La Perla del Duero, la Bien Cercada, la Joya del Románico... Zamora tiene muchos apelativos referentes, como no, a su bellísimo patrimonio natural e histórico. Nombres que recibe y cuyo origen está claro: el paso del río Duero, sus imponentes murallas o su gran patrimonio románico. Pero el origen del propio nombre de la ciudad, Zamora, es todo un misterio fascinante que diversos historiadores y lingüistas no se han resistido a investigar.

La primera vez que se menciona el origen del nombre de Zamora es en el Cronicón del obispo Sebastián de Salamanca, cerca del año 880. En él se cuenta que esta fue una de las treinta ciudades que el rey Alfonso 'el Católico' logró conquistar a los musulmanes. Se cuenta que los árabes que dominaban dicho territorio lo llamaban Tsamura (ciudad turquesa), por el color verde esmeralda de sus campos.

Destacados historiadores como Juan Francisco de Masdeu, Ambrosio de Morales, Florián de Ocampo y Juan de Mariana han abogado por esta interpretación en sus obras. Incluso en épocas más recientes, esta hipótesis ha sido citada en publicaciones como 'Zamora, 1934: Memoria de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de la Provincia de Zamora'.

Pero, pese a lo poético de esta historia, lo cierto es que antes de la llegada de los árabes a la Península Ibérica, los pobladores visigodos ya se referían a esta ciudad como Semure, como puede comprobarse en una moneda del rey visigodo Sisebuto, acuñada entre los años 612-620 d. C.

Y ya antes de eso, el filósofo romano Cicerón ya hablaba de Semurium, un campo en las afueras de Roma. Una palabra formada con el prefijo separativo se- (como en secreto y seducir) y murus (muro), para darle el significado de un campo estaba afuera de los muros de la ciudad.

Pero, sin duda, uno de los análisis más exhaustivos del origen etimológico de Zamora lo encontramos en el profesor Luis L. Cortés. En su trabajo 'Un problema de Toponimia española: El nombre de Zamora', se desglosan varias de las teorías documentadas sobre dónde puede proceder el nombre de la Perla del Duero. 

El análisis se sumerge en las hipótesis antiguas que han intentado explicar el nombre de Zamora a lo largo de los siglos. Desde derivaciones hebreas y griegas hasta fábulas medievales, Luis L. Cortés repasa las teorías que han surgido en diferentes épocas y culturas. Destaca entre ellas es primera conexión con la palabra árabe Tsamura, o que también podría derivar del término árabe samarra, que significa 'guardián' o 'vigilante'. Esta teoría se apoya en la importancia estratégica de Zamora como un bastión defensivo en la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes, lo que podría haber llevado a los habitantes de la época a asociar la ciudad con la idea de protección y vigilancia.

Norte de África

Otra pista que el profesor Luis L. Cortés recoge en su estudio se encuentra en toponímicos similares en el norte de África, como Zemmora y Zamoura, en Argelia. Estas similitudes lingüísticas y geográficas han llevado a algunos investigadores a especular sobre una posible relación entre estos lugares y el origen del nombre de Zamora en España.

Otra teoría sobre el origen africano propone que el término 'Zamora' podría derivar del beréber azemur, que significa 'acelbuche' u 'olivo silvestre'. Esta conexión se basa en la presencia de acebuches en la región de Zamora y en la similitud fonética entre 'azemur' y 'Zamora'. Además, la influencia beréber en la península ibérica durante la época prerromana y la ocupación árabe posterior proporcionan un contexto que en principio podría plausible para esta teoría.

Y aunque esta conexión inicialmente parece prometedora, especialmente dada la presencia de turquesas en la zona, Luis L. Cortés concluye que no puede sustentar el origen del nombre de Zamora en España.

Visigodos

Otra de las opciones del origen del nombre de Zamora es su conexión con los visigodos, los celtas o los romanos. Así, el análisis continúa con la revisión de las primeras menciones de Zamora en documentos visigodos datados entre los siglos VI y VII, donde aparece como Semure o variantes similares.

Esto descarta, por tanto, la posibilidad de una posible influencia árabe en el origen del nombre y sugiere que su raíz puede tener un origen más antiguo y acorde a esa moneda acuñada entre 612-620 d. C.

Celtas y galos

Luis L. Cortés también examina detalladamente las diferentes teorías que se aventuran a explorar posibles raíces celtas, latinas y galas que podrían arrojar luz sobre el origen del término 'Zamora'. 

Una de las líneas de investigación más intrigantes es la sugerencia de que Semure podría ser una forma adaptada de un término celta anterior, posiblemente relacionado con características geográficas o topográficas de la región. Esta hipótesis se apoya en la presencia de otros topónimos celtas en áreas cercanas, lo que sugiere una influencia cultural y lingüística en la zona.

Otra teoría que el profesor explora detalladamente es la posibilidad de que Semure sea una combinación de palabras latinas y galas. Por un lado, la palabra Semure podría tener una conexión con el término "semen", que en latín significa "semilla" o "germen". Esta asociación podría estar relacionada con características geográficas o agrícolas de la región que se asociaban con la idea de fertilidad o crecimiento, aunque esta conexión es especulativa y carece de evidencia sólida.

Por otro lado, en cuanto al galaico-portugués, se podría considerar la posibilidad de que Semure tenga raíces en palabras o elementos lingüísticos de esta lengua, que es una variante del romance occidental hablada en la región noroeste de la península ibérica. Sin embargo, la falta de evidencia definitiva dificulta la confirmación de esta hipótesis.

El autor también aborda las similitudes entre Semure y otros topónimos europeos, como las ciudades francesas de Semur-en-Auxois, Semur-en-Brionnais y Semur-en-Vallon, recalca ese posible origen galo.

Y es que la ubicación geográfica de Zamora en el cuadrante noroeste de la península ibérica, un territorio históricamente asociado con la presencia celta, respalda la hipótesis etimológica que vincula el nombre Semure con raíces celtas. Esta teoría se ve reforzada por la existencia de una amplia muestra de topónimos celtas en las cercanías de Zamora y su provincia.

Por ejemplo, Bretó, un pueblo cercano a la capital y ribereño del río Esla, podría aludir a una colonia de bretones, lo que lo hace análogo a otros topónimos como Bretocino, Bretelo, Bretoña, Breton, entre otros, presentes tanto en España como en Portugal y Francia.

Puebla de Sanabria, cuyo primer elemento sugiere una "repoblación", tiene como apellido el nombre primitivo "Sanabria", que se remonta a un antiguo Senabriga, lo que también evidencia su origen celta.

Brigeco, ubicado en los alrededores de Benavente, es otro ejemplo de topónimo típicamente celta, formado por el elemento "briga" y el sufijo "eccum".

En el suroeste de la provincia, Sayago es otro topónimo que sugiere un origen celta. Mientras que para algunos estudiosos los "salliacum" son híbridos latinos con terminaciones celtas, para otros son típicamente célticos. Este tipo de topónimos se encuentran en un área geográfica muy concreta, con ejemplos en Francia, Bélgica e Italia, como el caso de Sagliago en la provincia de Novara, que muestra similitudes fonéticas sorprendentes con Sayago en Zamora. Entre los topónimos franceses en paralelo con Sayago se puede mencionar Seilhac.

Noticias relacionadas