Virginia Cabrero, a todas las peluqueras zamoranas: "Todas a una, saldremos adelante"
En el zamorano barrio de Pinilla, en plena avenida Salamanca, abrió sus puertas hace ya cinco años Locos por el Pelo, una coqueta peluquería que llevó a la margen izquierda del Duero las últimas técnicas y tendencias y la maestría aprendida durante años en los mejores establecimientos de peluquería del centro de Zamora. Virginia Cabrero, experimentada profesional del sector, decidió emprender una aventura en solitario que solo ha cosechado éxito y horas de trabajo y esfuerzo bien invertidos, como lo atestiguan su creciente y satisfecha clientela.
Virginia Cabrero trabaja metódicamente, siempre con cita previa, los mejores productos y con una limpieza exquisita. La crisis del coronavirus sorprendió a su negocio, como al de todos los autónomos españoles, cuando parecía que los nubarrones de la crisis empezaban a alejarse definitivamente. Esta profesional zamorana decidió entonces extremar las medidas de precaución para seguir atendiendo a sus clientes, facilitando lavado de manos y planificación horaria aún más estricta para evitar la reunión de varias personas en su local.
Tras empeorar la situación, el presidente del Gobierno decretó la pasada noche del sábado el estado de alarma, y ahí el anuncio de permitir a las peluquerías seguir abiertas sorprendió no solo al ciudadano de a pie, también a las propias peluqueras y peluqueros. “Pensé: no he escuchado bien, se habrá equivocado…”, recuerda Virginia. Ella, que está a la última en las nuevas tecnologías, estaba grabando la comparecencia, y decidió revisar el momento en el que el presidente recitaba la relación de establecimientos comerciales que podían abrir durante los próximos 15 días. Pero enseguida, en el chat familiar le confirmaron que, efectivamente, las peluquerías formaban parte de esos servicios esenciales con ‘bula papal’ para abrir.
“Según iba pasando el tiempo, y reforzada por la reacción de mis compañeras del sector que, una a una iban anunciando el cierre pese a las medidas, yo también decidí cerrar, aún a riesgo de perder posibles ayudas que el Gobierno diera posteriormente”, asegura la estilista. “Que salga el sol por Antequera”. Y es que el trabajo en una peluquería deja poco margen para mantener las distancias de seguridad mínimas para evitar el contagio. “El sábado estuve trabajando, y haciendo las cejas a un cliente te das cuenta de que es imposible, estamos muy cerca”.
“Yo no tengo a nadie con movilidad reducida, el lavado de pelo se lo hacen las personas de ayuda a domicilio, eso es ayuda personal. Sí tengo algunas clientas que no pueden levantar los brazos, pero no vienen a lavarse el pelo, sino como el resto del mundo, a cortar, a teñir... Puntualmente sí tengo gente que entra porque se le ha roto un brazo, pero a peinar, no a lavar. Esas tareas las hace personal de ayuda a domicilio”, subraya.
Así pues, la rectificación de Sánchez ha caído como un bálsamo sobre el sector, que respira aliviado. “Me parece bien que haya tomado la decisión de cerrar. Y que salga el sol por donde tenga que salir, malo será. Igual que nuestros familiares hace años salieron del pozo, creo que todas a una todas las compañeras lo lograremos”. Y es que lo que no se le olvida a Virginia es que “tenemos que seguir pagando, como en todos los sectores, pero encima nosotros tenemos un IVA del 21%, y estamos sin facturar”. Aun así, Virginia Cabrero afronta este encierro con su habitual alegría y serenidad. “Soy muy optimista”, concluye antes de despedirse y emplazarnos a contemplar juntos el renacer de Zamora cuando acabe la pesadilla. Recogemos el guante, Virginia, allí estaremos para contarlo.