El Airsoft, la recreación bélica que suma adeptos en Castilla y León
David Herrero
Una actividad lúdico-deportiva que consiste en simular enfrentamientos bélicos actuales. El Airsoft, que no Paintball, es un juego de equipo en donde dos o más bandos se enfrentan para conseguir determinados objetivos, como capturar una bandera o desactivar una bomba simulada. Se trata de una práctica con tirón creciente en Valladolid y Palencia, además de en otras provincias como Burgos, León y Salamanca. Suele ser al aire libre y se enmarca como segura en la actual situación.
Diego Crespo, el presidente de Lobos de Castilla, un equipo de la Comunidad, explica a Ical que se trata como de "jugar a los llamados ‘shooter’ de videoconsolas, pero en la vida real”. Precisa que es diferente al Paintball, tanto en la estética de las marcadoras, que en este caso “son réplicas perfectas de armas reales”, como en la munición, al usar bolitas de seis milímetros y de un peso que oscila entre 0,20 y 0,40 gramos biodegradables.
La situación en torno a esta actividad ha cambiado mucho y para bien en los últimos años, con un crecimiento al alza con más jugadores. "Pero por desgracia, hoy por hoy el movimiento en Castilla y León lo generamos unas pocas asociaciones y equipos parecidas a la nuestra”, relata.
Lobos de Castilla está formado por 29 socios y 30 presocios, conjugando una comunidad de casi 60 personas provenientes de diversas zonas de la Comunidad. Todo ello con el objetivo de “divulgar la práctica, así como hacer deporte y pasarlo bien”, de la mano de la organización de partidas periódicas para fomentar este hobby.
Reglas y material
Explica que las reglas “son bastante sencillas”. “Si una bola impacta en un jugador se da por eliminado y debe retirarse del juego y reiniciar desde el ‘respawn’ o la zona de vida”. Al estar eliminado, basta con levantar el arma o la mano con un pañuelo rojo. En función del entorno y el tipo de partida, la organización podrá poner unas u otras reglas, tales como que un jugador sea sanitario y cure a los eliminados, por ejemplo.
En cuanto a los roles, subraya que existen cuatro, en función de la marcadora o replica empleada. Desde fusilero a francotirador pasando por ametrallador y tirador designado. Cada rol “lleva un tipo de marcadora con una potencia máxima y una distancia de seguridad mínima desde la que disparar”.
Para asistir a una partida de Airsoft es primordial poseer unas gafas de seguridad homologadas, ya que “el único riesgo importante son los ojos”. Como es lógico, es necesario tener una marcadora, cuyos precios pueden variar desde los 50 hasta los 500 euros, en función de sus capacidades y características.
Además, cada réplica debe contar con una licencia de armas de cuarta categoría, como ocurre con las carabinas de balines, que se tramita con cada ayuntamiento y la Policía Local o Guardia Civil. En cuanto a la indumentaria, se puede llevar todo el material que se considere necesario para el disfrute del juego. “He visto jugadores con simplemente lo básico y a otros cuyo equipo, tanto en prestaciones y características, difiere muy poco de la dotación de un soldado real”.
Crespo traslada que hay muchas variantes y aficiones dentro del propio hobby. Entre todos los asistentes a las partidas se encuentran aquellos que “únicamente van a jugar con lo justo, pero también aquellos otros que imitan un tipo de soldado concreto o una unidad y que investiga y bucea en internet para encontrar piezas, prendas o parches del equipo real”.
También hay personas aficionadas a desmontar sus marcadoras para ser mejoradas con piezas de mayor calidad y conseguir así el rendimiento deseado. Aun así, aclara que lo habitual es que se encarguen tiendas especializadas, como ocurre con Vsgun, ubicada en la localidad vallisoletana de Laguna de Duero.
Campos de juego
Asegura que “hoy por hoy, y debido a la situación actual, no existen grandes partidas a las que acudir. Ni siquiera espacios privados, los llamados campos-negocio que en la Comunidad son más bien escasos”. Por ello, existen pequeñas partidas exclusivas a las que se accede casi por invitación de los organizadores, puntualiza.
En ese sentido, comenta que todos aquellos interesados de Valladolid, Palencia o Burgos pueden contar con ellos para probar o practicar esta actividad, contactando por redes sociales. Y es que existen ocho entidades en la Comunidad que organizan partidas periódicamente, por lo menos antes de la pandemia.
“Actualmente, nosotros somos de los pocos que resistimos, gracias a nuestro alto número de socios, por lo que podemos permitirnos realizar pequeñas partidas y sobrevivir”.
En cuanto a tipos de partidas, Diego Crespo señala que hay que distinguir varios tipos y entornos de juego. En primer lugar, las “domingueras”, con partidas sencillas con pocos objetivos; las guionizadas, con un esquema más elaborado; o las ‘Milsim’, donde se recrea hasta el más mínimo detalle de un conflicto en particular. Además, según el lugar, se pueden diferenciar aquellas de campo abierto o las de entornos cerrados y edificaciones, también denominadas como ‘CQB’, resume.
Ante la pregunta de retos y proyectos futuros, relata a Ical que todo dependerá de la evolución de la pandemia. Anuncia que están centrados en preparar un terreno alquilado para ser usado de campo de juego. “Es un proyecto ambicioso y que requiere mucho trabajo, pero poco a poco va tomando forma”.
Añade que también tienen en mente, junto a otras asociaciones del entorno, crear una agrupación de equipos o federación autonómica para la primera mitad del 2021. Por último, si las restricciones lo permiten, hay proyectadas un par de partidas benéficas con gran afluencia de jugadores para la segunda mitad de año próximo, asevera.