Si nos ponemos a pensar en las señas de identidad de la ciudad de Zamora inmediatamente se nos vienen a la cabeza una serie de elementos clave como pueda ser su puente de Piedra, Viriato y, como no, su bandera única en España, la Seña Bermeja. Elementos que pensaríamos que no pueden faltar en su escudo de armas. Ese que representa a toda la ciudad.
Pero ¿y si te dijéramos que solo dos de esos tres elementos están presentes en el emblema de la ciudad? El escudo de Zamora se divide en dos partes muy reconocibles. A la izquierda encontramos la Seña Bermeja, sujeta, como no, por el brazo del líder lusitano que defendió las tierras de Hispania de la expasión romana.
Cabe recordar que la bandera de Zamora tiene nueve tiras y es la única del país conformada a jirones. Y esto es así porque los ocho trozos de tela roja corresponden al número de victorias de Viriato contra los pretores y cónsules romanos. Cuenta la leyenda que, cada vez que el guerrero lusitano ganaba una de esas batallas, el cónsul al frente de la tropa romana vencida le entregaba su vexilla, es decir, el estandarte que servía para identificar a las legiones, como mandaba su tradición. En señal de victoria, el líder lusitano arrancaba un jirón de esa tela para colocarlo en su lanza.
Mientras que la banda verde llegaría cientos de años después. Fue Fernando el Católico, quien completó la bandera zamorana, allá por marzo de 1476. Tras ganar la conocida como Batalla de Toro, alcanzada gracias a la aportación de los zamoranos en la contienda. Tras esta victoria, el rey se interesó por la curiosa forma de la bandera de Zamora. Tras contarle la leyenda del guerrero Viriato, Fernando se quitó una banda verde esmeralda que portaba sobre sus hombros, para añadírsela arriba de los ocho jirones verdes de la Seña Bermeja, en foma de agradecimiento.
El puente
Una historia apasionante sobre la bravura de los zamoranos en la batalla que se repite en la parte derecha de su escudo. Y es que el puente que aparece en el escudo de la ciudad no es el famosísimo puente de Piedra, que se erige hermoso sobre el imponente río Duero a su paso por la capital, sino el puente de Mérida. Sí, de la capital de Extremadura.
La razón es otro agradecimiento de otro rey a la valentía de los zamoranos, incluso antes de que Fernando el Católico reconociera su eficacia en la batalla, allá por el siglo XIII. Resulta que el puente de Mérida aparece en el escudo de la ciudad de Zamora gracias a la destacada participación de los zamoranos en la Batalla Campal de Alange en 1230.
En ese momento, Alfonso IX de León (nacido en Zamora) lideraba el ejército con la intención de tomar la ciudad de Mérida, un lugar estratégico en el territorio ibérico. La ciudad había sido codiciada tanto por califas cordobeses en la época musulmana, como por los cristianos en el pasado, pero su defensa se debía en gran parte a su famoso puente romano, el más largo construido por Roma, y protagonista del escudo zamorano.
Alfonso IX, consciente de la importancia de Mérida y deseando expandir sus territorios, convocó un gran ejército que incluía a las órdenes militares del reino, caballeros del Temple y tropas de diversas ciudades y villas. Entre estos valientes soldados se encontraban los zamoranos, que destacaron al avanzar en la vanguardia durante la batalla. Su coraje fue fundamental para romper las defensas del puente sobre el río Guadiana, lo que permitió la victoria cristiana en Mérida.
La victoria en Alange no solo consiguió la captura de Mérida sino que también allanó el camino hacia Badajoz, que también fue conquistada más adelante. Así que en reconocimiento a la valentía de los zamoranos, el rey Alfonso IX premió a la ciudad de Zamora incorporando el Puente de Mérida en su escudo por su contribución crucial en la batalla.
Este evento histórico, aunque significativo, ha quedado relativamente olvidado en la historia general. Por eso, el puente de Mérida en el escudo de Zamora sirve como un recordatorio eterno de la valentía y la contribución de los zamoranos en la Batalla Campal de Alange y por ende, en la historia de España.