Un edificio con mucha historia en Valladolid
Valladolid es una ciudad históricamente muy rica. No hace falta que lo digamos en estas líneas que van a contar la historia de un edificio que se ubica en el Paseo Farnesio y que fue inaugurado en el año 1902, justo cuando el siglo XX, el siglo de las dos grandes Guerras Mundiales, acababa de empezar.
Les hablamos del cuartel Conde Ansúrez, inaugurado ese año por Alfonso XIII y que pasó por ser la sede del Regimiento Farnesio de Caballería. El creador, Sixto Soto propuso construir al lado otro edificio de Artillería que se llamase Isabel La Católica, pero finalmente recibió el nombre de General Monasterio cuando abrió sus puertas en 1953.
El nombre era el de un militar mallorquín que participó en el alzamiento nacional y que murió en 1952, este hecho impidió que adoptara el nombre de Isabel La Católica aunque los pucelanos lo bautizaron bajo el nombre de artillería, en unas construcciones que contaban con dormitorios y cuadras.
En marzo del año 2000, el cuartel de Artillería cerró sus puertas con un sencillo homenaje y poniendo así fin a casi un siglo de historia del regimiento Farnesio mientras que el cuartel de General Monasterio se trasladará a la base militar de El Empecinado en Santovenia de Pisuerga, municipio vallisoletano.
En el año 2003, dos empresas comprarán este suelo por 91 millones de euros y Urbanismo dará el visto bueno para la construcción de casi 900 pisos cuatro años más tarde pero cuando finalizaban los derribos el proyecto sería recurrido por los vecinos ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que rechazó el proyecto para construir estas viviendas.
El lugar se convirtió en objeto de saqueo y su conservación se fue deteriorando. Hasta la zona se desplazaban indigentes, toxicómanos y diversas personas y su interior, que se deja ver desde el Paseo Aro Ladrillo sin entrar ni siquiera en el recinto lejos está de ser lo que fue.
El edificio de quilates que vio pasar por él a grandes militares y los cuatro pabellones centrales que cobijan a las caballerizas del Regimiento Farnesio han sido testigos del saqueo que arrancó con el robo de las rejas que tapaban los ventanales de la fachada principal del Conde Ansúrez, las cubiertas y todo lo que había dentro del recinto.
Triste final para un edificio histórico en la capital del Pisuerga.