestra sociedad no ha evolucionado tanto. Mi abuela nació en 1911 y yo la conocí en persona, he convivido con ella y nació antes de que se escribiera esa novela. Quiero decir que sigue vigente aunque han cambiado muchas cosas. El siglo XX ha sido un tiempo de grandísimos avances con Internet, en temas sociales o la carrera espacial; pero la base económica es muy similar. Así que esa alienación por el trabajo del siglo XX sigue presente, aunque con otras connotaciones.
"Queda muy reforzada esa idea de la soledad y el aislamiento porque durante toda la obra él está permanentemente encerrado en su habitación"
P.- Si nos fijamos en la sinopsis de su adaptación, se repiten y recalcan mucho los conceptos de ‘claustrofobia’, ‘febril’, ‘incomunicación’ y ‘soledad’. ¿Cómo se logran plasmar estos en una ópera, a través de la música, la interpretación y, por supuesto, la escenografía?
R.- En la novela hay un narrador que nos habla de una familia. Pero en la ópera solo tenemos dos personajes: el protagonista encerrado en su habitación y su hermana como punto de contacto con el exterior. Por lo que queda muy reforzada esa idea de la soledad y el aislamiento porque durante toda la obra él está permanentemente encerrado en su habitación. Lo que tenemos después es que cuando el personaje de Gregor se transforma en insecto, ambos personajes dejan de entenderse. Pasan a tener monólogos paralelos porque no se responden, por lo que se refuerza esa idea de aislamiento e incomunicación.
P.- Para ello tiene, además, un elenco de lujo: William Wallace y Paula. Hábleme de sus papeles y de lo que aporta cada uno en esta angustiante obra.
R.- William será Gregor y Paula será Greta. Ella tiene mucho peso en el panorama de Castilla y León y nacional y él está cantando en muchos países. Creo que ponerles juntos va a ser bueno, porque se van a complementar muy bien. Tiene una forma de complementarse con el canto muy precisa y son muy buenos actores además. Juntos van a aportar mucha actitud y fluidez a la obra; y mucho equilibrio tanto cantando como actuando.
P.- Ser cantante de ópera requiere de mucho talento, muchísima técnica y trabajo, pero también deben tener ese punto de ser muy buenos interpretes teatrales, ¿no?
R.- Creo que el 50% en ópera es actuación y el otro 50% es canto. Un buen cantante puede hacer un gran oratorio y ser excelente, pero si después interpretando no funciona bien, la obra pierde intensidad. En el caso de Paula, ella estudió arte dramático además del superior de canto. De William no sé si estudió la carrera específica de arte dramático pero sea como sea es excelente en ese sentido.
P.- La dirección la comparten Marc Moncusi en lo musical e Íñigo Santacana en la escena, dos pesos pesados de la ópera en España; con el magistral Krzysztof Stypulkowski al piano. Supongo que esto tranquiliza.
R.- Con Krzysztof he trabajado muchas veces. Es una persona que cuando le das la partitura se estudia su parte; pero también la de la propia orquesta que acompaña. A veces, cuando hacemos ensayos y alguien no puede venir toca su parte porque se la sabe. Es una entrega total. Además, ha sido una buena experiencia poder trabajar entre gente que vivimos cerca, como con él, que he estado en su estudio cuando estaba escribiendo la obra intentando conjuntamente buscar formas de expresión que son difíciles de escribir, porque estamos haciendo lo que se llaman ‘técnicas avanzadas’ y experimentando un poco. Algo que puedo hacer porque puedo quedar con él y sentarnos en su piano para producir sonidos diferentes, que vienen reforzados por técnicas diferentes que se salen de lo normal.
Por otro lado, Marc está viajando normalmente con proyectos fuera de España, pero hemos estado en comunicación por WhatsApp y por teléfono para compartir diferentes visiones. Y con Íñigo hemos tenido la suerte de coincidir junto a Mar Soler, que dirige la producción, para poder hablar del proyecto. Es un lujo, la verdad, porque muchas veces vemos en las óperas que cada responsable hace su trabajo de forma independiente, nadie se pone en contacto hasta casi la función. Pero, en este caso, hemos hablado mucho antes de ponerle música, porque yo quería hablar cosas del libreto y de la propia escena; y con eso hemos cambiado algunas palabras y acciones. Así que he ido haciendo la música conforme a una misma visión, remando en la misma dirección. Creo que es algo que se debería de notar encima del escenario, hemos hecho que sea algo muy compacto y que encajen muy bien las piezas. Conocernos antes de colaborar y poder hablar espero que el público llegue a apreciarlo.
P.- Musicalmente esta ópera combina el estilo de las primeras décadas del siglo XX, con técnicas posteriores, como la armonía negativa o el minimalismo, y otros rasgos más contemporáneos. ¿Es una intención de mostrar que la ópera no es un género inflexible, sino que puede adaptarse al oído más moderno?
R.- Tiene que ver con la forma de Kafka de llevar esos conflictos sociales en la novela, que se traslada en la música. Vemos que en el siglo XX había muchos compositores excelentes que cayeron en el olvido, que creaban música preciosa, romántica, muy tonal, llena de un lenguaje muy directo y de vanguardia. Y yo he hecho eso, pero como estamos ya en el siglo XXI he utilizado técnicas extendidas para las cuales no hay una escritura. Por eso me he reunido y he tenido llamadas con el equipo para probar cosas que no se pueden escribir. Tenemos que hablar y ver cómo lo hacemos, porque no hay forma de escribirlas, porque son de vanguardia.
