"Quien atenta contra la vida no representa a nadie"
Abandonó Costa de Mafil en 2003 en busca del sueño europeo y llegó a Barcelona, donde encontró una realidad más dura de lo imaginable desde su tierra natal. Años después se trasladó a Valladolid para trabajar como panadero en Valdestillas. Said Fundy es ahora el imán de la mezquita de Pajarillos en Valladolid y analiza en esta entrevista con Noticias Castilla y León la figura del imán en la comunidad musulmana y el mensaje de paz de la religión ante el terrible atentado de Barcelona hace un mes.
La comunidad musulmana de Valladolid ha sido especialmente activa para mostrar su rechazo a la violencia.
Siempre hemos estado cercanos a la ciudad y con todas las personas que están convencidas de que la violencia no es un camino para solucionar ninguna situación. La violencia no tiene cabida en el Corán. Así lo hemos trasladado siempre y lo hablamos con el Ayuntamiento en la reunión que tuvimos e hicimos después una concentración por el mismo motivo.
¿Qué siente cuando los que cometen atentados terroristas dicen que lo hacen en nombre de Alá?
Pues que no son musulmanes. Quién atenta contra la vida no representa a nadie. Les han engañado, han creado una idea equivocada en su cabeza. Los terroristas no pueden representar a ningún musulmán.
¿Qué le ha dicho la gente en la mezquita en las últimas semanas?
La gente está triste, siente mucha pena por lo que ha ocurrido y un gran rechazo hacia esta violencia. Yo siempre les digo que tienen que tener fe y tienen que trasladar la imagen correcta del islam, para que estos ataques no hagan daño al mensaje de paz del islam.
¿Han tenido algún problema de racismo en Valladolid?
No, ninguna situación de racismo ni de violencia. A mi nunca nadie me ha dicho nada despectivo por ser musulmán. Ahora la comunidad musulmana está preocupada porque no le gusta que en nombre del islam se hagan barbaridades como un atentado.
En Valladolid hay dos mezquitas, en Pajarillos y Delicias, ¿tienen relación habitual entre las dos?
Antes de ser imán, yo acudía a la mezquita de las Delicias, siempre hemos tenido muy buena relación. A veces hay menos contacto por la falta de tiempo, entre el trabajo y la atención de la mezquita. Fue el imán de las Delicias el que me propuso ser imán cuando se abrió la mezquita en Pajarillos.
¿Qué significa para usted ser imán?
Mi trabajo es de panadero, es la manera que tengo de ganar dinero. De la mezquita no cobro nada, al contrario, aporto dinero como hacen otras personas para poder pagar la luz y el agua por ejemplo, para los gastos que tiene la mezquita. Mi vocación como imán es decirle a los musulmanes cuál es el mensaje verdadero del Corán, ayudar en la orientación de los jóvenes. El problema es que no siempre tengo el tiempo que me gustaría para dedicarme a la mezquita y a la comunidad. El islam es una parte de la vida de la persona, no es lo único, hay que trabajar también. Estamos en un país en el que la religión mayoritaria no es la musulmana, por eso debería haber un fondo global que sirviera para ayudar económicamente a los imanes, no para que vivan de las donaciones a la mezquita. Las donaciones son para los gastos de la mezquita, para que pueda mantener su actividad.
¿Qué sentía cuando se hablaba del imán de Ripoll y de su papel en el atentado de Barcelona?
Fue muy desagradable, muy triste que un imán hiciera algo así, porque debe ser todo lo contrario. Un imán tiene que ser un ejemplo para la sociedad, todo el mundo puede cometer un error, pero eso no fue un error, fue algo terrible.
¿Cree que falta regulación para convertirse en imán y estar al frente de una mezquita?
La gran mayoría de los imanes hacen muy bien su labor, cumplen su papel en la comunidad y dan una gran ayuda. El problema es la selección previa y la dedicación que se puede tener. Teniendo un trabajo como yo y otros muchos y después teniendo que ir a la mezquita, no tienes el tiempo y la dedicación suficientes para esa labor. Mi trabajo no me permite ir todos los días a la mezquita por ejemplo. En Europa no existe un fondo que sirva para mantener a los imanes para que tengan una dedicación exclusiva en sus mezquitas. Ese fondo debería asumirlo la Comisión Islámica, que tiene recursos para ello en los países europeos, deberían ser los que pagaran un sueldo a los imanes y controlaran su labor y su dedicación, no sólo a dar la formación como hacen ahora. Al margen de todo esto, el imán siempre tiene que ser un ejemplo, porque es una figura de gran confianza para la comunidad.