El cierre de la hostelería golpea a la IGP Lechazo de Castilla y León
Las fiestas navideñas se encuentran a la vuelta de la esquina y aunque este año se prevén que sean diferentes y menos multitudinarias, el lechazo seguirá siendo uno de los protagonistas de las mesas en las celebraciones familiares. Atrás queda un año complicado en el que el cierre de la hostelería, tanto en la primera ola como en esta segunda, ha sido el principal lastre para la IGP Lechazo de Castilla y León que se verá afectada pero prevé que “poco” aunque sí vaticina un descenso de entre el cinco y el siete por ciento en el número de animales certificados.
A falta de todavía 20 días para la finalización de este 2020, no se pueden dar cifras definitivas relativas a la producción de este año pero sí parece que la tendencia será la de la confirmación de esa “merma” debido a que los restaurantes constituyen “una vía de salida importante y el sector está como está”, reconoce en declaraciones a Ical la directora técnica de la IGP Lechazo de Castilla y León, Beatriz Sánchez.
“La producción de la IGP no pretende inundar el mercado, sino satisfacer la demanda de un producto como éste” y aunque sea “poco” sí que se prevé “una disminución este año”. A lo largo de todo el año pasado se sacrificaron 292.000 lechazos, de los que 221.000 fueron calificados, unas cifras parecidas a las que se esperan este año aunque “un poco menos”, apostilla.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondientes al pasado mes de septiembre, el número de cabezas de ovino sacrificadas en los nueve primeros meses del año en Castilla y León ascendió a 2.256.741, lo que supuso un descenso del 7,5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. La media mensual de sacrificios de esta especie fue de 250.749.
Con estos datos, Castilla y León sigue a la cabeza de producción de ganado ovino a nivel nacional y aglutina casi el 32,6 por ciento del total nacional, que hasta septiembre ascendía a casi siete millones de sacrificios, un 6,85 por ciento menos que un año antes. Esta tendencia a la baja se registra en casi todas las comunidades españolas, aunque las mayores caídas se dan en Extremadura, con un 19,3 por ciento menos; la Rioja (17,2 por ciento) y Galicia (16 por ciento).
Esta reducción que ya se apreciaba en septiembre parece que se mantendrá hasta finales de año, según los datos que maneja la IGP. Buena parte de la culpa la tiene la escasa actividad que este año ha tenido el sector hostelero, aunque la concienciación que ha adquirido la ciudadanía con los productos de proximidad puede ser también un punto a favor para incrementar el consumo del lechazo de calidad. “En estas fechas la gente se contiene menos y eso es un punto de salida también para ese producto”, añade la directora técnica de la IGP Lechazo de Castilla y León.
La limitación de movimientos y de circulación que en los últimos meses ha sido una de las tónicas generadas por la pandemia, ha llevado a los ciudadanos a apostar por los productos de proximidad y a anteponer la calidad del producto, algo que en muchos casos no siempre había prevalecido hasta el momento. En este año “incierto” desde la IGP se confía en que la gente “reconozca el lechazo, que tenga en cuenta que es un producto típico de Navidad”.
“La gente se ha concienciado de las circunstancias que vivimos, que se trata de productos que pasan muchos controles y tienen un etiquetado que da seguridad de garantía, trazabilidad y demás”, recuerda Beatriz Sánchez. Ya durante el confinamiento en el primer estado de alarma entre los meses de marzo y junio que apreció, en especial a través de la venta ‘online’, que “la gente busca más lo que compra”, algo que se espera incrementar también con las campañas que la IGP ha lanzado en las últimas semanas.
“La calidad es la que sobrevive en épocas de crisis”, se felicita Beatriz Sánchez, quien estima que la ciudadanía ya conoce la vitola de la IGP y es conocedora de los controles que hay que superar y la calidad que exige en su producto, además de que “la gente cada vez se fija más en el etiquetado”. Esta calidad viene respaldada por “cambios más o menos pequeños” respecto a otros ejercicios y en 2020 la marca de garantía cuenta con 797 ganaderos, 57 operadores comerciales y una cabaña de 441.000 madres.
Problema de precios
Como ocurre en la mayoría de los casos del sector primario, el precio es uno de los grandes caballos de batalla a los que tiene que hacer frente el sector, y el lechazo no es ajeno a ello. “Si antes estaba mal, ahora los ganaderos….” lamenta la directora técnica de la IGP del Lechazo de Castilla y León, quien asegura que “siempre hay poco margen de ganancia”.
Aunque se prevé que pueda “bajar un poco”, Beatriz Sánchez advierte de que “llega un momento que no se puede bajar más”. Además, aclara que la diferencia entre un lechazo de IGP y otro que no lo es “no es tanta” en cuanto al precio y sí mucho mayor en cuanto a la calidad y las garantías que ofrece.
“La gente que entiende dice que se nota cuando se come un lechazo de IGP porque se digiere mejor y no repite” algo que sí que ocurre con el resto. Aunque los certificados “valen un poco más”, Sánchez recuerda que es porque el proceso que hay detrás es muy grande, con controles “tremendos” y además “cuesta criarlos” aunque “por poco dinero más, se tiene un producto de mucha más calidad”, insiste.
Pero como ocurre siempre, el precio en el punto de venta está muy por encima del que perciben los productores, una situación que resulta “desmotivante” para los ganaderos. Ante esta situación, Sánchez expresó su deseo de que “los intermediarios se conciencien de que el ganadero se va a perder si no recibe precio” por lo que llamó a “luchar” por un buen precio porque “eso es bueno para todos”, concluye.