"Los programadores están repitiendo unos contenidos del pasado, de épocas donde las obras eran xenófobas, machistas, colonialistas y que plantean otros conflictos sociales que no encajan en la sociedad actual"
P.- ¿Tiene también una intención de mostrar que la ópera no es un género inflexible, sino que puede adaptarse al oído más moderno?
R.- Realmente el problema de la ópera, en buena parte, son los programadores de ópera, porque siempre programan las mismas óperas del siglo XVIII y XIX, lo cual es una enorme anomalía. En el siglo XIX no repetían las mismas óperas del siglo XVII, del barroco, sino que se hacían nuevas historias y había flexibilidad. Ahora también se hacen nuevas, pero los que no son flexibles son los programadores, que está de espaldas a lo que la sociedad quiere escuchar. Están repitiendo unos contenidos del pasado, de épocas donde las obras eran xenófobas, machistas, colonialistas y que plantean otros conflictos sociales que no encajan en la sociedad actual. Entonces, no tiene mucho sentido y es un gran problema que creo que no se va a poder solucionar. Los teatros no están programando las óperas actuales como esta o muchas otras, que demuestran que la ópera es flexible.
P.- Parece que la excepción a este problema es LittleOpera, que sí hace estrenos y programa óperas de vanguardia.
R.- Está recuperando un montón de obras olvidadas y trae estrenos nuevos cada año. Y no solamente eso, sino que también programa obras del siglo XX y XXI, aunque no sean nuevas. El festival está comprometido con su tiempo.
P.- ¿Puede ser que parte de esta conciencia del festival tenga que ver con que su directora, Conchi Moyano, forme parte de este mundo y lo viva de cerca?
R.- La gran diferencia entre Conchi y otros programadores es que ella tiene formación musical. Otros programadores no saben de música y lo hemos visto recientemente en París durante una entrevista a un programador de su ópera, donde le pusieron fragmentos de ópera y no las conocía. Conchi no solamente se las conoce, sino que la mayoría las ha estudiado para interpretarlas y dirigirlas. Así que es una directora artística con formación musical.
P.- La Metamorfosis se estrenará a nivel mundial en el Festival Internacional LittleOpera de Zamora, que es único en Europa. ¿Cómo se siente con eso?
R.- Estuve en la primera edición y he colaborado con Conchi a nivel profesional durante muchos años. Estar allí es estar ya contento porque es un festival que tiene mucha proyección a nivel internacional. Muchas instituciones de fuera de España están muy pendientes de lo que hace LittleOpera cada año, incluso más que las de nuestro país. Así que formar parte de una cosa así, que está alcanzando unas cotas artísticas enormes, es un lujo que me da mucha alegría. Además, he podido ver cómo ha ido creciendo desde el principio y avanzando, y que Conchi me haya metido otra vez aquí es un regalo porque vamos a conseguir un estándar artístico muy alto y visibilidad también, claro.
P.- Para luego continuar con una gira que seguirá en Londres y Reus.
R.- Sí, para estas actuaciones el papel de Greta lo interpretará la propia Conchi Moyano, que ahora está tremendamente ocupada en organizar el festival, que es un trabajo inmenso, inabarcable e inacabable. El otro día a las dos de la mañana seguíamos reunidos.
"El gran problema es que se ha conviertido la ópera en un fósil"
P.- LittleOpera cumple ocho ediciones, llenando los espectáculos que programa cada verano con miles de asistentes. ¿Cree que esto demuestra que la ópera y que la música clásica no es un género marginal que solo interesa a unos pocos?
R.- El gran problema es que se ha querido convertir la ópera en una especie de fósil que se mete en un museo. Y se utilizan mensajes completamente equivocados sobre ella como “acercar la ópera a la gente”, como si fuera algo absolutamente horrible y conseguimos que os lo traguéis maquillándolo. Pero la ópera no es algo del pasado, aunque se haya identificado como tal y esa imagen del pasado la han hecho, en buena parte, los programadores. El hecho de hacer obras modernas y recuperar piezas olvidadas y perdidas del pasado capta mucho la atención. Porque para ver la Traviata, la Bohème, la Flauta Mágica o Carmen, puedes hacerlo en cualquier sitio, las programan en todos los teatros varias veces al año. Pero aquí es todo lo contrario, tienes obras como la recuperación de La Araucana, que no se había hecho desde que se estrenó; o La Manta Zamorana. Han desempolvado manuscritos magníficos de obras olvidadas que solo se pueden ver en Zamora en todo el mundo.
P.- Además, LittleOpera no se ha quedado en la capital, sino que desde hace varias ediciones se desplaza hasta algunos pueblos de la provincia, que igual nunca imaginaron que podrían ver una ópera de cámara en su propio pueblo.
R.- Esa es la forma de atraer a la gente y romper el estereotipo. Las óperas contemporáneas no van de pelucas y hacer gorgoritos. El género ha cambiado desde el XVII, donde las élites iban a los teatros a cenar y jugar a las cartas y se asomaban de vez en cuando de los balcones cuando cantaba su artista favorito. Así que las arias se repetían hasta la saciedad. Pero las actuales tienen una estructura argumental y un compromiso constante con la obra. Antes las obras eran muy lentas y aburridas, así que ¿cómo vas a hacer que la gente vea algo de principio a fin si cuando se estrenó el público tampoco lo hacía? Hay que programar obras que sean acordes con nuestro público actual.