Así es la residencia de Castilla y León que recibirá las primeras vacunas contra el coronavirus
A la residencia Santa Eugenia de Cevico de la Torre (Palencia), perteneciente a la Fundación Pedro Monedero, le “ha tocado la lotería” y ya tiene preparado el dispositivo para vacunar mañana a 122 personas contra el COVID-19, los primeros de Castilla y León. Son 82 residentes y 40 trabajadores, de un centro que ha tenido cero casos positivos desde el inicio de la pandemia. Así lo aseguró en declaraciones a Ical la supervisora del centro, Mari Bilbao Calleja, quien indicó que en el sorteo de Navidad no fueron afortunados, pero ese mismo día 22 de diciembre se sintieron como que les hubiera tocado el Gordo, cuando les comunicaron que serán los primeros en recibir la vacuna frente al coronavirus.
Bilbao explicó que las vacunaciones se realizarán en la capilla de la residencia, por la que se accede a través de un gran hall desde la puerta de entrada y sin necesidad de pasar para ello al resto de instalaciones del centro asistencial. Está previsto que los primeros sanitarios accedan a las 11 horas con los equipos informáticos, y media hora después el Equipo COVID inicie la administración. Se estima un tiempo de unos diez minutos por persona. “Hay que pensar en que irá todo bien. O te vacunas o te mueres”, espetó la supervisora, quien citó las palabras de Áurelo López, uno de los ancianos más animados para ponerse la vacuna: “Todos a una”.
Lamenta que la Junta no vacune, de momento, a los trabajadores que se encuentran de baja y destaca que, para dar ejemplo, ella misma será la primera de todos. “Confío plenamente en la vacuna y la quiero desde el 12 de marzo”, sostuvo. Fue en ese fecha, precisamente, cuando el centro cerró a cal y canto para los familiares. “Hubo gente que se enfadó, pero luego nos lo agradecieron”, recordó Bilbao, quien se quedó ella sola con los usuarios durante 50 días, cerrados. “Como no sabíamos cómo era esto, pues decidimos hacerlo así. El resultado fue cero casos”.
Independientemente, la residencia siempre utilizó epis desde el primer día y condicionó la vida de los residentes, dado que se vieron privados de dar un paseo o tomar un café fuera. “Desde entonces ya no lo han hecho. Era como estar en la cárcel pero sin haber cometido ningún delito, porque nadie ha hecho vida desde marzo”, comenta la supervisora, quien reiteró los cuidados que se han llevado a cabo por parte de toda la comunidad de la residencia para evitar la entrada del COVID. “Incluso nos hemos quedado sin vacaciones; y todo te pasa factura”, expresó Bilbao, quien, admite que “muchas residencias lo habrán hecho mal, pero no todas”, por lo que reprochó la imagen creada en el sector “por la mala praxis” de algunos centros, cuando el “gremio se ha dejado la piel y no ha tenido culpa”.